Moncloa ha elevado los recursos destinados a su producción. Hasta 8.500 millones de euros en los próximos diez años, 1.500 de ellos, procedentes de los fondos europeos, en el próximo trienio. Con partidas consignadas a tal fin en el presupuesto que acaba de aprobarse, para 2021, en el que se contempla una dotación de 100 millones. Más de 60 empresas podrán optar a esta inyección estatal. Las cotizadas valoran sus proyectos de inversión en hidrógeno y la revisión estratégica del gobierno. 

La consigna de potenciar el hidrógeno verde ha calado en las estructuras corporativas españolas. Iberdrola, estandarte internacional de compañía renovable entre inversores y firmas consultoras de evaluación de negocios sectoriales, recuerda, dentro de los contenidos más destacados de su web oficial, que esta fuente energética “no es solamente el elemento químico que más abunda en la naturaleza, sino que la IEA, precisa que la demanda de hidrógeno para uso como carburante se ha triplicado desde 1975, hasta alcanzar los 70 millones de toneladas en 2018”. Es decir, que, lejos de ser una apuesta de futuro, resulta una auténtica realidad del mercado. La mayor firma hispana por capitalización bursátil -desplazó en verano a Inditex- enfatiza que es la única fuente de energía que sólo emite vapor de agua, sin dejar residuos en el aire, a diferencia del carbón o el petróleo. Y que, en pleno proceso de descarbonización, que no puede ser postpuesto por más tiempo, tendrá una substancial preeminencia en este cambio de paradigma. Sobre todo, si, como prevé el Consejo Mundial del Hidrógeno, sus costes de producción retrocederán un 50% para 2030. “Será, sin duda, uno de los combustibles del futuro”.

También Repsol parece abandonar con inusitada rapidez su negocio tradicional. Ya emitió su hoja de ruta en diciembre de 2019, cuando su consejero delegado, Josu Jon Imaz, realizó un road-show internacional en la que anuncio el objetivo de la multinacional de certificar emisiones cero en 2050 en todos sus productos, que tuvo un amplio eco en la prensa internacional. La major hispana dijo entonces que focalizaría su reto sobre el valor en vez de en el crecimiento productivo y revisaría la valoración de sus activos de crudo y gas en un mundo descarbonizado, lo que les supondrá un cargo en las cuentas de 4.800 millones de euros. Los gastos, aseguran en Repsol, serán redirigidos hacia la transición energética con inversiones en proyectos solares y eólicos que, de combinados, tendrán una capacidad de 1.600 mega watios, impulsando la cartera de renovables de la compañía hasta el 40%. “Estamos convencidos de que debemos ser más ambiciosos en los objetivos de lucha contra el cambio climático” afirma Josu Jon Imaz, su consejero delegado, porque “creemos que es ahora el momento de Repsol, en el que tenemos que demostrar toda nuestra confianza”. Un año después, la compañía avanza que deja el crudo en segundo plano y que prepara su salida de varios mercados estratégicos. Al término de este ejercicio, dará por finalizados once trabajos en curso, tanto de exploración de yacimientos como de prospección. Inversiones que han ido menguando. Desde los 1.800 millones destinados a tal fin en 2014, a los apenas 150 que contempla su recién revelado plan estratégico 2021-25. 

En el marco regulatorio y legislativo, el Gobierno ha diseñado un fondo, a instancias del Ministerio para la Transición Ecológica, llamado de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, que extrae del cálculo del recibo de la luz la cuota de renovables. Aprobado hace unas semanas en Consejo de Ministros, el mercado cifra en un 13% la reducción de la factura media por la supresión de estos costes fijos. Este fondo lo gestionará el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDEA), admite el ministerio, y supondrá, de facto, un nuevo modelo de cálculo del recibo. Para el sector privado y para hogares. Y se financiará con aportaciones de firmas suministradoras de energía, a los que se les considera sujetos fiscalmente obligados por tasas y gravámenes vinculados al cumplimiento de los requisitos regulatorios y de los ingresos por subastas de CO2. Mediante pagos trimestrales por sus ventas de energía. Con un periodo transitorio de cinco años hasta su plena instauración.

Las firmas cotizadas del sector energético han puesto al hidrógeno verde en sus puntos de mira y le han colgado el cartel de combustible estratégico en sus planes de inversión. Uno de los pilares de sus transformaciones hacia la neutralidad energética. Aunque vuelve a ser un objetivo que aún se encuentra en estado casi embrionario -si se compara con las ambiciones de liderazgo alemanas, dentro de Europa, y provenientes de otras latitudes, como Australia, China o Japón, en cuanto a proyectos en cartera o en curso y, sobre todo, respecto a inversiones tecnológicas para acometer el tránsito hacia una verdadera industria del hidrógeno verde. Quizás por la decidida estrategia de la canciller Merkel -inundada de fondos para invertir en este combustible limpio a corto y medio plazo- Moncloa ha virado su planteamiento de transición energética inicial, y ha desplegado 8.900 millones en colaboración público-privada hasta el año 2030. Esencialmente, dirigidos a innovación, la piedra angular de la estrategia hacia el hidrógeno limpio. Con 1.500 millones procedentes de los fondos europeos hasta 2023. Así como 100 millones de dotación específica en el presupuesto para 2021, de reciente aprobación. Más de 60 empresas han manifestado su interés en acceder a estos recursos, aunque también han dirigido reivindicaciones de mejora y modernización de la seguridad jurídica para sus inversiones. La maniobra gubernamental promete ser un acicate para compañías de mediana dimensión. Toda vez que Repsol , Iberdrola , Endesa , Naturgy , Enagas o Acciona llevan ya tiempo con proyectos concretos con el hidrógeno verde por bandera. 

Desde las patronales se incide en la conveniencia de una estrategia oficial y bien hilvanada, con recursos financieros suficientes para emprender esta transformación. La Asociación Española de Hidrógeno (AeH2) está convencida de que España podría ser líder en la generación de este vector de energía a partir de fuentes renovables. Desde AeH2 destacan que el hidrógeno permite integrar renovables a gran escala de manera eficiente, distribuir energía entre sectores y regiones y, así, descarbonizar los sectores intensivos en emisiones: transporte, industria, producción eléctrica y edificios. Además de estos beneficios -recalcan sus ejecutivos- el hidrógeno verde destaca por su capacidad de almacenamiento de energía a gran escala durante largos periodos de tiempo, lo que permite amortiguar los desajustes entre producción y consumo de energía. E insisten en que “en cualquier proceso de transición energética, el hidrógeno va a jugar un papel fundamental como conexión entre los diferentes activos, ya que cada vez es más necesario un vector que acomode a España a las nuevas formas de generación energética”. Es precisamente esta versatilidad la que lo va a convertir en un vector de conexión disruptivo, tanto en el sector eléctrico, como en esos otros sectores difusos. “Nos encontramos en un momento crítico, que a su vez supone una importante oportunidad para España. Motivo por el que debemos implantar soluciones cero-emisiones para limitar las consecuencias del cambio climático. Y en España contamos con capacidad suficiente de garantías de autoabastecimiento de hidrógeno renovable, capaz de generar riqueza local. Además de estar en disposición de conseguir ser exportadores a otros países, convirtiéndonos en el ‘hub’ del hidrógeno renovable hacia Europa. Misma declaración de intenciones de Australia y Alemania. En sintonía con los parámetros de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que fija para 2030 unas metas de reducción de las emisiones del 23% respecto a 1990, duplicando el porcentaje de renovales en el consumo final, hasta un 42% y de aumento de la presencia de energías limpias en el sistema eléctrico hasta el 74% con mejora de la eficiencia en un 39,5%. Y en plena revisión del patrón de crecimiento hacia la sostenibilidad y la digitalización, tal y como determina el Pacto Verde Europeo. 

En este contexto, varias de las empresas cotizadas de mayor relevancia cuentan a Estrategias de Inversión sus planteamientos sobre el hidrógeno y el resto de las energías renovables. 

Iberdrola. La descarbonización del planeta es uno de los objetivos que se han marcado países de todo el mundo. La neutralidad climática que exige el ‘Green Deal’ -acelerado a través del plan de recuperación europeo- pasa por encontrar un vector energético eficaz y libre de emisiones que permita descarbonizar sectores difíciles de electrificar, como la industria o el transporte pesado. El hidrógeno verde es una tecnología clave para descarbonizar aquellos procesos industriales más difíciles de electrificar, como la producción de fertilizantes o, más a futuro, el transporte pesado. Actualmente, dicen desde la compañía eléctrica, “hay mucho camino por delante e Iberdrola está preparada para liderarlo; creando, además, una cadena de valor que convierta a España en polo tecnológico e industrial de este nuevo sector”.

Los planes de la UE contemplan la instalación de 40 GW de electrolizadores verdes en la Unión para 2030, mientras que la meta que se ha fijado España está en 4 GW al final de la década. A través de su alianza con Fertiberia, que contempla la instalación de 800 MW hasta 2027, Iberdrola pondrá en marcha la capacidad equivalente al 20% de este objetivo nacional. De esta capacidad, los primeros megavatios estarán operativos en 2021, en la planta que la compañía de fertilizantes tiene en Puertollano.

Además -afirman fuentes de la multinacional- Iberdrola ha afianzado su apuesta por el hidrógeno verde con un doble compromiso: por un lado, ha creado una unidad de negocio específica para su impulso y, en paralelo, ha pasado a la acción para hacer de España un polo tecnológico e industrial de esta tecnología”, en referencia a su alianza con Fertiberia, con la proyección de 800 MW de hidrógeno verde y una inversión de 1.800 millones de euros en los próximos siete años.

Desde hace años, explican sobre la estrategia del Gobierno español, “se viene constatando que la apuesta por las renovables eléctricas, tanto fotovoltaica como eólica, es la respuesta adecuada a la descarbonización del sector eléctrico y que la aceleración de los objetivos climáticos a 2030 solo puede basarse en tecnologías maduras. Pero para conseguir en 2050 el reto de descarbonización plena se necesitan trabajar en tecnologías todavía en desarrollo que, a través de I+D, permitan además desarrollar localmente la tecnología y la industria necesaria. En este contexto, la ambición para hacer realidad la descarbonización en el sector industria se ha trasladado a los objetivos de la Comisión Europea, que ha lanzado su estrategia del hidrógeno verde con el objetivo de incorporar al sistema energético 40 gigavatios (GW) de electrolizadores a 2030 y que, en 2050, represente el 14% en el mix energético, frente a tu prácticamente nula aportación actual. Clima en el que se enmarca la creación, por parte del Gobierno de España, de la Hoja de Ruta del Hidrógeno verde con la que busca alcanzar 4 gigavatios (GW) en 2030. “Son planes ambiciosos, que pretenden poner a Europa a la vanguardia mundial en esta tecnología y que requieren empresas industriales dispuestas a afrontar la transformación de sus procesos de producción; proveedores de equipos preparados para producir a gran escala las infraestructuras para la electrólisis, con equipos cada vez más eficientes y competitivos; firmas con capacidad de inversión y de ejecución necesarias para generar y suministrar las cantidades precisas de energía verde; y las ayudas europeas para hacer de estos proyectos una realidad”, explican desde la multinacional. 

Iberdrola quiere situar a España y a Europa a la vanguardia mundial en esta tecnología, con la que se reducirá la dependencia energética y el consumo de combustibles fósiles y se revitalizarán las estructuras económica y social del país”. La alianza con Fertiberia, “avanza en el desarrollo de un ambicioso proyecto integral para hacer de España un líder industrial en el sector”. Porque se trata de un plan que equivale al 20% del objetivo nacional de hidrógeno verde que prevé el Gobierno en 2030 y lograría que alrededor del 25% del hidrógeno actualmente consumido en España no genere emisiones de CO2. Además de contribuir a la transformación de toda la cadena de valor, creando casi 4.000 empleos cualificados -2.000 de ellos ya en 2023-, a través de 500 proveedores locales. La iniciativa de innovación “arrancará con la puesta en marcha del primer y mayor complejo de hidrógeno verde para uso industrial de Europa hasta la fecha, que estará operativo en Puertollano (Ciudad Real) en apenas un año”. Planta que se sitúa en una ubicación privilegiada, en un polo industrial importante, donde se ubica el Centro Nacional del Hidrógeno que ha asesorado durante la génesis de esta iniciativa. 

“Pero la apuesta de Iberdrola va más allá”, porque la compañía -dicen en la firma- “ha alcanzado un acuerdo con el fabricante líder de electrolizadores en el mundo, Nel, para desarrollar un tipo de electrolizadores de gran tamaño y promover la cadena de valor de esta tecnología”. Para que se materialice el proyecto, Iberdrola junto a la empresa vasca Ingeteam, trabajarán también con el objetivo de convertirse en el primer fabricante de electrolizadores a gran escala en España. A este respecto, la firma que preside Ignacio Sánchez-Galán, “ha reforzado su apuesta por la innovación y la industrialización en sectores de nueva creación para responder a esta revolución energética y contribuir a la creación de oportunidades que conviertan a nuestro país en referente industrial de la transición energética”. Mediante el fomento, dentro de otra nueva iniciativa, su programa de start-ups Perseo, denominada Perseo Venture Builder, que invertirá 40 millones de euros en la creación de firmas industriales innovadoras que trabajen en nuevos ámbitos de la electrificación y en sectores de difícil descarbonización, como son la industria y el transporte pesado.


Repsol. Desde la multinacional que preside Antonio Brufau se recalca que son el mayor productor de hidrógeno en España y que su central operativa de Cartagena es la mayor planta de producción de esta energía de toda Europa. Además, también es el mayor consumidor de España, ya que usa el 72% de todo el hidrógeno que se genera, principalmente en sus centros industriales. Cuenta con una posición privilegiada y única al estar presente en toda la cadena de valor del hidrógeno: desde la generación renovable, hasta el almacenamiento, el consumo industrial y la distribución, así como directamente en sus usos finales; por ejemplo, como materia prima para crear combustibles sintéticos. Repsol estima que, una vez desplegadas todas sus posibles aplicaciones, el hidrógeno renovable y el de baja huella de carbono podrían representar entre el 10% y el 20% del consumo energético mundial. “Por su versatilidad, al hidrógeno que se genera con baja huella de carbono se le considera como uno de los vectores energéticos más versátiles y con mayor potencial”. Además de los usos industriales y en el ámbito de la movilidad, el hidrógeno juega un importante papel en el sistema eléctrico. Gracias a esta fuente, “es posible aprovechar al máximo la producción de energía renovable y almacenar el excedente que se produce cuando la oferta supera la demanda”. Se consigue transformando esa electricidad en hidrógeno, que puede ser utilizado más adelante como materia prima en la industria o combustible en sí mismo a través de pilas de combustible. Además, de este modo, se amortiguan los picos de oferta y demanda del sistema eléctrico, debido al carácter intermitente de la generación renovable.

Repsol -explican fuentes de la compañía- se encuentra plenamente alineada con la estrategia del Gobierno español sobre el hidrógeno y actualmente está impulsando, gracias a su conocimiento y a la posición de privilegio en la que se encuentra, diferentes opciones tecnológicas para generar de forma competitiva el hidrógeno de baja huella de carbono. En línea y sintonía con sus objetivos de descarbonización. Repsol considera la generación de hidrógeno renovable una palanca clave en sus objetivos de descarbonización, como así ha manifestado durante la reciente presentación de su nuevo Plan Estratégico 2021-2025. A través de su consejero delegado, Josu Jon Imaz, la firma ja anunciado inversiones de entre 2.200 y 2.900 millones de euros vinculadas a proyectos de cadena del hidrógeno en el periodo 2021-2026 para instalar una capacidad de unos 410 MW equivalentes. “Es absolutamente indispensable un marco regulatorio para la transición energética que permita la descarga de todos los costes de transporte y distribución de hidrógeno renovable de modo que los proyectos que ahora estamos poniendo en marcha sean una realidad” señaló, sin embargo, su consejero delegado, el pasado 19 de noviembre durante la jornada Hidrógeno renovable: una oportunidad para España organizada por el MITECO, el Ministerio de Transición Ecológica. De igual modo, el pasado noviembre, en su intervención en el Congreso de los Diputados, en el marco de la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Imaz declaró: “Tenemos que conseguir que la regulación favorezca la competitividad entre las tecnologías. Si le damos a alguien el monopolio de la descarbonización, lo que estamos consiguiendo es que pague el consumidor y las industrias consumidoras, y que esto afecte al empleo”. En este sentido, es necesario señalar la firme apuesta de Repsol por la industria, generadora de empleo estable, de calidad y bien remunerado, y por el desarrollo de tecnología, fuente de competitividad y productividad. Ambos, pilares fundamentales “sobre los que cimentar la recuperación de la economía y la modernización de nuestro país para superar los efectos devastadores de la crisis sanitaria que estamos padeciendo”. De los 18.300 millones de euros que Repsol invertirá el próximo lustro, destinará a proyectos en España el 42%, unos 7.700 millones de euros, lo que “demuestra la responsabilidad con el país, como empresa estratégica que suministra bienes y servicios esenciales”.

Repsol se convirtió, en diciembre de 2019, en la primera compañía de su sector en anunciar el ambicioso objetivo de ser cero emisiones netas en el año 2050 y acaba de presentar, a finales del noviembre, su nuevo Plan Estratégico 2021-2025, resaltan en la multinacional. En él, manifiesta una clara ambición por acelerar en la transición energética y, prueba de ello, establece nuevos y más ambiciosos objetivos de reducción de emisiones, con una disminución de la intensidad de carbono del 12% para 2025, del 25% para 2030 y del 50% para 2040; frente al 10%, 20% y 40%, respectivamente, fijados el 2 de diciembre de 2019. Las inversiones destinadas a iniciativas bajas en carbono ascienden a 5.500 millones de euros en el periodo 2021-2025 y basa su estrategia de descarbonización en sus fortalezas como proveedor de multienergía y en el empleo de todas las tecnologías para desarrollar procesos y productos con baja, nula o incluso negativa huella de carbono. Entre esas tecnologías se encuentran los procesos de generación de hidrógeno renovable que Repsol empleará como materia prima en sus procesos industriales, en movilidad, para generar combustibles de cero emisiones netas, como combustible (tanto industrial como doméstico) y como vector energético para almacenamiento.

Desde la major destacan cuatro botones de muestra vinculados específicamente a generación de hidrógeno de baja huella de carbono:

1.    Planta de combustibles sintéticos en el Bilbao. Repsol empleará la electrolisis del agua en una nueva planta demo de unos 10 MW equivalentes para generar hidrógeno renovable en una de las mayores plantas del mundo de combustibles sintéticos cero emisiones netas que la compañía construirá en el puerto de Bilbao y que supondrá una inversión de unos 60 millones de euros. Un combustible sintético es un tipo de carburante que se fabrica a partir de CO2 e hidrógeno como únicas materias primas. La combinación de estos dos elementos da lugar a una cadena de hidrocarburo; es decir, al combustible sintético que puede convertirse en gasolina, gasóleo y otros productos, utilizables, por ejemplo, en los motores de combustión convencionales como los que se instalan en la actualidad en los automóviles, aviones o camiones. “Son, por tanto, una opción sostenible para la movilidad porque en su ciclo de vida completo, el CO2 emitido es el mismo que se utiliza para su producción”. Además de una alternativa para aquellos segmentos de la movilidad para los que la electrificación renovable no puede dar soluciones presentes, como los aviones, los barcos o para el transporte pesado de largo recorrido. Para este proyecto, Repsol cuenta con socios como Petronor, en uno de los principales centros industriales de España, Saudi Aramco, la mayor compañía energética del mundo y el Ente Vasco de la Energía (EVE), un referente público en transición energética. “La instalación, que se ubicará en el puerto de Bilbao, estará totalmente operativa en un plazo de cuatro años y será referente europeo por la tecnología puntera aplicada y por el uso del CO2 capturado en la cercana refinería de Petronor”, dicen. Antes de aclarar que “su desarrollo supone un reto tecnológico de primer orden que estará liderado por el centro de investigación Repsol Technology Lab, que se encuentra en Móstoles”. En palabras de Imaz, “seguimos con la determinación de liderar la transición energética, aunque de forma compatible con nuestro tejido industrial, innovando y manteniendo los empleos en sectores industriales”. FuelsEurope, asociación de la industria del refino en Europa, ha considerado esta instalación una de las iniciativas de I+D más relevantes del sector.
2.    Planta de biocombustibles en Cartagena. Repsol construirá en su refinería de la localidad murciana la primera planta de biocombustibles avanzados de bajas emisiones de España, con capacidad para producir 250.000 toneladas al año de hidrobiodiésel, biojet, bionafta y biopropano. La planta, que se prevé esté operativa en el año 2023, producirá, a partir de materias primas recicladas, biocombustibles avanzados que podrán usarse en aviones, camiones o coches, y permitirán reducir 900.000 toneladas de CO2 al año, lo que equivale aproximadamente a la absorción de CO2 de un bosque con una extensión similar a 180.000 campos de fútbol. Esta nueva instalación, que supondrá una inversión estimada de 188 millones de euros, incluirá una planta de hidrógeno renovable electrolítico de unos 100 MW equivalentes que alimentará a una nueva unidad de hidrotratamiento dotada con tecnología de vanguardia. Imaz destaca que “con esta iniciativa, en Repsol impulsamos decididamente una nueva ruta tecnológica, clave en nuestro camino hacia la neutralidad en carbono y que se une a los proyectos desplegados en eficiencia energética, generación de electricidad baja en emisiones, hidrógeno renovable, economía circular, combustibles sintéticos y captura, uso y almacenamiento de CO2, entre otras”.
3.    Planta de hidrógeno renovable mediante electrólisis en Petronor. Otro de los proyectos de generación de hidrógeno renovable se llevará a cabo en la firma vasca, con capacidad de 100 MW equivalentes, empleando la electrólisis de agua.
4.    Generación de hidrógeno renovable a partir de biogás. Además, Repsol desarrolla varios proyectos para generar biometano, a partir del que se produce hidrógeno renovable y que se empleará “en nuestros procesos industriales”. Imaz comentó recientemente que “el biometano es, posiblemente en estos momentos, la tecnología renovable más competitiva en costes a la hora de producir hidrógeno”. En este sentido, una de las iniciativas que se llevarán a cabo se ubicará en las inmediaciones del puerto de Bilbao y junto a la nueva planta de combustibles sintéticos cero emisiones netas. Allí, Repsol instalará una nueva planta de generación de gas mediante residuos urbanos que en su primera fase procesará unas 10.000 toneladas al año de residuos urbanos y su capacidad podrá ampliarse en fases posteriores hasta multiplicarse por 10 y alcanzar las 100.000 toneladas anuales, lo que equivale a procesar todos los residuos urbanos del entorno. “El gas producido de esta manera se empleará para sustituir parte del consumo de combustibles tradicionales que la refinería vasca de Petronor usa en su proceso productivo y de generación de biometano. A partir del biometano, se producirá hidrógeno renovable. Esta iniciativa tiene una inversión inicial de 20 millones de euros y responde a la táctica de Repsol de impulsar la economía circular, que se aplica en muchas de las fases del ciclo productivo de la compañía a través de la tecnología y la innovación. Repsol ya ha puesto en marcha más de 200 proyectos en este ámbito. Porque la economía circular junto a la eficiencia energética, la generación de hidrógeno renovable y la captura y uso de CO2, “son los pilares sobre los que se sustenta la compañía para conseguir la transformación de sus centros industriales en nuevos hubs multienergéticos con baja o huella de carbono negativa”.

Pero la compañía también menciona proyectos disruptivos de producción de hidrógeno renovable. Repsol está desarrollando junto con Enagás y otros centros de investigación, una tecnología propia de fotoelectrocatálisis, de carácter disruptivo, con la que es posible generar hidrógeno renovable utilizando directamente la energía solar para separar la molécula de agua. “La principal ventaja frente a la electrólisis es que no se necesita una fuente externa de electricidad y, por tanto, el coste del proceso no depende del precio de la electricidad”, enfatizan, lo que permite disminuir significativamente los costes operativos. Además de reducir la huella de carbono “en más de un 90%” respecto al proceso convencional de producción de hidrógeno.


Siemens-Gamesa. Antonio Segarra, director de Nuevos Negocios de Siemens Gamesa, asegura que el hidrógeno, “a medio plazo, será una fuente fundamental de energía”. Prevemos -asegura- que, a partir de 2030, comenzará a crecer su utilización y, en 2050, cuando esté en su pleno desarrollo, podría haber una generación mundial de entre 1.000 y 3.000 GW dedicada a la producción de hidrógeno. “Para entonces es probable que la generación renovable para producir hidrógeno supere la destinada a generación renovable de electricidad”, dice Segarra.   

A su juicio, las iniciativas oficiales [europeas y española] resultan “muy positivas para el desarrollo tecnológico en relación con el hidrógeno”. En paralelo al impulso económico, será igual de esencial elaborar una normativa específica que sustente el desarrollo de redes de distribución de esta fuente de energía y la adaptación de los usos existentes, como es el transporte y la movilidad, la distribución a través de redes e hidrolineras y los consumos industriales y domésticos.

Segarra asegura que, “en este momento, en Siemens Gamesa estamos desarrollando el primer proyecto piloto en el mundo capaz de conectar un aerogenerador a un electrolizador y operarlo en "modo isla", sin conexión a la red eléctrica. “Será uno de los formatos clave para las instalaciones de hidrógeno verde del futuro, que podría aplicarse tanto con parques onshore como offshore”. Este proyecto, en Dinamarca, incluye un aerogenerador de Siemens Gamesa de 3 MW, capaz de llegar a producir electricidad limpia para alimentar un electrolizador de 400 kW y que comenzará a generar hidrógeno verde en enero de 2021. Además, “estamos trabajando en otros proyectos de desarrollo tecnológico y además en proyectos industriales concretos, que iremos anunciando”.

Endesa. En el plan de más de cien proyectos que “hemos propuesto al Gobierno” -dicen desde la firma eléctrica- y que optan a recibir respaldo del Fondo de Recuperación europeo, hay más de 20 proyectos relativos al hidrógeno. “Creemos que el hidrógeno, con carácter general, precisa unos equipamientos tecnológicos para poder extraerse que precisan de un alto consumo energético y que generan un precio no competitivo del mismo a día de hoy”. De ahí que el apoyo económico europeo nos permitiría solventar esa falta de competitividad. “Entendemos y compartimos la estrategia del Gobierno de aprovechar los proyectos basados en hidrógeno para desarrollar en España toda la cadena de valor”. De esa forma, “se podrá crear una industria que soporte desde aquí las necesidades tecnológicas y de bienes de equipo de este vector energético”, dicen fuentes de la multinacional. Y “estamos alineados también con la estrategia del Gobierno en el sentido de crear proyectos piloto, de pequeño tamaño relativo, que luego puedan incorporarse a otros más grandes generando gracias a ello investigación e industria en el país”. 

En concreto, Endesa propone varias áreas de desarrollo del hidrógeno en las que poder actuar hasta 2023, ámbito temporal de uso de los Fondos de Recuperación de la UE. En primer lugar, para ayudar a la descarbonización de las islas Canarias y de las Baleares, Ceuta y Melilla. En concreto, produciendo hidrogeno a partir de electrólisis alimentada con energías renovables (solar y eólica). Almacenando luego ese hidrógeno en tanques y posteriormente alimentando con este hidrógeno nuevas centrales, que sustituirían a las existentes, o adaptando las actuales para la combustión de hidrogeno, en lugar de utilizar fuel-oil o gasoil. En segundo término, una producción de hidrógeno verde en emplazamientos de carbón, como parte del proceso de transición justa asociado. Endesa usaría energía fotovoltaica, que construiría en el entorno de las actuales centrales, para alimentar la electrólisis. El hidrogeno producido serviría para abastecer a clientes industriales, del sector de gases industriales, externos a Endesa, ayudándoles a su vez a descarbonizarse. Un tercer foco en el que actuar es en la producción de hidrogeno verde, a partir de la generación renovable, para su utilización en procesos industriales tales como la industria del refino, la metalurgia o la producción de fertilizantes. También en `producción de energía renovable e hidrógeno verde para sustituir el autoconsumo eléctrico y térmico de industrias que tienen instalaciones de cogeneración. Este tipo de proyectos permitiría a esos cogeneradores sustituir sus consumos de electricidad procedentes de generación con combustibles fósiles por electricidad de origen renovable y la generación de calor a partir de calderas de hidrogeno para relevar los actuales procesos térmicos asociados a la generación de calor, eliminando sus emisiones contaminantes. Y, por último, Endesa ha propuesto la creación de hidrogeneras para apoyar la sustitución del gasoil por hidrógeno en el transporte pesado.

Endesa estudia iniciativas para reciclaje de baterías de coches eléctricos y palas de aerogenerador. También podría participar en una planta de hidrógeno verde, que está incluida entre los cinco proyectos respaldados por su comité de evaluación. Cubillos del Sil, sede de la primera central de Endesa, podría convertirse en un polo tecnológico vinculado a la economía circular y un referente en movilidad sostenible y servicios sociosanitarios. Este comité de evaluación del concurso de iniciativas del Plan Futur-e de Endesa para Compostilla (León), otorga su respaldo unánime a cinco proyectos de los ocho que se presentaron como propuestas vinculantes. La compañía también ha anunciado su intención de implicarse directamente en tres planes empresariales: dos propios y un tercero incluido entre las cinco iniciativas respaldadas. Compostilla podría convertirse en referente de movilidad sostenible, servicios sociosanitarios y economía circular a escala nacional. 

Este concurso internacional para promover la implantación en el Bierzo de empresas que mitiguen el fin de la actividad de generación térmica forma parte del plan Futur-e presentado por Endesa para paliar los efectos del cierre, dentro de su estrategia de descarbonización. Incluye, además, entre otras actuaciones, el desarrollo de 780 megavatios (MW) renovables, la organización de cursos de capacitación profesional para empleados de contratistas y otros trabajadores de la comarca, así como la priorización de mano de obra local en las tareas de desmantelamiento de la central. La iniciativa responde al compromiso de Endesa de mitigar los efectos de la transición energética emprendido en Europa, con el objetivo de lograr la descarbonización de la economía con criterios de sostenibilidad social, económica y ambiental. “Se trata de crear valor compartido con todos los agentes locales en aras de conseguir procesos de transición justa hacia nuevos modelos empresariales”.