Tal como explicaba el equipo de análisis de Gesconsult en sus perspectivas 2018, estamos en un entorno de revisiones al alza en la mayoría de países a nivel mundial apoyado en “el avance de la demanda interna y de las exportaciones, reflejo del impacto positivo delas reformas realizadas en los años pasados”, explica Lucas Maruri Pérez, Gestor Crecimiento Eurozona quien cree que el próximo año hay variables más claras como  un sector europeo más saneado – también el español, italiano o portugués –  con un escenario político más tranquilo que generará menos dudas sobre el euro lo que deriva en un menor apalancamiento de familias y empresas y, por ende, una mayor inversión por parte de las empresas.

En España, a pesar del conflicto catalán, los datos serán sólidos, la agenda política minúscula – comparada con este año – y un año en el que la atención de los inversores estará centrada en el avance de la macroeconomía y en los movimientos de política monetaria (con su respectivo impacto sobre la cuenta de pérdidas y ganancias y los balances de las cotizadas).  

David Ardura, Director de análisis de Gesconsult reconoce que “el BCE no puede ser inmune a los datos macro. El QE ha sido muy beneficioso teniendo en cuenta que los tipos de interés de las deudas públicas han bajado de manera sostenida y continuada, ha rebajado los costes de financiación de las economías del Euro y ha permitido sentar las bases de la recuperación económica. Pero ahora, el BCE no puede hacer oídos sordos a la evolución económica de la Eurozona”. 

 

 

Con lo que la pregunta es, ¿cuánto tiempo más podrá mantener el BCE las políticas laxas? La clave está en la inflación. Ardura reconoce que tenemos al PIB creciendo por encima de su potencial, una mayor confianza del consumidor y una tasa de desempleo del 8,8% con lo que es la inflación la única variable algo más retrasada a pesar de que tanto la mejora de los salarios a la que debe evolucionar el mercado laboral como el incremento del consumo derivado de ello, son factores inflacionistas.

Con todo, el organismo que preside Mario Draghi tiene una doble palanca para normalizar la situación: reducir el balance – que ronda el 30% del PIB de la Eurozona- y subir tipos. Es la primera variable la que más impacto tendrá sobre la curva de tipos y la más necesaria, ya que el balance se tiene que normalizar para tener un arma de estímulos en caso de crisis. Pero también se necesitan tipos de interés más altos que, según la estimación de la Regla de Taylor, deberían estar en torno al 2%.

 

 

Pero ¿está el mercado de renta fija preparado para la normalización monetaria? Si echamos un vistazo a este mercado se aprecia que la política del BCE ha supuesto un efecto distorsionador pese a la mejora de la macroeconomía. “Las expectativas de una vuelta a la normalidad supondrán tipos más altos y penalizarán a las inversiones con mayor plazo”, explica el Director de análisis de Gesconsult. Y, de una forma similar a lo ocurrido en Estados Unidos, los tipos de interés se mueven mover en rango en un período prolongado de tiempo.

Y además, estamos en una situación en la que tenemos a pensar que se mantendrán en el futuro las noticias buenas, liquidez alta, volatilidad baja…lo que nos lleva a no hacer una correcta asignación de precios de determinados activos. Tal y como muestra el  gráfico inferior, “no tiene sentido que la deuda subordinada financiera de largo plazo cotice más cerca que la deuda  senior que de un CoCo – bonos contingentes convertibles – cuando su orden de prelación es estar más cerca de estos últimos”.

 

 

Con lo que la cautela debe ser clave más cuando nos encontramos que, frente a 2008, la rentabilidad ofrecida por el mercado de deuda superaba – en media – el 4% y a día de hoy la mayor parte del terreno se juega con rentabilidades entre el 0-3% con perspectiva de subida de tipos de interés.

 

 

Con lo que en un entorno de normalización monetaria y tipos de interés más altos que derivan en una mayor volatilidad de renta fija, hay que buscar duraciones más bajas y una mayor calidad de los activos. Esto es, carteras de 1 año o menos. Desde Gesconsult ofrecen varias alternativas a tener en cuenta el próximo ejercicio:

  • Bonos a tipo flotante es un activo que tiene sentido en las carteras a corto plazo;
  • Coberturas sobre los tipos a largo plazo. El 2 años y el 10 años en Alemania por distorsiones.
  • Calidad media de la cartera: BBB+.
  • Rebajar deuda subordinada y High Yield. Hasta septiembre, “Portugal era todo lo que nos gastábamos en high yield, ahora vamos a corporativos”.
  • El sector financiero ha hecho sus deberes y tanto vía renta variable como por su deuda, suponen una oportunidad.
  • No estar en deuda soberana con la excepción de Portugal
  • Y liquidez. ¿Por qué no tenerla en un mercado a la espera de oportunidades?