En sus declaraciones públicas, ha sido muy cuidadosa a la hora de justificar estos niveles y ha insistido en que los tipos seguirían siendo bajos durante algún tiempo. Se esperaba esta actitud continuista y algunos analistas piensan que la Fed no subirá sus tipos directores antes de 2016.


Hasta ahora la Fed no ha tenido que lidiar con ninguna emergencia, pero todavía existen muchos interrogantes sobre el futuro.
Su credibilidad institucional es envidiable, su papel como banco regulador se ha visto reforzado y Bernanke terminó su segundo mandato con honores. Y, sin embargo, la Fed infravaloró los excesos del mercado inmobiliario del año 2006 y el consecuente daño que la corrección ha tenido en el sector financiero. No cabe ninguna duda de que la crisis ha sido muy bien gestionada, pero un banco central debería ser capaz de anticiparse en un mundo en rápida evolución y su credibilidad nunca debe darse por hecha.

Janet Yellen tiene un mandato de 4 años y tendrá que encontrar una vía a mitad de camino entre continuar, o no, con los estímulos y poner en práctica una disciplina regulatoria. Será imprescindible encontrar un nuevo equilibrio y hemos de tener en cuenta que para un banco central hacer que los tipos de interés y la liquidez vuelvan a una situación normal no es la fase más sencilla de gestionar. No obstante, la institución es reconocida por su pragmatismo y la nueva presidenta no será una excepción. En el periodo 2005 – 2006 cuando presidía la Fed de San Francisco y formaba parte del Comité del Mercado Abierto, Yellen demostró una importante capacidad de previsión de los comportamientos excesivos del mercado inmobiliario.

A pesar de lo que pueda parecer hoy, definir la política monetaria en Estados Unidos seguirá siendo una tarea difícil, pero comunicar su trayectoria futura será quizás incluso más complicado.