Los Hospitales de Quirónsalud integrados en la red pública madrileña promueven la mejora de la calidad de vida de las personas con trastornos del lenguaje y la nutrición

La jornada, celebrada en formato online y enmarcada en el proyecto “Taller de Cuidadores”, que organiza periódicamente encuentros informativos y formativos sobre aspectos de interés para quienes se encargan de los cuidados de personas con problemas de salud, contó con la participación de expertas de distintas áreas implicadas en los trastornos del lenguaje.

“Nuestro objetivo es facilitar a los cuidadores consejos para abordar el día a día con pacientes dependientes, para quienes lo primordial es mantener un buen estado nutricional a través de una dieta mediterránea, variada y adaptada a las necesidades de cada paciente, y que tenga presente el llamado ‘plato saludable’, que incluye proteína, tanto de origen vegetal como animal, frutas, verduras, hidratos de carbono, grasas saludables y lácteos”, añadió la Dra. Ramírez. Y es que -dijo- “una buena alimentación requiere de planificación y variedad para que el paciente tenga una alimentación agradable, pero que respete sus gustos y preferencias”.

Afasia y disfagia

Por su parte, María Sánchez Verdugo, logopeda de la Fundación Jiménez Díaz, explicó que la afasia es uno de los trastornos más frecuentes en la edad adulta, y que produce dificultades en la comprensión y/o expresión del lenguaje oral y/o escrito: “En el caso de pacientes con daño cerebral adquirido, es posible presentar una recuperación espontánea, sobre todo en los tres primeros meses de evolución; pero, aun así, recomendamos la valoración precoz por un servicio de Rehabilitación para que el paciente pueda volver a su vida habitual en las mejores condiciones posibles”.

En pacientes con afasia puede producirse disfagia, siendo transitoria o perdurando en el tiempo. A este respecto, Beatriz García Botrán, enfermera responsable de Disfagia en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos, concretó que la disfagia “es una alteración o dificultad para tratar de deglutir los alimentos (sólido y líquidos) e incluso, en pacientes con alteraciones severas, la propia saliva”. Entre sus síntomas más comunes destacan la tos y el carraspeo, durante y después de las comidas, y los atragantamientos frecuentes. Como consecuencia de ello puede generarse desnutrición, por lo que es fundamental el asesoramiento de nutricionistas y endocrinólogos para recibir una orientación nutricional adecuada.

En este sentido, Lidia Mela Carrillo, enfermera de nutrición enteral en el hospital mostoleño, destacó los beneficios de mezclar ciertos nutrientes en las comidas mediante este tipo de alimentación (enteral) en aquellos pacientes que no pueden utilizar la vía oral. Y en estos casos, ayudar al cuidador es fundamental, sobre todo acompañándole para que pueda aprender adecuadamente las tareas de limpieza de la sonda nasogástrica o la gastrostomía, explica. Igualmente, destacó otra recomendación muy relevante sobre la postura de la persona que va a recibir la nutrición, que debe ser sentada-incorporada en un ángulo de 300-450, mientras se administre la alimentación.

“Trabajar por la mejor calidad de vida del paciente -y también del cuidador- requiere, en cualquier caso, una labor conjunta de los profesionales de Otorrinolaringología, Logopedia, Endocrinología y Nutrición, y Neurología; y así es como lo llevamos a cabo en nuestros hospitales”, concluyó la Dra. Ramírez.

El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

El Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, fundado hace más de 80 años por el Dr. Carlos Jiménez Díaz, mantiene un concierto con la sanidad pública desde el año 1953, por el que presta servicio sanitario público a la sociedad española.

Siguiendo los compromisos del grupo al que pertenece, Quirónsalud, sus profesionales llevan a cabo labor asistencial, docente e investigadora. Así, mantiene acuerdos con la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras entidades, y cuenta con su propia Escuela de Enfermería. Su Instituto de Investigación Sanitaria fue creado en 2009 por Convenio con la UAM y acreditado en 2010 y reacreditado en 2021 por el ISCIII para un periodo de 5 años.