A pesar de la desaceleración del crecimiento, los bancos centrales han seguido con el pie puesto en el acelerador de las subidas de tipos, con incrementos de tasas de 75 puntos básicos tanto en EEUU como en Europa y que no podrían acabar en la próxima reunión.” Durante al menos las dos últimas décadas, cada vez que la economía se desaceleraba más allá de un punto o los precios de los activos caían bruscamente, los inversores podían contar con una política monetaria. Ya no. Esta será la primera desaceleración económica en mucho tiempo en la que los bancos centrales seguirán endureciendo sus políticas hasta que se produzca un retroceso”, dice Ajay Rajadhyaksha, responsable global de estudios de Barclays.
En este contexto, hay pocas buenas opciones de asignación de activos. Pero si hubiera que elegir, en Barclays recomiendan sobreponderar renta fija de largo plazo por encima de la renta variable mundial global. Más si los Bancos Centrales mantienen su rumbo contra la inflación, independiente de lo malo que sea el crecimiento.
Cartera en dólares y mantener efectivo. Cautela con la renta variable
En la entidad aseguran que hay subsectores dentro de la renta variable que pueden hacerlo bien aunque , si se tuvieran que decantar por una geografía, esa sería Estados Unidos, que está mejor que otras regiones. Sus previsiones de crecimiento, aunque pobres, son mejores que las de Europa y China. Además creen que la inflación puede moderarse en 2023, hasta situarse por debajo del 3% el próximo año – frente al 6,3% que esperamos en Europa o el 5,5% de Reino Unido – y la FED está más avanzada que el BCE o el BoE. En definitiva, “EEUU tiene más posibilidades que otras economías desarrolladas de salir sin una recesión significativa por lo que los activos en dólares siguen siendo atractivos en términos relativos”.
Por último, por primera vez en mucho tiempo, recomiendan mantener una parte de la cartera en efectivo. “Los tipos de interés a corto plazo ya no son prohibitivos, a diferencia de cuando los tipos de interés cero obligaban a los inversores a asumir más riesgo”.
Desde Barclays mantienen su postura de cautela en la renta variable a pesar de que las valoraciones son más razonables. El PER del S&P 500 se ha corregido desde un máximo posterior a la pandemia de alrededor de 22,5 hasta 17-18 veces. Los múltiplos en Europa también se han comprimido (de 13,6x para los valores en euros a finales de 2021 a 12x, y de 11,9x para el FTSE a 10). En su opinión, “la mayor parte de la desvalorización en Europa ya se ha producido. Vemos margen para una mayor compresión de la valoración en EE.UU. si la inflación sigue sorprendiendo al alza o si el crecimiento es decepcionante”.
Sin embargo, esto no supone una luz verde para los inversores. Durante siete trimestres, tras el impacto inicial de la pandemia en el primer trimestre de 2020, los inversores subestimaron la magnitud de la recuperación de los beneficios. Incluso después de sucesivos trimestres de sorpresas al alza, los mercados tardaron en recalibrar las expectativas de beneficios más altas. “En nuestra opinión, este ciclo de sorpresas en los beneficios y su posterior recuperación fue uno de los principales motores del enorme repunte de la renta variable a partir del tercer trimestre de 2020. Los beneficios se mantuvieron robustos en 2021, a pesar de las presiones de los precios, en parte porque los consumidores estaban llenos de dinero y las empresas podían cobrar precios mucho más altos”.
El impulso fiscal ha pasado en gran medida, la reapertura de la COVID ha terminado, el endurecimiento monetario sin precedentes es ahora una realidad, y la rotación de bienes a servicios sigue en marcha. “Creemos que los inversores están ahora en el otro lado. No aprecian plenamente el riesgo a la baja de los beneficios empresariales en los próximos trimestres, lo que plantea riesgos a la baja para la renta variable, incluso con mejores valoraciones”.
Big Tech, tecnología, energía, sanidad….entre los sectores positivos
Las previsiones de consenso para el beneficio por acción de S&P en el ejercicio 2022 se sitúan ahora en 227 dólares. Han subido un 1,5% a lo largo del año, a pesar del empeoramiento del entorno macroeconómico, en gran parte debido a la energía. Aunque el consenso para el BPA del ejercicio 23, de 242 dólares se ha revisado a la baja, pero sigue reflejando las expectativas de un crecimiento saludable del BPA. En Barclays creen que el consenso está sobreestimando los beneficios del ejercicio 2022 en un 3-5% y los del 2023 en más de un 10%. La situación es peor para la renta variable europea. “Ahora esperamos que los beneficios caigan en 2023, un 5% para el FTSE 100 y un 10% para el Euro Stoxx/SXXE. En ambas zonas, nuestras previsiones vuelven a estar muy por debajo del consenso”.
A pesar de ello, hay algunos puntos positivos a nivel sectorial: son positivos en los sectores de Big tech (FANMAG) y tecnología (hardware y software)que han sufrido importantes revisiones a la baja y reducciones de valoración durante la venta del growth este año. En Europa, se inclinan por los sectores que sirvan de cobertura de la inflación o defensivos como la energía, la sanidad y los servicios públicos, y son negativos en el sector industrial, el inmobiliario y las telecomunicaciones,