No somos partidarios de los bonos ligados a la inflación porque son un instrumento que incorpora mucha duración a las carteras y, por tanto, más riesgo. Además, en la Eurozona todavía tenemos las expectativas de inflación ancladas. Por tanto, no lo vemos como un activo en el que invertir.


La
deuda periférica es el paradigma de la búsqueda de rentabilidad a nivel global. Nos ha reportado muchas ganancias durante un largo tiempo, pero ahora lo estamos jugando a corto plazo. Aún así, vemos valor y recorrido en los bonos periféricos en aras de que el BCE tome medidas en junio.

Ante el boom de movimientos corporativos, vemos cómo muchos fondos que invierten en fusiones y adquisiciones han incrementado su patrimonio de forma muy importante. Estos movimientos son reflejo de los años pasados y de la acumulación de caja de las compañías. Además, como se está aclarando el panorama económico, las empresas se animan más a llevar a cabo operaciones financiadas con su propia caja.
Para jugar los movimientos corporativos hay buenos fondos, como Candriam Arbitrage y York Investment Fund.

A pesar de la lateralidad del mercado, vemos discrepancias en el comportamiento de los fondos de inversión a tenor de la incorporación o no de bancos en las carteras. Por ejemplo, vemos el Fidelity Iberia que es más volátil por la inclusión de bancos, mientras que el BPA Ibérico acusa la infraponderación del sector financiero, aunque tiene menos volatilidad.