La reacción de los mercados fue rápida y la divisa británica se depreció con fuerza. La economía británica muestra un déficit por cuenta corriente muy considerable, de alrededor de un 5,0% del PIB. ¿Podrá compensarse este movimiento con el descenso de la libra? No es tan probable.
El saldo por cuenta corriente se descompone en un déficit importante de la cuenta de bienes, alrededor del 6,0%-7,0% desde hace casi diez años, un excedente creciente de la cuenta de servicios de alrededor del 4,0% y una cuenta de rentas deficitaria cerca del 5% del PIB.
La cuenta de rentas debería beneficiarse de la bajada de la divisa ya que gran parte del pasivo británico se valora en su divisa y el activo en divisas extranjeras. Sin embargo, es probable que más allá de la fase actual de aversión al riesgo, los tipos de interés aumenten en el Reino Unido, teniendo en cuenta el mayor riesgo inflacionista en particular. La degradación del país de dos escalones por S&P hasta AA menciona precisamente una degradación de las condiciones de financiación externa.
En cuanto a la cuenta de servicios, el excedente realizado en los servicios financieros vendidos en la Unión Europea representa cerca del 1,0% del PIB, sin embargo la salida de la unión podría minorar considerablemente la capacidad de los británicos para venderlos.
En la cuenta de bienes, el peso en el PIB de las exportaciones de bienes (15%) y el del sector manufacturero (10%) hacen que el impacto positivo en las exportaciones sea limitado con respecto al efecto en el déficit global.
Para concluir, el déficit por cuenta corriente británico, que ya es uno de los mayores de los países desarrollados, podría continuar siendo elevado, perjudicando de este modo la divisa y creando un riesgo para la economía británica.