Para mí, y esto es ya a nivel de opinión personal, el Euro siempre (y con ‘siempre’ me refiero a que se repetirá in eternum durante su existencia) llevará consigo esa áurea de debilidad; pero no de debilidad a nivel de fortaleza intrínseca, sinó más bien de debilidad a nivel estructural. Se habla ahora de esta debilidad estructural con Irlanda como cabeza de turco, pero nos olvidamos que esto era así en 1.999 y seguirá siendo así en 2.030.
También nos olvidamos, quizá porque nos interesa olvidarlo, que hace apenas cuatro semanas nos llevábamos las manos a la cabeza cuando oíamos al presidente de la Reserva Federal estadounidense, Ben Bernanke, anunciar que iba a despegar de nuevo con su helicóptero apagafuegos e inyectar cerca de un billón de dólares a través de la compra de activos de deuda para seguir estimulando el crecimiento en su país. Ni lo de hace cuatro semanas era para tanto, ni por supuesto lo que hay en Europa lo es.

Pero si una cosa han dejado los mercados financieros en estos últimos meses, es que ya da igual cuál sea la realidad; ellos dictan la pauta y toca seguirla o sufrir las consecuencias. Y es esa pauta la que está actualmente machacando al Euro sin piedad en los mercados, habiendo marcado ya un mínimo por debajo de 1.30 con respecto del Dólar, es decir, más de 1300 pips de caída desde los casi 1.43 de hace tan sólo cuatro semanas. Vaya por delante que
este mes de Noviembre que acabamos de dejar ha sido el que ha tenido mayor amplitud de rango en el cruce EUR/USD en lo que va de año.

Si bien en el corto plazo la caída del Euro, ya no sólo por rango, sinó por velocidad, es más que excesiva (y repito, ya no vale buscar excusas o justificaciones a tal movimiento, es lo que tenemos y hay que aceptarlo), he decidido adjuntar a este escrito un gráfico diario con una antigüedad suficiente para poder ver cómo, a nivel técnico, la caída actual la podemos enmarcar dentro de un proceso más amplio de caída del Euro con respecto del Dólar (el cruce de referencia). Un objetivo de 1.20-1.15 no me parece nada descabellado, y allí tendríamos la culminación de una enorme figura de hombro-cabeza-hombro (el comúnmente conocido como fantasma), que de ser confirmada nos llevaría por debajo de la paridad en un escenario a dos años vista aproximadamente. Para deshacer esta visión tan negativa a medio plazo para el Euro, deberíamos de superar no sólo los máximos recientes, sinó la zona de los 1.47 aproximadamente, algo que por ahora se antoja más que complicado.

Como ven, sin alarmismos injustificados y tan sólo echando un vistazo rápido y objetivo al gráfico se puede llegar a la misma conclusión que los catastrofistas que intentan acabar con la moneda única europea.

Ahora bien, estos últimos, los catastrofistas, pueden perseguir otro fin con la situación actual. Es decir, no sólo buscar la consecución de los objetivos técnicos antes mencionados, sinó ir más allá en aras de sus propios intereses. Y sí, por si alguien se lo está preguntando, me estoy refiriendo a los alemanes. No entiendo muy bien a qué juegan, pero a mí de pequeño me decían que el que juega con fuego se quema. Y el hecho que cerca del 50% de los alemanes quiera un retorno del marco alemán como moneda de uso no justifica el hecho que las autoridades germanas estén lanzando tanta basura encima de algo de lo que ellos pueden ser lo que salgan peor parados.

Con sus incendiarias declaraciones, su apuesta por la quiebra de algunas economías y desestabilización de la Euro-zona en su conjunto, parecen olvidarse que los bancos alemanes pueden salir trasquilados si los cerca de dos-cientos mil millones que se les deben no les son pagados. Una cosa es que la señora Merkel, el señor Weber y compañía tengan intereses ocultos (¿posiciones bajistas tal vez?) para devaluar a gran velocidad el Euro, otra muy diferente es que con algo tan simple como que un Euro débil favorece las exportaciones alemanas, se esté jugando con su supervivencia. Eso ya no tiene ni pizca de gracia.