Si comparamos la gráfica del oro con la del Dow Jones, vemos que desde el último trimestre del año pasado sólo durante los meses de verano el oro ha servido de “valor refugio” para los inversores.


En concreto, a comienzos del pasado mes de Mayo el Dow Jones cotizaba por encima de los 11,000 puntos y la onza de oro se situaba en niveles de 1,179 dólares. La inestabilidad global que se vivió en ese momento en los mercados de renta variable global llevó al selectivo industrial a caer por debajo de los 9,800 puntos durante la primera semana de Julio. Durante esas mismas semanas, ante la incertidumbre global, los inversores buscaron la estabilidad del metal precioso que ese mismo mes ya cotizaba en niveles (nunca vistos antes) de 1,260 dólares la onza.




Desde ese momento y tras tres recortes sucesivos, el selectivo norteamericano no ha dejado de subir hasta llegar a los niveles actuales rozando de nuevo los 11,000 puntos. Este pasado mes de septiembre ha servido para confirmar que el mercado de las commodities, está captando la atención de los inversores a nivel mundial tanto o más que la renta variable. Cierto es que se dan las condiciones idóneas: un dólar muy debilitado, unos tipos de interés en mínimos, crisis de deuda en Europa, guerra de divisas, etc… y no menos cierto es que los inversores nunca dispusieron de tantos vehículos de inversión que les acercaran al mercado de las materias primas, veamos: acciones de compañías ligadas al sector, fondos de inversión, ETF’s, Warrants, CFDs, etc… pero pese a todo ello, el mercado de las commodities ya goza del mismo status que el de la renta variable, y ya hace tiempo que dejó de ser considerado una alternativa donde “refugiarse” ante la incertidumbre de los mercados globales.

A día de hoy queda demostrado que los inversores apuestan cada vez más por este mercado, porque entran para quedarse.

Miguel Freijo
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