Los analistas de Santander Private Banking analizan los problemas fiscales a los que se enfrenta el Gobierno de Estados Unidos.

“El factor que nos hace ser relativamente optimistas respecto a la posibilidad de que se alcance un acuerdo es el amargo recuerdo que tienen los Republicanos del apagón que se produjo en 1996, con la Administración Clinton. Así, en las elecciones legislativas de 1996, los Demócratas arrasaron, en buena medida fruto de que la percepción del público estadounidense era que la responsabilidad de lo ocurrido radicaba en el bando republicano.

En este sentido, en noviembre de 2014 se celebrarán elecciones legislativas, donde quien más tiene que perder es el partido Republicano (se renueva la totalidad de la Cámara Baja y un tercio del Senado). No obstante, si esta situación se prolonga, pueden llegar a convivir el problema presupuestario con la cuestión de la ampliación del techo de la deuda.

Así, aunque oficialmente el Tesoro se quedaría sin capacidad para emitir bonos a partir de mediados de octubre, mediante ingeniería financiera podría aplazar la fecha límite hasta el 1 de noviembre. Conforme vamos acercándonos a esa fecha sin que haya habido alguna resolución por parte del Congreso, el riesgo de impago de EEUU con sus acreedores se irá incrementando”, afirman.

“En este sentido, la percepción del mercado respecto a la cuestión fiscal estadounidense se deterioraría de manera significativa y acelerada. Basta recordar el comportamiento de los activos de riesgo durante el episodio del verano de 2011, cuando EEUU perdió por primera vez la máxima calificación crediticia, aun habiéndose alcanzado un acuerdo sobre la bocina. Pero, somos optimistas respecto al alcance de acuerdo sobre la ampliación del techo de la deuda, ningún partido político quiere ser responsable del primer default de EEUU en toda su historia”, concluyen.

C.P.O.