Vejiga hiperactiva: cuando la urgencia al orinar debe preocuparte

“Hoy en día, existe cierta falta de comprensión sobre el origen exacto del trastorno, lo que limita el encontrar un tratamiento curativo”, reconoce el doctor Héctor Garde García, de la Unidad de Urología Funcional e Investigación de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, quien manifiesta que, en caso de urgencia miccional que limite la vida habitual, principal signo del síndrome, siempre se debe consultar con un urólogo.

Concretamente, define el síndrome de vejiga hiperactiva como un conjunto de síntomas en el que se encuentra siempre la urgencia miccional (deseo imperioso de tener que orinar difícil de controlar); ésta puede ir acompañada de frecuencia urinaria aumentada, con o sin incontinencia urinaria (pérdida involuntaria de orina debido a esta necesidad urgente de orinar). Y siempre debe darse en ausencia de infección del tracto urinario y/o de otras enfermedades. 

7 MICCIONES DE MEDIA AL DÍA ES LO NORMAL

¿Cuántas micciones al día se consideran normales para determinar que una frecuencia miccional esta elevada? La jefa asociada de la Unidad de Urología Funcional e Investigación de este hospital universitario, la doctora Raquel González López, precisa en este sentido que se considera normal hasta siete micciones diurnas de media. Eso sí, aclara que éste es un número “muy variable” al depender de múltiples factores como las horas de sueño de la persona y las alteraciones que pueda presentar en el mismo, la ingesta de líquidos, la toma de ciertos fármacos, diversas enfermedades y otros factores.

La urgencia miccional es la queja más molesta que caracteriza al síndrome de vejiga hiperactiva. Se trata, según relata esta uróloga, de ese repentino deseo de ganas de orinar, de “esas prisas que son difíciles de diferir y que, de producirse de manera muy frecuente, interrumpen y alteran el bienestar diario”. Aquí aconseja, por ejemplo, puntuar en una escala la intensidad de la urgencia cuando ocurre.

Además, señala la doctora González López, la frecuencia urinaria se puede medir, junto con otros datos de la micción, con un diario miccional. En el caso de las pérdidas de orina, también se debe reflejar si se moja la ropa interior o no o los absorbentes necesarios que se consumen en 24 horas.

MERMA LA CALIDAD DE VIDA DE QUIEN LO PADECE

“Es un conjunto de síntomas que, si bien afectan a la calidad de vida de las personas, no afectan a la supervivencia de quien lo sufre”, aclara por su parte el doctor Luis Miguel Quintana Franco, también especialista de esta unidad que pertenece al servicio de Urología del hospital de Quirónsalud.
Así, explica que el diagnóstico se realiza mediante una detallada historia clínica del paciente y tras una exploración física con la que descartar otros procesos génito-vesico-uretrales que podrían estar ocasionando síntomas similares. “Determinados análisis de orina ayudarán a descartar también otros procesos como la infección urinaria (con un cultivo de orina) u otras enfermedades de la vejiga (con una citología de orina). En ocasiones es necesario ampliar el momento de actuaciones diagnósticas con la realización de una flujometría (evaluar el flujo urinario durante la micción), la medición del residuo post-miccional o el diario miccional ya mencionado”, subraya.

¿SE PUEDE CURAR LA VEJIGA HIPERACTIVA?

“No, la vejiga hiperactiva es una enfermedad crónica, pero se puede tratar de una forma muy satisfactoria para el paciente”, insiste por su parte el doctor Garde García, aunque en muchas ocasiones sí advierte que la mejoría tarda en llegar, teniendo que pasar por diversos tratamientos hasta encontrar el más eficaz. 

Con ello, menciona que existen diferentes opciones de tratamiento, en función de las necesidades del paciente, tal y como describe la jefa asociada de la Unidad de Urología Funcional e Investigación de este hospital universitario, la doctora González López:

1.    Terapia conductuales o terapia del comportamiento (el entrenamiento vesical): Son las primeras técnicas por abordar, fundamentales para controlar las pérdidas y disminuir la urgencia; y donde se determinan dos actuaciones de entrenamiento vesical:
o    Modificar la funcional de la vejiga mediante la re-educación miccional; que implica el uso de técnicas como el horario de micción programada y el entrenamiento de retención (retraso de micciones).
o    Rehabilitación del suelo pélvico y técnicas de biofeedback.

Aquí también destaca la experta de la Fundación Jiménez Díaz que es importante la pérdida de peso, ya que hay estudios que afirman que una reducción de peso del 8% en mujeres obesas reduce los episodios de incontinencia urinaria en un 42%. Disminuir la ingesta de líquidos y realizar actividad física regular también mejoran la frecuencia miccional.

2.    Tratamiento farmacológico con medicamentos específicos (anticolinérgicos y los agonistas β-3), que ayudan a relajar la vejiga, a disminuir la hiperactividad del músculo detrusor, y a reducir así la urgencia. “La falta de eficacia o la aparición de efectos adversos con al menos dos medicaciones diferentes nos hará pasar a la tercera línea de tratamiento, que se indicará para casos severos que no responden a otras opciones”, mantiene.

3.    Otras opciones de tratamiento cuando los anteriores no funcionan:o    Toxina botulínica mediante inyección intravesical, ya que ayuda a relajar el músculo detrusor hiperactivo y a reducir los síntomas.
o    La neuromodulación del nervio tibial posterior.
o    La neuromodulación de raíces sacras (implantar un dispositivo que envía impulsos eléctricos por las raíces sacras para modular la función de la vejiga y así reducir los síntomas).

4.     Tratamiento quirúrgico sobre la vejiga: En muy raros casos se puede realizar una cirugía de ampliación de la vejiga (enterocistoplastia) o una derivación urinaria permanente (salida de la orina a través de la piel habiendo realizado un conducto de salida de la orina con intestino); ambos son tratamientos invasivos de uso excepcional y con limitada indicación.