Cuando en 2010 el Banco Central de Brasil (BCB) estudió por primera vez el impacto del Mundial de 2014 en la economía del país situó su previsión en un 7,5%. Un año más tarde, ésta descendió hasta el 2,7% y así hasta llegar al 0,9% que se mantiene desde 2012. Desde el Gobierno apuntaban a un crecimiento del 2,5% para 2013 y en 2014, ya con el “balón” del Mundial rodando llegaría a un 4%.

Desde el Banco Central apuntan que “la actividad tiende a retomar la trayectoria de expansión, favorecida, entre otros, por las perspectivas de mayor dinamismo de la economía global, y en el ámbito nacional, por una absorción que continúa siendo influenciada positivamente por la evolución benigna del mercado de trabajo y por los efectos de los programas de concesión de servicios públicos”.

Por sectores, el país estaría económicamente impulsado por la actividad agropecuaria con una producción que llegaría al 7,3% aunque en septiembre se calculó un lejano 10,5%.

Uno de los temas que más preocupa a la sociedad brasileña es el rápido crecimiento de los precios desde que se designó Brasil como sede oficial para el Mundial de 2014. La proyección para la inflación de 2014 cayó del 5,7% al 5,6%. Aunque las continuas manifestaciones que se están desarrollando con más fuerza desde el día 12 de junio, fecha en la que empezó el Mundial, siguen mostrando la disconformidad de la población, éstas se llevan sucediendo varios años. Un total de 200.000 personas por todo el país se ponían al frente de manifestaciones para que la subida de 20 céntimos que el Gobierno brasileño dictaminó el año pasado.

Con un salario mínimo que se mantiene en 232 euros hace que el valor del billete de autobús (en poco más de un euro) sea insostenible para los ciudadanos de Sao Paulo, que han visto como a lo largo de todo este tiempo se ha incrementado en 6,67%.

Por otro lado, a la presidenta del país, Dilma Rousseff, su población le reprocha que la gestión del dinero invertido para los Juegos Olímpicos de 2016 que se celebrarán en Río de Janeiro. Gran parte del mismo para los estadios que han tenido que construir en vez de gastar el dinero en salud y educación como piden miles de brasileños.

Los ciudadanos no están solos, el Comité de Perjudicados por la Copa 2014 denuncia las irregularidades en las obras de los estadios e infraestructuras en general, con sobreprecios, falta de respeto al código ambiental y desalojos forzosos de familias sin una debida reubicación.

J.S.