Usted habla de lo necesario de conocer la teoría pero también lo pone en práctica. ¿Es más importante la experiencia o la teoría a la hora de gestionar cartera?

Siempre he creído que la mejor práctica es una buena teoría. Sin embargo, en ciencias sociales la teorías no son perfectas y tienen muchos supuestos simplificadores y cuando uno los aplica las tiene que tener en cuenta ambas.

El libro habla de los dos grandes métodos de gestión de carteras: gestión activa y gestión pasiva. Viendo las rentabilidades de la primera ¿qué retos ve en la gestión activa?

Es muy difícil hacer gestión activa que gane de forma sistemática al mercado. La gestión activa es como hablar del Santo Grial, todo el mundo lo busca y al final no está muy claro si alguien lo alcanzará algún día o si alguien lo ha alcanzado pero lo aprovecha para su propio beneficio. Hay un gran esfuerzo de todo el mundo para hacer la gestión activa y hay gestores que consiguen batir al mercado durante un período de tiempo pero no hay pruebas empíricas que forma sistemática se vaya a ganar a la gestión pasiva. Sobre todo porque la activa tiene la “desventaja” de que tiene que cobrar comisiones relativamente importantes.

A lo largo del libro habla de elementos fundamentales dentro de la gestión de carteras como la rentabilidad, el riesgo, el test de idoneidad…¿cuál es el más importante?

Para un inversor lo primero que tiene que mirar es el riesgo que está dispuesto a asumir antes de pensar en la rentabilidad.  Lo primero que tiene que ver es cuál es el riesgo objetivo y subjetivo que está dispuesto a asumir. El test de idoneidad es demasiado simple sin embargo uno más completo sería muy positivo para cualquier inversor. En es sentido, tenemos un recorrido largo que hacer.

Me ha hablado de riesgo objetivo y riesgo subjetivo, ¿en qué consiste cada  variable y cómo se puede minimizar?

Evitarlo no se puede pero el riesgo objetivo es el derivado de los propios activos y hay que ser consciente de cuándo mide ese riesgo. Se puede medir por la  volatilidad pero también por otras medidas de esa volatilidad que la hacen más compresible para el inversor. Por ejemplo, si invierto a un año en bolsa, la probabilidad de perder dinero es del 30%. La probabilidad de perder en torno a un 20% es de un 5%. Esas son las cosas que tengo que ver para si son las que me convienen como inversor pues si voy a necesitar el dinero por una circunstancia, difícilmente será adecuado invertir en ese activo. Habrá que mirar otros.

El riesgo subjetivo depende de las personas. Algunas personas lo pasan mal cuando pierden dinero a corto plazo y eso hay que tener lo en cuenta pues no se trata de invertir pasándolo mal. En definitiva, es importante el carácter del inversor para saber qué es lo más adecuado. Y después de ver este riesgo, habrá que ir a conocer la rentabilidad de los activos y cuáles le convienen.

Dedica un capítulo del libro a modelos de valoración, teoría del mercado eficiente, gestión de carteras…y behavioral finance. ¿Por qué es esta última tan importante?

Una de las simplificaciones que he comenzado al principio se parte de que todos los modelos y los inversores somos racionales cuando decidimos. Desde hace 15-20 años sabemos que los inversores no somos racionales pues una persona que actúa racionalmente en todo momento su objetivo es maximizar sus ganancias o minimizar sus pérdidas. Sabemos en muchas ocasiones que los inversores no somos racionales cuando se pierde en la inversión y no se vende, compramos por recomendación de amistades o familiares, el precio al que hemos comprado a la hora de vender y no limitamos las pérdidas. Lo racional no es mirar nunca el precio al que ha comprado sino al que se puede vender.

¿Por qué decide en este momento sacar un libro como este?

Este libro se empieza a gestar en el año 1979 cuando se liberaliza el mercado de valores en España y paso a ser presidente de Inverbank.  Posteriormente, en los cursos de la universidad vi que los alumnos que iban eran profesionales del sector y algunos, aunque minoritarios, debían ser alumnos que terminaban recientemente la cartera. Eso me lleva a pensar en la complementariedad de teoría y práctica. Lo que piensa alguien que ha visto unas teorías y el que ha estado de “prácticas” todo el tiempo. Sobre todo lo que quiero es que ambos aprendan la práctica y otros combinen teoría con la práctica.

¿A quién va dirigido este libro?

Inicialmente está destinado a los profesionales pero los que son profesionales tienen varios capítulos (1,4,5 y 8)  y el resto se necesita trabajar bien para entender los ejemplos y replicarlos.