Las bolsas mundiales sufren semanas convulsas, pendientes de la evolución del coronavirus, registrándose descensos que no se veían desde la crisis financiera. ¿Lo peor para los mercados ya ha pasado o está por llegar?
Difícil de saber y con lo que está pasando hoy en día en los mercados menos. Estamos viendo una corrección severa y muy violenta. En estos días los pronósticos son complicados pero podemos decir que hay tres tipos de noticias que el inversor tiene que conocer porque le pueden afectar: las relativas a la epidemia, todavía queda bastante tiempo hasta que toquemos el pico con lo que a corto plazo habrá malas noticias que pueden incrementar el pánico. En segundo lugar, los datos sobre la economía global. Los índices de confianza se deterioran, el estado de cuarentena va a  fomentar que los impagos y que aumente es desempleo, con lo que cabe esperar datos feos. Por último, reacción de la política económica. En este punto emociona ver el compromiso de los bancos centrales y autoridades fiscales. Pero hacer pronósticos de dónde está el suelo es complicado. 

Muchos son ya los organismos que han revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para la economía global debido a la propagación del coronavirus. ¿Qué estimaciones manejáis?
Las previsiones económicas han cambiado dramáticamente en el último mes. La cuarentena, parcial o total, en Europa y EEUU hace que haya que ir revisando las previsiones. Las prohibiciones de viajar, el cierre de los colegios, de las oficinas y de los empleos son imposiciones necesarias para cesar esta epidemia. Esto tiene un impacto inmediato: descenso del volumen de actividad y de productividad, lo que nos hace pensar en recesión. 

Cuanto más duren estas medidas el coste económico será mayor pero está claro que en un problema de salud eso es secundario. Hace predicciones económicas a día de hoy es un “work in progress”, hay que revisarlas continuamente. Tenemos variables globales con esta crisis: es una crisis global, distinta de otras epidemias anteriores, suspende la globalización y no es un evento ordinario es un cisne negro, algo que tiene potencial suficiente para crear pánico y sobrerreacción. La duración de la disrupción económica no la sabemos y quizás ahí esté la clave. Sabemos que cuando se implementas estas medidas de distinta social tardan tiempo en funcionar.  Cuando veamos que todo se normaliza quizás podamos ver un rebote de la actividad económica desde esos suelos pero está claro que el tiempo, la duración es clave. 

La Reserva Federal ha lanzado el mayor paquete de estímulo monetario desde la crisis financiera de 2008, recortando tipos de interés hasta casi el 0% e inyectando liquidez de 700.000 millones de dólares. ¿Cómo valoráis la actuación del organismo?
Está claro que tanto la  FED como el BCE han dejado claro que están preparados para intervenir sin límites, para asegurar el funcionamiento del sistema financiero y del sector  bancario. No es 2008. Ahora vemos inyecciones masivas de liquidez, incremento de compra de activos, relajación de la regulación sobre los bancos…el sistema bancario a día de hoy está mejor capitalizado y mucho mejor supervisado de lo que estaba en 2008 y tenemos el ejemplo de la FED. Este mes de marzo se ha reunido tres veces, ha bajado tipos a mínimos y un nuevo QE. Son medidas mucho más fuertes de lo esperado, el mercado tiene que volver a su sentido.

Por otro lado, las autoridades fiscales están preparadas para cubrir el coste económico de estas medidas ofreciendo garantías a los préstamos, haciendo moratorias al pago de impuestos y otras medidas.. En una emergencia como la actual no hay límites a los déficits públicos y tanto Merkel como Macron han sido claros en este tema. La reacción es vital tratando de frenar el pánico en el que vivimos.  

Con la actuación de los bancos centrales sube el interés de los bonos, ¿hay oportunidades en renta fija?
Oportunidades siempre hay. Hablábamos a comienzos de año que no había valor en renta fija, que las valoraciones estaban muy ajustadas y con los movimientos de las últimas semanas las valoraciones no son caras con lo que habría oportunidades pero también mucho riesgo. Para contestar digo cómo hemos actuado en nuestros fondos mixtos. En la parte de crédito , en febrero vendimos nuestra exposición a high yield porque los spreads eran muy ajustados y no tenían en cuenta una reversión del crecimiento, como la que hemos vivido posteriormente. Ahí aumentamos la duración de las carteras favoreciendo los bonos investment grade teniendo el apoyo de los bancos centrales. 

Ahora los spreads se han ampliado pero creemos que es pronto para comprar high yield. Si pensamos en el efecto del crudo sobre el high yield americano, que es un 13% de los índices, nos hace pensar que hay bastantes riesgos todavía para pensar en tomar posiciones. Dados los mejores tipos de interés hemos vuelto a una posición más neutral  en los fondos más conservadores. 

Y en renta variable, ¿dónde veis oportunidades?
En los fondos mixtos el mes pasado redujimos exposición y concretamente en los más defensivos con el objetivo de preservar capital. A día de hoy continuamos infraponderados pero empezamos a reducir esta infraponderación. Solo buscamos compañías de calidad, que ofrezcan una buena visibilidad sobre sus flujos de caja y fuertes balances. El virus y su expansión nos obligan a ser muy prudentes. Habrá mucha ansiedad en los mercados y, si hay correcciones, seguiremos reduciendo esa infraponderación. Si las bolsas caen un 20% respecto al cierre del pasado viernes quizás habrá oportunidades para comprar bolsa, determinados activos muy castigados pero siempre pensando en el largo plazo. 

¿Qué recomendaciones hacéis a los inversores en momentos como este?
Es importante que el inversor se pregunte para qué invierte. Cuál es el objetivo de su inversión, qué horizonte, para qué necesita ese dinero… si la respuesta es largo plazo, el consejo sería no entrar en pánico, son situaciones de mercado. Si estábamos invertidos en activos de riesgo es  tarde para vender ahora, es pronto para pensar en comprar pero pueda haber oportunidades. Estamos en una situación extrema y sin precedentes en la que debe imperar la prudencia pero no debemos olvidar la esencia de nuestro trabajo: detectar oportunidades en el largo plazo y ofrecer valor a nuestro cliente.