En una nota de investigación, Blanchard y otros tres economistas del FMI recomendaron abstenerse de hacer grandes recortes en las tasas impositivas de las empresas, dividendos y ganancias de capital -medidas respaldadas por los republicanos- porque consideran que "serán probablemente inefectivas" porque las ganancias son bajas. Los cambios son "a menudo difíciles de revertir", agregaron. En una entrevista, Blanchard dijo que un recorte impositivo general puede ser menos efectivo que otras medidas porque muchos consumidores ahorrarían el dinero en vez de gastarlo.
No todos los comentarios del FMI sobre Obama fueron buenos. Blanchard advirtió que los planes del gobierno para rescatar a las automotrices podrían provocar una guerra comercial con otros países tratan de igualar la ayuda de EE.UU. Blanchard agregó que los países deberían abocarse a proveer créditos en el caso de las reestructuraciones corporativas como las que ocurren cuando una empresa se declara en bancarrota. Entre las nuevas propuestas del FMI se menciona un tipo de "seguro contra la recesión". Bajo este plan, los gobiernos ofrecerían un seguro a empresas e individuos, el cual se podría cobrar si el Producto Interno Bruto cayera por debajo de un cierto nivel.
"Un amplio uso de tales contratos (de seguro contra la recesión) proporcionaría un estabilizador automático extra porque los pagos se harían cuando son más necesarios, es decir, cuando llega la tormenta", indicó el estudio del FMI. La entidad y otras instituciones internacionales anteriormente han instado a países a emitir bonos ligados al PIB, pero estos pagarían mayores retornos si el crecimiento fuera más alto de lo esperado. Incluso esa idea ha encontrado pocos adeptos.
Eduardo Borensztein, un economista del Banco Interamericano de Desarrollo que ha trabajado en bonos ligados al PIB, dijo que esto se debe en parte a que estos bonos están identificados con Argentina, que los usó como parte de un paquete de repago de deuda después de que declaró la cesación de pagos en 2001. En total, Argentina pagó sólo cerca de 30 centavos por cada dólar de los viejos bonos. Con instrumentos ligados a la recesión, reconoció Blanchard, los potenciales compradores podrían preocuparse de si, durante un bajón, los gobiernos harán los pagos que prometieron

