Si General Motors (GM), Ford y Chrysler no reúnen las condiciones de reestructuración y el resto de requisitos, "no habrá un flujo ilimitado de dinero para esta industria", explicó en rueda de prensa la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi.
La legisladora subrayó que, de todas maneras, los "Tres grandes de Detroit" deben poner en marcha un plan de reestructuración y viabilidad a largo plazo para marzo de 2009, como condición para recibir la ayuda.
Pelosi calificó la nueva propuesta como ir a la barbería porque, al final, "todos tendrán un recorte de pelo, es decir, en cuanto a las condiciones impuestas en el proyecto de ley".
El dinero saldrá de un programa de 25.000 millones de dólares a cargo del Departamento de Energía para la fabricación de autos más eficientes y ecológicos, y el Gobierno sería el principal "acreedor" y recibiría garantías en acciones equivalentes al 20 por ciento del préstamo.
Los legisladores prevén la creación de la figura de un "zar del auto", que podría ser nombrado en los próximos dos a tres meses, para supervisar el manejo de los fondos y la reforma del sector.
Las tres compañías tendrán hasta el 31 de marzo de 2009 nuevos planes de viabilidad a largo plazo.
Compromiso de las automovilísticas
Además, los fabricantes tendrán que restringir las compensaciones y bonos a los ejecutivos, no podrán pagar dividendos a los accionistas mientras están endeudados con el Gobierno, y tendrán que deshacerse de sus aviones privados.
El préstamo se otorgaría a un plazo de siete años, con una tasa de interés del cinco por ciento en los primeros cinco años y del nueve por ciento en los dos años restantes.
Entre otras ataduras, el "zar del auto" podría exigir el pago temprano del préstamo si considera que Detroit no ha registrado avances en los planes de reforma, en los que también colaborarían los accionistas, acreedores, abastecedores y concesionarios.
El plan en ciernes no contempla la renuncia o despido de ningún máximo ejecutivo de Detroit, pese a que algunos legisladores, descontentos con la gestión empresarial del sector, han pedido la cabeza del presidente de GM, Rick Wagoner.
Tras emitir hoy una especie de "mea culpa" por los errores cometidos, General Motors agradeció "los esfuerzos incesantes" del Congreso y la Administración del presidente de EE.UU., George W. Bush, por salir al rescate de la industria.
GM, el que peor está de los tres fabricantes, prometió acatar las condiciones que imponga el Congreso y continuar su reestructuración "con gran urgencia".
"Millones de trabajos, la base industrial de Estados Unidos y la futura competitividad están en juego, y urgimos una rápida aprobación del proyecto", puntualizó en un comunicado GM.
Tras el anuncio del acuerdo tentativo, las acciones de GM en la Bolsa subieron 85 centavos, o 21 por ciento, a 4,93 dólares, mientras que las de Ford aumentaron 66 centavos, o 24 por ciento, a 3,38 dólares.
El presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja, Barney Frank, afirmó que los demócratas ya han tomado pasos "conciliatorios" para destrabar las negociaciones, y reiteró su queja de que la suma en cuestión es insuficiente ante la gravedad de la crisis de liquidez del sector.
Por su parte, un grupo de trabajadores y sindicalistas de Michigan, Indiana, Ohio y Nueva York llegó hoy en caravana hasta el Capitolio para urgir una ayuda de Washington, tras asegurar que el colapso del sector será sinónimo de millones de despidos.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria Automotriz (UAW, por su sigla en inglés) ha advertido de que los empleados no deben ser "chivos expiatorios" de una crisis generada en parte por una combinación de factores ajenos al sector.
A cambio de las concesiones que ofreció la semana pasada, UAW busca tener una participación en GM y un posible sitio en la mesa directiva de la empresa.
Ante la tibia respuesta que de momento ha dado la Casa Blanca al recibir la propuesta demócrata, fuentes legislativas han indicado que, en todo caso, se trata de un "borrador" que está sujeto a modificaciones.

