El ocio nocturno reabrirá la noche de este jueves al viernes en Cataluña tras acumular 569 días cerrado en interiores desde el inicio de la pandemia de Covid-19, una cifra que se eleva a los 700 días si se tienen en cuenta las aperturas parciales y con restricciones.

Según cifras de la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm), la reapertura ha supuesto para el sector pérdidas de unos 6.500 millones de euros, importe que se ha calculado teniendo en cuenta la facturación habitual en una situación sin pandemia.

Así, discotecas, bares musicales y salas de concierto volverán a abrir sin limitaciones de aforo ni de horario, y tampoco se requerirá el uso del pasaporte Covid, que sí que había sido necesario las últimas veces en que se permitió la apertura del sector.

La primera vez que se restringió al sector para atajar los contagios de coronavirus entre la población fue el 11 de marzo de 2020, cuando el Govern decidió suspender los actos que acogieran a más de 1.000 personas en Cataluña, ante lo que el sector ya pidió ayudas económicas, anticipando pérdidas.

El 14 de marzo, después de que el exconseller de Interior de la Generalitat Miquel Buch pidiera el cese de la actividad, el ocio nocturno tuvo que hacer frente a su primer cierre total.

Mientras el cierre estuvo vigente, asociaciones como la Fecasarm, la Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon) y Spanish Nigthlife pidieron la reapertura controlada y propusieron, entre otras, la implantación de un certificado sanitario que garantizara el cumplimiento de medidas sanitarias por parte de los establecimientos.

El 19 de junio, el sector reabrió parcialmente, con restricciones de aforo, tras lo que entró en vigor la prohibición de reuniones de más de 10 personas y, en consecuencia, un nuevo cierre el 24 de julio.

MÁS DE 300 DÍAS SEGUIDOS SIN ACTIVIDAD

El 24 de julio comenzó un cierre que se alargó durante más de 300 días, ante repetidas demandas de apertura de la Fecasam, que criticaba que la medida solamente contribuía a aumentar los botellones y las fiestas ilegales, así como protestas en Barcelona y hasta la huelgas de hambre por parte de profesionales.

Casi un año después, la disminución de los contagios vinculada a los meses de verano en 2021 propició una tímida apertura a principios de julio, con restricciones que fueron confluyendo entre cierres de espacios interiores y limitaciones tanto de tiempo para estar en las terrazas como de aforo en las mismas, que eventualmente se ampliaron para los fines de semana.

Fue en este contexto en el que se utilizó por primera vez el pasaporte Covid, también implementado en otros sectores como la restauración, mediante el que solamente se permitía la entrada a los locales de ocio a las personas que presentaran la pauta de vacunación completa.

El nuevo cierre total volvió a llegar para el sector el 23 de diciembre de 2021, en pleno invierno y justificado por un nuevo aumento de los contagios, justo antes de las fiestas de Navidad, y ha estado completamente cerrado durante el transcurso de 2022.