Han pasado trece años desde los ataques terroristas del 11-S en Nueva York, que cerraron la bolsa durante cuatro días, a los que siguió una caída del 12% en la semana posterior. Desde entonces, el mercado ha doblado su volumen, pero eso no significa que hayan desaparecido las amenazas que pueden hacer que vuelva a caer.
La economía de Estados Unidos, su sistema financiero y Wall Street se enfrentan a una nueva amenaza de oriente próximo con el auge del grupo yihadista Estado Islámico de Irak y Siria, conocido también como ISIS. Cualquier movimiento inesperado en este terreno podría afectar al mercado y provocar una caída brusca.
El 11 de septiembre de 2001 “fue algo que nadie vio venir”, explicar Lawrence Creatura, vicepresidente de Federal Investors, en declaraciones a USA Today. “De pronto, la gente no sabía si las compañías en las que habían invertido iban a ganar más. Había miedo económico, y esa incertidumbre hizo que las acciones cayeran inmediatamente”.
En cuanto a si un futuro ataque en suelo estadounidense podría repetir los efectos del 11-S en los mercados, Creatura ve “muy improbable” que tenga el mismo impacto. En este sentido, considera que “el mercado está mucho más preparado” y que los inversores saben “cuáles son los impactos económicos”. “Una parte de esos miedos están ahora en los precios de las acciones. Los inversores entienden que es un mundo menos seguro”.
Asimismo, considera que ISIS es una amenaza para los mercados. “Es un nuevo tipo de amenaza” en el que las personas que lo representan “tienen pasaportes estadounidenses y británicos”. “Eso significa que las fronteras son porosas”, valora Creatura. Esta amenaza trae asociado un terror económico. “Después del impacto matemático en el mercado, el daño también se extiende al impacto psicológico”, explica, dado que “los precios de las acciones están condicionados por los sentimientos”.