Así, gran parte de las posiciones cortas abiertas sobre los bancos españoles desde principios de noviembre, se cerraron ayer por el temor de que el BCE se disfrazara hoy de la FED y anunciara importantes medidas expansivas, como aumentos en las compras de bonos periféricos, o alguna otra medida similar.

Sin embargo, Trichet se limitaba a alertar sobre la los riesgos que persisten en los países con problemas, y que mantendrá hasta abril las medidas ya establecidas con anterioridad. La decepción llevaba al Ibex a caer 250 puntos en menos de una hora, corrigiendo el falso descuento que se realizó ayer.

Pero, cuando Trichet aún estaba compareciendo frente a los periodistas, los mercados se volvieron a dar la vuelta (la segunda vez en el día), ante una enorme mejora de los spreads de deuda, que respondían al alud de compras que se estaban produciendo en el mercado secundario de bonos irlandeses y portugueses (hasta cantidades superiores a 100.000 millones), y que, a falta de confirmación, llevaban la autoría del BCE. Preguntado en la rueda de prensa por estas noticias, Trichet respondía que “no contesta a rumores”.

Así que, si efectivamente ha sido el BCE quien ha comprado esos bonos, lo habría hecho en paralelo a un discurso que apuntaba a otra cosa. De esa forma, aunque el BCE no haya tomado ninguna medida mínimamente parecida al Quantitative Easing de la FED, sí que ha copiado los misterios de su discurso, calculando cómo se evita decepcionar a los mercados cuando éstos han anticipado algo distinto a la realidad.

Los índices, de la mano de los valores bancarios y cíclicos, han respondido con alzas. En el Ibex, Santander y BBVA volvían a subir con fuerza, acompañados de un volumen elevado, buena señal ante tanta incertidumbre.

Es posible que los mínimos alcanzados el martes (9.250) sean respetados en lo que queda del año, pese a que los problemas de la deuda periférica no hayan acabado, y los ataques a los spreads de deuda, CDS y bancos se puedan retomar las próximas semanas.