Mucho se juega el mercado del crudo ahora que la situación de seguridad en Irak ha dado un brusco giro a peor con grupos ligados a Al Qaeda controlando partes de Mosul, la segunda ciudad más grande del país. La gran pregunta para esta industria, señalan los expertos de Barclays, es “si los extremistas buscarán aumentar sus ataques del oleoducto de Kirkuk-Ceyhan a otras infraestructuras”.

Recuerda la firma que según la ONU, 8.868 personas murieron en ataques en 2013, convirtiendo al pasado ejercicio en el más violento desde el final de la guerra en 2008. El derramamiento de sangre ha continuado en 2014, y el Iraq Body Count estima que han fallecido más de 3.000 personas en 2014. Además, añade: “El conflicto sirio ha empeorado la situación de seguridad en Iraq (…) y los principales expertos iraquíes señalan que las propias políticas de represión del primer ministro han permitido que los grupos extremistas ganen apoyos”.

Así las cosas, Barclays destaca que con la situación actual en Libia e Irán, “el petróleo iraquí es un factor importante factor de oscilación. Su infraestructura energética en el norte del país ha sido blanco de los ataques insurgentes: el oleoducto de Kirkuk-Ceyhan, con una capacidad de 600 kb/d, bombardeado repetidamente por los extremistas. La situación de seguridad está frustrando los esfuerzos de reparación (…) y sin un final inmediato a la vista para la violencia en el norte, no esperamos que esté operativo de forma sostenida en el largo plazo”. La falta de exportaciones desde estas instalaciones ha reducido los ingresos del presupuesto del país en un 10%.

Recordemos que durante la última reunión de la OPEC, Iraq anunció sus planes de incrementar su producción en un 30% durante 2014, hasta los 4 millones de barriles diarios. De momento, no ha cumplido con su compromiso, pues desde febrero se ha contraído un 8%.

S.C.