El retroceso de la inflación es positivo. A medida que se moderen las presiones sobre los precios, los bancos centrales deberían empezar a suavizar su sesgo restrictivo, lo que podría conducir a recortes de tipos hacia mediados de 2024. Aunque la retórica en las próximas semanas puede seguir siendo prudente, haciendo hincapié en la necesidad de mantener ancladas las expectativas de inflación, la tendencia subyacente sugiere un cambio hacia una postura política más moderada.

Tras el movimiento a la baja observado en las últimas semanas, es probable que los tipos de interés de la eurozona se mantengan en un rango durante unos meses más, a la espera de que se confirme el escenario macroeconómico.

Con un crecimiento probablemente en su fase más débil, se espera una recuperación en el segundo semestre de 2024 que debería beneficiar al crédito europeo. La actual inversión de la curva de rendimientos de la eurozona refleja las expectativas del mercado de futuros recortes de tipos. Cuando el banco central manifieste su intención de relajar la política monetaria, la curva de rendimientos debería ser más pronunciada, con una ampliación del diferencial de la eurozona a 2-10 años y un probable rendimiento superior de los bonos a medio y corto plazo.

Dadas las favorables perspectivas, creemos que los inversores deberían aprovechar los elevados tipos de interés actuales para optimizar la rentabilidad. Seguimos considerando los BTP italianos como una buena forma de maximizar la rentabilidad en 2024, con el objetivo de obtener rendimientos en torno al 4%. Al mismo tiempo, añadir duración sería una estrategia de diversificación útil en caso de un entorno de menor riesgo o de mayor volatilidad.

En cuanto a los bonos corporativos europeos, existen buenas oportunidades para acumular carry y exceso de rentabilidad exclusivamente con instrumentos de alta calidad y bien calificados, en particular de sólidos conglomerados financieros e industriales con negocios menos correlacionados con el ciclo económico. Creemos que los vencimientos de 1 a 5 años ofrecen la mejor relación riesgo-rentabilidad, pero a lo largo del año puede ser prudente alargar la duración de los diferenciales, para permanecer en territorio seguro.

Los riesgos de esta propuesta son el mayor coste de la deuda o situaciones inesperadas de dificultades de las empresas que no pueden refinanciar fácilmente su deuda a través de los canales habituales de endeudamiento.