Nos metemos de lleno en el mes de septiembre. Un mes que va a dar que hablar, y mucho porque en él están centradas todas las esperanzas de la supervivencia de la Eurozona: España podría solicitar formalmente ayuda, se conocerán los balances de los bancos, podría darse la ayuda para las entidades nacionalizadas y Grecia podría sacar el segundo pie del euro. Son muchos los frentes de los que depende la Eurozona. Pero en Estados Unidos y los emergentes tampoco se ven las cosas con demasiada claridad – los últimos datos evidencian el contagio de la crisis de la Eurozona a las distintas economías. Ralentización, lo llaman.

Back to basics…..la vuelta a lo básico

Ante este panorama ¿dónde invertir? Los expertos de Fidelity reconocen que “el pesimismo a corto plazo en torno a la dirección de los mercados a menudo puede atemperarse con un recordatorio de algunas verdades de la inversión a largo plazo: centrarse en flujos de renta – los dividendos en un entorno de tipos de interés bajos son atractivos- la diversificación hace que las rentabilidades sean más homogéneas, centrarse en la calidad y gestionar activamente las inversiones”. Precisamente si nos centramos en una de estas variables, la diversificación, ¿por qué no contar con fondos sectoriales? Son fondos que ofrecen la posibilidad de segmentar sectorial o geográficamente la cartera con el fin de eliminar o reducir la influencia del mal comportamiento global de los mercados y las economías. Fondos que en su mayoría invierten en “empresas de sectores y países poco explotados, en cuanto a inversión se refiere, por lo que la capacidad de crecimiento y generación de caja es muy superior a la de compañías más maduras”, aseguraba en Estrategias de Inversión el responsable de mercados de Robeco en España y Latam
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Los temas son tan variados como sectores existen en el mercado. Sin embargo, los que mejor comportamiento están teniendo en los últimos ejercicios son los que tienen exposición a los recursos naturales (ver ranking página siguiente) : madera, agua, agricultura, oro...pero también medicamentos, tecnología o seguridad. El abanico es amplio. Y todos tienen un foco en común: el incremento de la población a nivel mundial, el aumento de la clase media en los emergentes – demandantes de mayores bienes- y el paso de una población rural a una urbana.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura) estima que la producción alimentaria mundial tiene que aumentar un 70% hasta 2050 para satisfacer la demanda de la población mundial, que se espera que aumente más de un tercio. Sacar partido de compañías relacionadas con la agricultura y tierra de labranza es el Leit motiv del Pictet Agriculture. Un fondo que abarca empresas relacionadas con producción agrícola, técnicas de gestión y servicios y conservación de alimentos, que son menos sensibles a variaciones del mercado y llegan a tener correlación negativa con el aumento de las materias primas agrícolas”, explica Gertjan van der Geer, gestor del fondo. Y añade que Estados Unidos está teniendo su peor sequía en 50 años, con lo que las estimaciones para la próxima cosecha han tenido que ajustarse resultando en un espectacular rally en el precio del maíz, soja y trigo.

En este entorno “la economía de la agricultura se ve muy favorecida por la demanda de maquinaria y abono de zonas no afectadas por la sequía”. Hay que tener en cuenta que la agricultura global está muy fragmentada y las buenas prácticas pueden elevar la calidad de las tierras de labranza, limitando insumos de producción y reduciendo costes.


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