Como suele ocurrir, en momentos de crisis extremas es cuando surgen las grandes ideas. Quizás sea este el caso de las plataformas de financiación alternativas a la banca tradicional. Y es que,
el frenazo en seco del crédito por parte de las entidades, como consecuencia del estallido de la burbuja inmobiliaria y la posterior crisis de deuda, hizo que muchos individuos buscaran financiación de proyectos o empresas en otro tipo de fuentes, lo que derivó en la creación de empresas de préstamos rápidos o microcréditos como Cashper.es
y plataformas de financiación alternativa que hacían de intermediarios entre individuos que fondeaban el dinero directamente y aquellos que lo necesitaban.

Demanda de crédito en Europa en los últimos años. Fuente: Barclays

Demanda de crédito


Un fenómeno que no ha hecho más que crecer: tal y como exponía el artículo de Pilar Torres “Crodwequity y Crowlending ¿fuentes de financiación con futuro?, las más de un millón de campañas de crowdfunding del 2012 obtuvieron una financiación superior a los 2.700 millones de euros, el 59% en los EEUU y el 35% en Europa. A finales de 2012 existían 563 plataformas en todo el mundo, de las que 18 estaban en España”. A día de hoy, son más de 100 plataformas en nuestro país. Y sólo de Crowdfunding. Plataformas como Lendico que hace de intermediario entre inversores y prestatarios, “permitiendo una financiación a tipos de interés más competitivos”. Un tipo de financiación que pasa por un estricto proceso de verificación y evaluación de riesgo para “valorar correctamente la solvencia del prestatario y el interés asociado a éste”.

Negocios que ya están regulados

El Crowdlending registró en nuestro país una cifra de 13,7 millones de euros en 2014, desde los 2,8 millones de euros de 2013 y los 600.000 euros de 2012. Por su parte, el Crowdfunding alcanzó en 2014 un monto de 10,5 millones de euros, frente a los 6,2 millones de un año antes.  Según ha ido creciendo el interés por este tipo de plataformas, la regulación ha ido de la mano. De hecho, en 2014 el gobierno aprobó el Anteproyecto de Ley para el Fomento de la Financiación Empresarial en el que regula tanto el Crowdfunding como el Crodwequity- plataformas dirigidas a profesionales que generalmente invierten de la mano de un promotor – con el objetivo de proteger al pequeño inversor estableciendo unos límites de inversión muy bajos, así como el registro de plataformas, transparencia total y un nivel mínimo de capital.

Aunque la legislación no diferencia entre plataformas, lo cierto es que hay diferencias en el registro. Mientras las plataformas de Crodwlending lo hacen en el Banco de España,  las de Crowdequity en la CNMV.   La regulación también establece un límite máximo por inversor - de hasta 6.000 euros en un año y limitado a 3.000 euros por proyecto - y por  prestatario, que no podrá exceder el millón de euros.   Se  deja claro que las plataformas actúan como meros intermediarios no pudiendo coinvertir en los proyectos.  Además, estas plataformas no pueden obtener sus ingresos como comisiones de éxito por parte de las empresas si no que lo harán exclusivamente de los inversores.