Con esta medida, el BoJ pretende incrementar las expectativas de inflación, reducir los tipos de interés reales y provocar la depreciación del yen, con el fin de ganar competitividad e impulsar la actividad exportadora, muy mermada también por la debilidad de la economía mundial (la desaceleración de las exportaciones ha provocado una drástica reducción del superávit comercial de la economía japonesa).

Evolución del yen contra euro y dólar


Fuente: elaboración propia a partir del fixing del BCE.

Además de la depreciación del yen y la caída de los tipos de interés nominales, la masiva inyección de liquidez puede tener implicaciones muy positivas para el mercado bursátil nipón (el Nikkei cerró la sesión de ayer con un avance próximo al 3%). Si el Nikkei ha sido uno de los índices más recomendados para este año por el consenso del mercado, con la expansión monetaria las perspectivas de revalorización ganan dimensión. Ahora bien, en este punto hay que tener cuidado. Y es que las expectativas de debilitamiento del yen hace recomendable invertir en el mercado japonés a través de fondos de inversión que cubran el riesgo divisa, con el fin de que la pérdida de valor de la divisa japonesa no afecte negativamente el retorno potencial en euros.

Como alternativa dentro de esta categoría de activo, esta semana propongo el fondo Schroder ISF Japanese Equity A1 EUR Hdg. El fondo invierte en acciones de compañías japonesas, posicionándose entre los mejores de su categoría con una rentabilidad en el año del 19,7%.


Evolución del fondo Schroder ISF Japanese Equity y comparativa con el MSCI World

Fuente: Morningstar.