- ¿Cree que la resolución del acuerdo comercial entre EEUU y China está ya teniendo un efecto en los mercados?

No, en realidad no. Sigue existiendo un elevado nivel de incertidumbre sobre cuál será el resultado final. Se trata de un asunto de gran relevancia para el comercio mundial, y también resulta especialmente importante para los exportadores europeos, que históricamente han tenido un vínculo muy estrecho con China. En los últimos 10 meses aproximadamente, hemos observado una ralentización que ha afectado a algunas empresas exportadoras del Viejo Continente. Por tanto, no creo que el mercado esté aún convencido de que vayamos a asistir a un acuerdo y justo hoy hemos visto cómo aumentaba la incertidumbre. Si se alcanza un buen acuerdo y realmente se logra dejar esta situación atrás y llegar a un contexto comercial razonable a escala global, sin bloqueos ni aranceles innecesarios, los mercados de renta variable de todo el mundo experimentarán un repunte considerable.

- ¿Qué opina del nuevo programa de liquidez del BCE y del retraso de la subida de los tipos de interés en la zona del euro hasta 2020?

La decisión del BCE ha sido muy acertada: supone una gran ayuda para los mercados y es realista, dado que reconoce que el crecimiento se está ralentizando y ha respondido ante ello. Algunos de los comentarios de Mario Draghi fueron muy apropiados en vista del contexto actual: la ralentización global, que ha afectado al PIB europeo, los programas de financiación a plazo más largo (TLTRO, por sus siglas en inglés) y el retraso de las directrices a futuro (forward guidance) en términos de tipos. Estas medidas son exactamente las que los mercados querían, sobre todo los de renta variable. Ante esta situación, el euro cayó, una reacción natural, en mi opinión. A modo de conclusión, es la decisión acertada llegados a ese punto, dado que se trata de una media progresiva y, en última instancia, muy favorable para la economía europea.

 - El BCE también rebajó sus previsiones de crecimiento en una revisión que realizó recientemente. ¿Cree que el repunte de 2019 responde a un sentimiento de optimismo y que, en última instancia, asistiremos a caídas a finales de año?

Presenciamos una drástica caída en los mercados bursátiles de todo el mundo a finales de 2018: los mercados estaban muy sobrevendidos. Las acciones europeas cotizaban con una PER de 11,7 veces a finales de diciembre de 2018. La reacción que hemos observado en los mercados está justificada en este inicio de año. La economía no corre el riesgo de llegar a una situación crítica: estamos presenciando una ralentización global, pero, en realidad, las condiciones subyacentes no son negativas. Lo que hemos percibido por parte de las empresas en las últimas semanas, en el marco de la presentación de sus resultados para el ejercicio completo, es que la demanda se ha ralentizado, pero no ha caído drásticamente y, en algunos sectores, estamos empezando a ver una estabilización y los primeros indicios de mejora. El sector de los semiconductores fue uno de los primeros en acusar la ralentización del ciclo en el segundo trimestre de 2018, y ahora estamos empezando a presenciar algunos de los primeros indicios de que el sector está experimentando un repunte en el marco de una fase de recuperación de los pedidos liderada por China, que constituye un componente muy importante de este sector. Asimismo, estamos empezando a ver cómo algunos pedidos de maquinaria en China también están empezando a mostrar una mejor orientación. En cierto modo, China fue la primera economía que empezó a ralentizarse en 2018, y ahora estamos comenzando a ver una recuperación de los procesos de reabastecimiento y pedidos. No creemos que se trate de un movimiento injustificado, dado que los fundamentales subyacentes son positivos —aunque es cierto que se han ralentizado— y el BCE ha acertado a la hora de rebajar sus previsiones, pero no se trata de un acontecimiento dramático. Se trata de una situación muy diferente a la vivida en 2008 y 2009.

- ¿Cree que la actual incertidumbre política está afectando a los índices del mercado, por ejemplo, el brexit al FTSE 100 o las elecciones generales españolas al Ibex 35?

La política sigue ejerciendo un efecto significativo y presionando a la baja las valoraciones generales de la renta variable europea. Cuando observamos la ratio precio/beneficio en Europa, a pesar del repunte que hemos experimentado en lo que va de año, vemos que sigue situándose en un nivel inferior a 12,5 veces, lo que, históricamente, supone un extremo bastante bajo de la horquilla. Existen dos factores principales que propician esta situación: el primero sigue siendo la incertidumbre en torno a una ralentización a escala global, si bien las previsiones de beneficios son bastante realistas para este año. El segundo factor, que ahora resulta más determinante en Europa, es la incertidumbre política: el brexit y los diferentes comicios que se celebrarán en el Viejo Continente este año, como las elecciones europeas. Todos estos factores están dando lugar a una situación de incertidumbre que provoca que los inversores adopten una postura prudente y les lleva a no invertir en el mercado bursátil.

 - En su opinión, ¿qué sectores albergan actualmente más valor en el mercado europeo de renta variable?

Realmente, todo el mercado presenta mucho valor. Si lo desglosamos, algunas áreas que el año pasado se vieron bastante afectadas están empezando a mostrar niveles muy interesantes. El sector automovilístico —que ahora cotiza en sus niveles mínimos de los últimos 10 años en términos de valoraciones en comparación con el resto del mercado— presenta algunas oportunidades interesantes. El sector tecnológico sigue siendo interesante: no está barato en comparación con el mercado en general, pero se muestra relativamente barato en comparación con su historial. Equilibraríamos este sector con uno como el de salud, que no está barato, pero la combinación de unas valoraciones relativas y el dinamismo en los beneficios es realmente atractiva para el sector. Seguiríamos mostrando una postura prudente en el sector bancario europeo. Así, en el marco de la estructuración de la cartera, se trata de una suerte de estrategia Barbell: tenemos algunos sectores que son atractivos y se ven menos afectados por el ciclo económico, y después tenemos otros ámbitos que se han visto bastante afectados por la preocupación en torno a la economía global. En nuestra opinión, estas preocupaciones resultan exageradas. A medida que nos adentremos en el segundo semestre del año, empezaremos a ver cómo se recuperan de unos niveles de valoración muy reducidos. Un sector en el que aún me mantendría cauteloso sería el sector bancario. Creo que el BCE ha tomado las medidas para llevar sus valoraciones todavía más bajas en cuanto a sus ganancias, aunque ya me parecen muy baratas.