El perfil del turista joven, especialmente el millennial, ha demostrado una predisposición creciente hacia viajes relacionados con actividades físicas, bienestar, competiciones y contacto directo con comunidades deportivas globales.

Este cambio en las preferencias de viaje se refleja en estudios recientes que confirman un despegue continuo del sector.

Las cifras muestran que ya no se trata de una moda pasajera, sino de una tendencia consolidada que está reconfigurando rutas, infraestructuras y ofertas de destinos en todo el mundo.

Con la popularidad de deportes emergentes, experiencias híbridas entre turismo y vida saludable, y una búsqueda de bienestar integral, las expectativas para los próximos años apuntan a un mercado en expansión sin precedentes.

El impulso millennial como fuerza transformadora

Las encuestas internacionales respaldan este fenómeno. El Informe de Tendencias 2026 de Hilton, que analizó a más de 14.000 viajeros de 14 países, revela que alrededor del 67% de los millennials organizó un viaje centrado en actividades vinculadas a sus intereses, desde eventos deportivos hasta experiencias de bienestar o conciertos.

Este patrón de consumo tiene implicaciones directas en la demanda hotelera, la movilidad y los servicios de experiencias locales.

En concreto, los datos de Estados Unidos confirman la magnitud del cambio. Una encuesta de Priceline sobre tendencias de viaje para 2025 concluye que los millennials tienen un 80% más de probabilidades de planear vacaciones dedicadas al tenis y un 87% más de hacerlo para practicar pickleball, uno de los deportes de mayor crecimiento en ese país.

La inclinación hacia actividades específicas está modificando la oferta turística y fomentando inversiones en instalaciones deportivas, programas para visitantes y paquetes especializados en todo el territorio norteamericano.

Un mercado global en plena expansión

La dimensión económica del turismo orientado al deporte es ya inmensa. Según estimaciones de Fortune Business Insights, la industria alcanzó los 707.290 millones de dólares recientemente y, de mantenerse las proyecciones, casi triplicará su tamaño para 2032.

Esta previsión, sustentada en el aumento constante de desplazamientos para competiciones, entrenamientos, eventos masivos y turismo activo, favorece una reorganización estratégica de destinos consolidados y emergentes.

Europa continúa liderando el mercado con una valoración de 248.230 millones de dólares en el último año, impulsada por ligas profesionales, competiciones internacionales y un entramado de estadios, centros deportivos y ciudades preparadas para acoger grandes volúmenes de visitantes.

Mientras tanto, Asia-Pacífico se perfila como el epicentro del crecimiento futuro. Con un valor estimado de 149.500 millones de dólares en 2025, la región apunta a convertirse en una potencia turística en disciplinas tanto tradicionales como innovadoras.

Se estima que el turismo deportivo en Asia-Pacífico registre una tasa de crecimiento anual compuesta del 17,85% entre 2025 y 2032. Este ritmo acelerado se explica por la expansión de infraestructuras deportivas, la celebración recurrente de grandes eventos internacionales, la inversión en bienestar y la consolidación de destinos especializados en actividades al aire libre.

 Países como Japón, Corea del Sur, Australia o Tailandia están adaptando su estrategia turística para atraer a este nuevo perfil viajero que prioriza experiencias físicas y recreativas sobre el ocio pasivo.

Una nueva forma de viajar basada en experiencias

El atractivo del turismo vinculado al deporte radica en su capacidad para combinar entretenimiento, salud, comunidad y propósito. A diferencia de otros modelos turísticos, este segmento promueve la participación activa y la conexión con entornos locales, ya sea para asistir a un torneo, recorrer rutas naturales o practicar disciplinas que requieren espacios específicos.

Los viajeros buscan vivencias memorables, y el deporte proporciona un escenario que mezcla emoción, identidad y bienestar.

La demanda millennial, además, está influyendo en la diversificación de la oferta.Hoteles con programas deportivos, destinos que integran competiciones en su agenda cultural, empresas que diseñan paquetes para aficionados y profesionales, y ciudades que apuestan por infraestructuras híbridas entre deporte y ocio se están multiplicando.

A ello se suma la creciente importancia del concepto de vida activa, que se ha asentado como uno de los ejes del comportamiento de consumo global.

El turismo centrado en actividades deportivas se consolida así como una de las sorpresas económicas más potentes del año. La combinación de datos favorables, inversiones estratégicas y una demanda joven dispuesta a viajar por sus aficiones genera un escenario de crecimiento sostenido.

Todo indica que este tipo de viajes no solo seguirá expandiéndose, sino que podría convertirse en uno de los pilares estructurales del mercado turístico mundial durante la próxima década.