A mediados del primer trimestre del año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) mejoró sus previsiones de crecimiento para la economía mundial al 6% en 2021, cinco décimas más que lo estimado en enero, gracias al impulso de EEUU y China. El organismo considera, a la espera de que se conozca la próxima actualización de sus perspectivas, que la primera economía del mundo, por ahora EEUU, se expanda un 6,4% al cierre de este ejercicio. Para su rival en tablero geopolítico, China por si hace falta dar más señas, considera un crecimiento del 8,4%. A finales de mayo llegó el turno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE); el organismo elevó sus previsiones de crecimiento mundial para 2021 al 5,8%, dos décimas por encima de las estimaciones publicadas en marzo. Pero no solo las principales organizaciones económicas internacionales se muestran optimistas con el devenir mundial. También lo hacen la mayoría de gestoras. Por ejemplo, en Schroders han elevado su previsión de crecimiento mundial este año, especialmente en Estados Unidos, Reino Unido y la eurozona. Esperan que la economía mundial crezca un 5,9% en 2021, antes un 5,3%, debido “al éxito de la implantación de las vacunas, el apoyo político y la capacidad de adaptación de muchas empresas para operar con importantes restricciones”.

Los principales bancos centrales también mejoran sus estimaciones en sus reuniones de junio. Como ejemplo, el Banco Central Europeo (BCE) elevó sus previsiones de crecimiento del PIB en la zona euro, situándolo en el 4,6%, frente al 4% de marzo. Su estimación de IPC subió en cuatro décimas, hasta el 1,9%. “Somos más optimistas en las perspectivas económicas que hace tres meses”, indicó su presidenta, Christine Lagarde. La Reserva Federal (Fed) también se mostró, en su última reunión, más optimista con el progreso de la economía estadounidense y, aunque su presidente, Jerome Powell, consideró que superar la crisis llevará todavía unos meses, la institución elevó sus previsiones de crecimiento para este ejercicio al 7%, cinco décimas más que en marzo. “Aunque alcanzar el estándar de progreso sustancial adicional aún está lejos, los participantes esperan que la mejora continúe. Las presiones inflacionistas son transitorias”, afirmó Powell en rueda de prensa. La inflación parece que seguirá siendo el quid de la inversión en el segundo semestre de 2021.

Volviendo a las previsiones macro, a la vez que la OCDE mejoraba sus estimaciones de crecimiento, advertía de que la recuperación económica tras el coronavirus es frágil y desigual: prevé un crecimiento del 8,5% en China y del 6,8% en EEUU, dos países que ya han vuelto a niveles prepandemia, pero solo el 2,6% en Japón y el 3,3% en Alemania. Por su parte, España debería registrar un crecimiento del 5,9% en 2021. En América Latina, la OCDE estima que Brasil crecerá un 3,7%; México, un 5%; Argentina, un 6,1%; Chile, un 6,7%, y Colombia, un 7,6%. Pablo Gil, estratega de mercados de XTB, subraya que habrá diferencias en el ritmo de crecimiento de los países desarrollados y emergentes, al no tener la misma capacidad de lucha contra la pandemia. Divergencias que se dan también entre los países con mayor capacidad económica. Por ese retraso en la recuperación “probablemente la economía europea va a vivir una segunda parte de 2021 muy buena. Mientras que por la parte de EEUU y de China lo que vamos a ver es una normalización de las tasas de crecimiento”, considera Gil.

Pero no solo de bancos centrales han vivido los mercados en los primeros seis meses del año, también lo han hecho de las políticas fiscales aprobadas por los diferentes ejecutivos. “Es probable que los gobiernos se muestren reacios a retirar los apoyos a la economía, lo que se traducirá en una abundancia de liquidez, que suele ser positiva para los mercados de renta variable”, afirma Giles Seurat, gestor de multiactivos de La Francaise AM. En el caso de las medidas aprobadas por la Administración Biden al otro lado del Atlántico, Kevin Thozet, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac, subraya que “en un contexto de sólido crecimiento económico y reapertura, existe el riesgo de que la economía de EEUU se sobrecaliente al verse aún más estimulada por unas contundentes políticas presupuestarias”.  En cuanto a los planes de recuperación pospandemia en el viejo continente, el mismo experto considera que “la intención de que los programas del fondo de recuperación europeo se centren en la mejora de las infraestructuras, el desarrollo de nuevos sectores y la mejora de la eficiencia energética y la digitalización brinda unas perspectivas halagüeñas, en especial habida cuenta de que los desembolsos de fondos están en cierto modo supeditados a la realización de reformas estructurales, lo que impulsa su repercusión económica y sus perspectivas de cara al futuro”.

Presiones inflacionistas. ¿Transitorias?

Con el IPC en el 5% interanual en EEUU y en el 2% en la eurozona, los mercados parecen aceptar la versión de que la inflación es más bien transitoria. A pesar de ello, dice Laurent Denize, global CIO de ODDO BHF AM, “incluso para el escenario optimista de la Fed, los rendimientos reales al 0,8% son demasiado bajos para la fase del ciclo”. Darrell Spence, economista de Capital Group, explica que en el caso de EEUU el incremento de la inflación no se debe a al impulso de la demanda laboral, sino “a la reapertura de la economía y a los cuellos de botella de la oferta, que son más temporales”, por lo que, “aunque deberíamos seguir viendo la volatilidad de la inflación”, espera que “vuelva a los niveles prepandémicos con el tiempo”. Así, la preocupación por la inflación y la subida de tipos podría ser exagerada. “Sí, estamos experimentando un pico de inflación a corto plazo, pero es probable que sea temporal”, añade. Keith Wade, economista jefe de Schroders, incide en que, aunque los niveles de inflación serán transitorios, “en EEUU obligarán a la Fed a reducir las compras de activos en su reunión de diciembre”. Por el contrario, el escenario de menor repunte de los precios en Europa no obligará al BCE a cambiar su trayectoria política. 

De hecho, el consejo de Gobierno del BCE decidió dejar sin cambios su política monetaria en la reunión de junio. Desde marzo el ritmo mensual del programa de compras de emergencia para la pandemia (PEPP) es de 80.000 millones de euros. Con una duración prevista hasta al menos marzo de 2022, ya ha consumido un billón de los 1,85 billones de los que está dotado. En su última cita, la institución insistió en la continuidad de las compras mensuales por 20.000 millones de euros de su programa de deuda soberana, previo a la pandemia. Los tipos de referencia continúan el 0% y la facilidad de depósito en el -0,5%.  “En la zona euro consideramos que lo más probable es que el BCE se abstenga de dar una indicación clara sobre el cambio en la magnitud de las compras del PEPP para el tercer trimestre. Si bien es posible que quiera reducir las compras, es probable que se abstenga de declararlo y que, en cambio, haga hincapié en su flexibilidad y en el hecho de que hasta ahora ha conseguido mantener unas condiciones financieras favorables”, explica Martin Wolburg, senior economist de Generali Insurance AM, donde esperan que la comunicación se centre en el tercer trimestre y que se conozcan indicadores sobre la política pospandémica como muy pronto en la reunión de septiembre.

Por su parte, el Comité de Mercado Abierto de la Fed (el FOMC) acordó mantener sin cambios las medidas de estímulo monetario. Aunque la mejora de la economía y el repunte de la inflación es significativa, los tipos permanecerán en la horquilla del 0/0,25% hasta 2023. Será ese año cuando el banco central proceda a subir tipos dos veces, según la foto fija que supone el famoso diagrama de puntos de la institución. Hace tres meses, los miembros con derecho a voto esperaban ejecutar el primer alza como pronto en 2024. Al menos “hasta que se produzcan avances sustanciales hacia los objetivos de máximo empleo y estabilidad de precios” mantienen también sin cambios el ritmo de compra de activos, que continuará siendo de 120.0000 millones de dólares al mes. “Teniendo en cuenta nuestro escenario macro, esperamos que la subida de tipos se trate en la conferencia de Jackson Hole en agosto, que haya un anuncio formal en otoño y que empiece a poner en marcha en el primer trimestre de 2022”, dice Paolo Zanghieri, senior economist de Generali Insurance AM.

En un momento en el que todas las preguntas se centran en el endurecimiento de la política monetaria por parte de los principales bancos centrales, “China será una excepción, ya que no aplicó ninguna medida extraordinaria durante la crisis” hace hincapié Benjamin Melman, global CIO de Edmond de Rothschild Asset Management. “El mercado chino no se ha beneficiado de la avalancha de liquidez de este año; tampoco sufrirá su agotamiento y, por tanto, puede marcar la diferencia en los próximos meses”, a pesar de que “no participa actualmente en la aceleración de la actividad mundial”, afirma.

Pese a los temores del mercado, especialmente en cuanto a su influencia en las políticas de los bancos centrales, el aumento de la inflación podría ser una simple señal positiva de un fuerte crecimiento económico. En opinión de Matthew Benkendorf, CIO de Quality Growth, boutique de Vontobel AM, “debería permitir un entorno de precios más saludable en general para los activos de riesgo” y añade que “en el caso de la renta variable, algunos sectores, como la energía, los materiales básicos o los productos de consumo básico, pueden beneficiarse inicialmente en mayor medida de la subida de los tipos”. Según Roman Kostal, gestor de fondos en MainFirst Asset Management, pese a que la Fed ignore durante más tiempo un aumento real de la inflación, manteniendo las políticas monetarias acomodaticias, la inclinación de la curva de tipos de EEUU se hará más pronunciada, lo que “supone una grave amenaza de refinanciación para el mundo en desarrollo”, ya que muchos de estos países siguen apoyando a los mercados internos con políticas monetarias expansivas en medio de un lento ritmo de vacunación. “Esto provoca una devaluación de las monedas locales, que puede resultar muy peligrosa en un entorno de subida de los tipos de interés estadounidenses”, indica.

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