Para evitar su quiebra, el Banco de Inglaterra le concedió un crédito ilimitado (cerca de 25.000 millones de libras, equivalentes a más de 31.000 millones de euros), pero esa ayuda, que recibió el visto bueno de Bruselas, debía limitarse a seis meses.Londres trató de encontrar un comprador para reflotar la entidad, pero finalmente, en febrero, acabó optando por su nacionalización.Según la legislación europea de competencia, para aceptar nuevas ayudas al banco, más allá de los seis meses citados,
las autoridades británicas deben garantizar su viabilidad futura sin inyecciones adicionales de dinero público y, además, Northern Rock tiene que reducir su tamaño.Las partes podrán exponer sus posiciones
La Comisión Europea recalca que al iniciar una investigación en profundidad se da la oportunidad a las partes interesadas de exponer sus puntos de vista a los responsables comunitarios, pero en ningún caso se prejuzga el dictamen final.Su objetivo, señala la comisaria de Competencia, Neelie Kroes, es ofrecer seguridad jurídica, visto el volumen de las ayudas y la situación de los mercados financieros.Según la información facilitada por las autoridades británicas a la Comisión Europea, el plan de reestructuración prevé una reducción de la actividad crediticia y del balance de Northern Rock, que antes de la crisis era el quinto banco por volumen de hipotecas del Reino Unido.Quiere devolvr el dineroLa entidad pretende devolver al Banco de Inglaterra los fondos recibidos en el marco del crédito ilimitado y también planea liberar al Gobierno de las garantías dadas a los bonos emitidos.Para ello, el banco tendrá que encontrar nuevas vías de financiación, mediante la reestructuración de su cartera de depósitos.Con su decisión de hoy, la Comisión reclama a las autoridades británicas detalles adicionales sobre las medidas adoptadas y también invita a otros actores interesados a responder si las salvaguardas para evitar efectos negativos a la competencia son suficientes.

