La fuerte moderación de la demanda interna -consumo e inversión- que sólo creció tres décimas (frente a los 1,5 puntos del segundo trimestre), explican este debilitamiento de la economía, aunque también ha sido clave la persistencia de la inestabilidad en los mercados financieros.


Así, el Banco de España señala que las implicaciones de la crisis financiera sobre las condiciones de financiación y sobre la confianza ha contribuido a "frenar el avance de la actividad" y los episodios "más agudos" de dicha crisis de las últimas semanas "podrían haber inhibido el crecimiento económico adicionalmente".


Debilitamiento del consumo


El organismo advierte de que tanto el consumo privado como la inversión han caído en este tercer trimestre, aunque no especifica cuánto.

Detrás del debilitamiento del consumo de las familias, dice, está no sólo la pérdida de confianza por la "delicada" situación financiera o por el empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas, sino la evolución "más desfavorable" de los factores que determinan directamente ese consumo, como la destrucción de empleo y la menor renta disponible ante la elevada inflación.

El decrecimiento registrado entre julio y septiembre supone el primer registro intertrimestral negativo de la economía española desde el segundo trimestre de 1993, en el que el PIB cayó el 0,3 por ciento, año al que también hay que remontarse para ver un decrecimiento interanual de la economía, que fue en el cuarto trimestre y también de tres décimas.