Por su parte, la elevada dependencia del sector terciario se refleja en el desplome de los ingresos por turismo (-24,9%) y, a nivel sectorial, en el fuerte deterioro de las actividades relacionadas con comercio, hostelería y transporte (-11,1%).

Si la caída del PIB en el 1T20 ha sido extraordinaria, la del segundo trimestre la superará con creces, dado que las medidas de contención de la pandemia han estado plenamente vigentes durante buena parte del tiempo, frente a apenas dos semanas en el primer trimestre: la previsión del Banco de España apunta a un descenso trimestral en el 2T20 de entre el 16% y el 21,8%. Aunque es previsible un rebote en la segunda mitad del año, el ejercicio cerrará con una caída del PIB sin precedentes en la historia reciente.

El INE alertó el pasado 30 de abril, cuando publicó los datos de avance de la CNTR del 1T20, que la situación excepcional derivada de la crisis del Covid-19, con las medidas adoptadas para combatir su propagación (confinamiento de la población y paralización de buena parte de la actividad), había afectado notablemente a la calidad y precisión de dichos datos, de modo que la revisión posterior podría ser de una magnitud mayor de lo habitual. Aunque no ha sido así y las cifras agregadas no cambian con esta revisión (se mantiene la caída del PIB en el 5,2% trimestral y el 4,1% interanual), sí se observan algunos cambios por componentes.

 

 

En términos trimestrales, si bien el retroceso del PIB se sigue explicando, casi por completo, por el deterioro de la demanda interna, su aportación negativa es algo menor de lo estimado inicialmente (-4,4 puntos vs -4,9 puntos), siendo el principal responsable el consumo de hogares (-6,6%, en lugar del -7,5% anterior). La inversión en construcción también amortigua su descenso, incluso con mayor intensidad (-5,9% vs -9,6%), mientras que, en el caso de la inversión en equipo, sucede justo lo contrario: su ajuste es mucho más abrupto (-8,4% y no un -3,6%). El crecimiento del gasto de las AA.PP. se mantiene invariable (+1,8%).

 

 

Por lo que respecta a la demanda externa, detrae casi ocho décimas al crecimiento del PIB (-0,3 puntos estimado en abril), fruto del fuerte retroceso de las exportaciones (-8,2%, dos décimas menos que la primera estimación), mucho más intenso que el de las importaciones (-6,6% vs -8,4%). Destaca, sobre todo, el peor comportamiento de las exportaciones de servicios, en especial el gasto de los no residentes en el territorio nacional, el vinculado al turismo, que se desploma un 24,9%. En términos interanuales, los dos componentes de la demanda contribuyen al descenso del PIB, aunque la interna mejora ligeramente respecto al avance de abril (-3,7 puntos vs -4,3 puntos), gracias, al igual que hemos visto en tasas trimestrales, a la menor caída del gasto de los hogares (-5,8% vs -6,7%) y de la inversión en construcción (-8,3% vs -11,9%), parcialmente contrarrestada por el mayor deterioro de la inversión en equipo (-9,3% vs -4,6%).

 

 

Por lo que respecta a la demanda externa, ya no presenta una leve contribución positiva (0,2 puntos), como se avanzó en abril, sino que detrae 0,4 puntos. Ello es debido a la mayor caída de las exportaciones (-6,1% vs -5,5% las importaciones), al contrario de lo que sucedía en la primera estimación.

Por el lado de la oferta, por primera vez el INE proporciona las aportaciones al crecimiento del PIB de cada uno de los sectores, a nivel detallado de rama de actividad. Como se observa en los gráficos siguientes, el único sector con aportación positiva, aunque muy reducida, es el agrario, mientras que el terciario es el que más contribuye a la caída del PIB, con caídas del 4,7% trimestral y 3,1% anual, lastrado por las actividades de comercio, transporte y hostelería, las más dañadas por el confinamiento y las medidas de distanciamiento social; en cambio, tuvieron un comportamiento positivo las Administraciones Públicas y las actividades inmobiliarias y, sobre todo, financieras. Por su parte, aunque restaron menos crecimiento, las PIB 1T20 30 de junio de 2020 Página 3 de 3 caídas de la construcción y la industria fueron más intensas: -6,8% trimestral y -7,3% anual en el primer caso, y -6,5% y -6% en el segundo.

 

 

En cuanto al mercado laboral, los datos no varían respecto a la primera estimación de abril: las horas efectivamente trabajadas caen un 5% trimestral, mientras que, en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo (PTETC), el descenso es mucho menor (-1,9%), dado que los trabajadores afectados por ERTEs se siguen considerando ocupados.

Por último, el PIB nominal cae un 2,5% interanual, la primera tasa negativa desde 2013, ya que el deflactor implícito se ralentiza una décima hasta el 1,6%. Por el lado de las rentas, la remuneración de asalariados sigue creciendo, aunque a un ritmo amortiguado (+2,6%, la tasa más baja desde el cierre de 2016), en contraste con el notable retroceso del excedente bruto de explotación (-8,1%, la mayor caída de la serie, que arranca en 1995).

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