Incertidumbre es la palabra más nombrada en los últimos meses. Temporadas en las que las dudas han sido el pan de cada día que, especialmente, han estado sobre la mesa del sector financiero. Un sector que no ha contado con la fe de los inversores hasta que se decidió sacar a la luz los ya populares test de estrés con un objetivo concreto. Había que devolver al mercado la confianza que se había esfumado pese a que para ello hubiera que publicar unos resultados más que criticados por ser laxos, faltos de datos, especialmente los relacionados con uno de los temas más preocupantes como es la exposición a la deuda soberana o, la falta de cifras auditadas para comprobar su veracidad o no. Pero sea como fuere, el objetivo se consiguió. Como recuerdan desde Moody´s, las dificultades para financiarse experimentadas por las empresas españolas se suavizaron con la llegada de las pruebas de estrés y tras el compromiso del Banco de España se seguir siendo transparentes. Un escenario del que ya gran parte de los bancos ha querido aprovechar y reanudar las emisiones de deuda corporativa que en menos de dos meses han superado los 12.000 millones de euros.
La banca tomó no ta de ello y a mediados de julio
BBVA se lanzó a colocar 2.000 millones de euros en cédulas hipotecarias a un plazo de tres años y con un interés de 195 puntos básicos sobre un tipo "mid swap". Poco después fue Bankinter la entidad que colocaba 400 millones en cédulas. Por su parte, Banco Santander fue el banco que colocó 1.500 millones de euros en bonos, con una demanda muy superior a la oferta. Y como tampoco querían ser menos, tanto Banesto como Banco Popular emitieron 600 y 700 millones de euros respectivamente, en cédulas hipotecarias. No obstante, Banco Popular vuelve a lanzar una oferta de canje para los tenedores de cédulas hipotecarias emitidas el 18 de octubre de 2005 y de bonos simples emitidos el 8 de febrero de 2007, para lo que realizará una nueva emisión de cédulas hipotecarias por un importe nominal máximo de 1.750 millones.
Parece que el mercado se está estabilizando. Así lo considera Vicent Ferraton, director de investigación de renta fija empresarial de Pictet Asset Management y gestor de Pictet-EUR Corporate Bonds, "pues los bajos tipos de interés de la deuda del Estado y el menor acceso al crédito bancario podría forzar a las empresas a hacer más emisiones", señala. En concreto, haciendo hincapié en el sector bancario, Ferraton considera que "tiene mucho que emitir y recientemente se han sobre-subscrito emisiones a tres años con interés variable de instituciones de mejor calificación crediticia, probablemente porque los inversores cuentan con elevada liquidez tras recuperar sus posiciones en la renta variable".
"En las últimas semanas estamos viendo un auge en la emisión de deuda corporativa por parte de las empresas después de un año 2010 en el que las emisiones se habían reducido con respecto al año anterior", reconoce Covadonga Fernández, analistas de Selfbank. Así lo demuestran los datos publicados en el mes de agosto por BME, "que reflejan un incremento del 58% YoY de las admisiones a negociación de nuevas emisiones de renta fija privada". "Las dudas con respecto a la deuda soberana habían frenado este tipo de emisiones al elevar los costes de financiación de las compañías; sin embargo, una vez que estos temores se han relajado, parece que se han vuelto a retomar este tipo de operaciones. Banesto, BBVA, Ferrovial o Sabadell son algunas de las compañías que han colocado esta clase de emisiones, con muy buena acogida por parte del mercado", apunta esta experta. Desde Selfbank prevén que esta tendencia continúe en los próximos meses, "puesto que el acceso al crédito bancario tardará tiempo en normalizarse. Especialmente en el sector financiero, donde las necesidades de financiación son más acuciantes, con un mercado interbancario cerrado y una captación de depósitos que tiene que hacer frente a una competencia cada vez mayor".
Pero ¿qué hay más allá de estas emisiones de deuda? Quizá Basilea III tenga algo que ver. La normativa de Basilea III establece que la banca tenga que aumentar sus reservas para afrontar la crisis. En concreto, se establece un nuevo ratio de capital, Tier 1, mínima para los bancos de todo el mundo. El nuevo mínimo fijado se sitúa en el 4,5% y ha añadido, por primera vez, un colchón adicional del 2,5%, lo que suma un total de 7%, que triplica el volumen de reservas de activos que los bancos deben reservar frente a las pérdidas. Con esta medida, los bancos verán restringida su capacidad para pagar dividendos y bonus. "Estamos en un momento en que los bancos deciden si hacer ampliación de capital, emisiones de deuda, y tal y como está el mercado tras los test de estrés, lanzan estas emisiones que tan bien están siendo acogidas por el mercado", recuerda Soledad Pellón, analista de IG Markets. En definitiva -continúa- parece que la confianza sigue ahí y la banca mediana empieza a recuperarse poco a poco, pero contamos con un telón de fondo importante como es Basilea III, por el que las entidades pueden aumentar el ratio de capital, lo que ha provocado que las empresas necesiten bien ampliación de capital o estas emisiones de deuda para recapitalizarse".
La rentabilidad de la deuda corporativa en EE.UU. cae en picado
Los débiles datos que están dejando las perspectivas económicas al otro lado del Atlántico están afectando a los mercados de deuda corporativa y pública del país presidido por Barack Obama, en el que las últimas emisiones han sido protagonistas por el descenso del rendimiento. Uno de los mayores ejemplos es IBM pues cuenta con la menor rentabilidad histórica para deuda corporativa en dólares. Muy de cerca le sigue la compañía Procter & Gamble que colocó bonos con un cupón del 1,375% durante el pasado mes de febrero, General Electric con un rendimiento del 1,8%, Shell con un rendimiento del 1,2% mientras que Citigroup Funding entre el 2,3 y 1,4%.
Minería, metales y materiales de construcción, la deuda empresarial que mejor se ha comportado
"Mientras bancos y deuda subordinada de compañías de seguros se han comportado peor, la deuda empresarial ha estado marcada por el buen comportamiento en los sectores de minería, metales y materiales de construcción", aseguran desde Pictet Funds. Ferraton reconoce que "actualmente algunos sectores parecen muy caros, principalmente los más cíclicos. Sin embargo son interesantes algunas emisiones de alta sensibilidad al mercado de recursos básicos y es recomendable sobreponderar servicios públicos y compañías de telecomunicaciones de la Península Ibérica e Italia".
En lo que respecta al sector financiero, hay que tener en cuenta hay diversas propuestas para regular el sistema aunque conviene la exposición de deuda subordinada financiera Tier 2 de manera estratégica. A diferencia de la deuda Tier 1 -capital social y reservas obligatorias, que el banco no puede retirar- la subordinada no paga cupones y no está sometida a rumores respecto a posible impago. Por otra parte, explica Ferraton, "conviene infraponderar el sector del automóvil, donde hay un exceso de capacidad y tendrá que afrontar un entorno más desafiante".
Una de las advertencias que lanzan desde Pictet Funds es que aunque las primas de riesgo parecen atractivas teniendo en cuenta la baja rentabilidad de la deuda gubernamental, puede convertirse en un factor de riesgo al ofrecer la oportunidad a las empresas de reconstruir nuevamente niveles de deuda a bajo costo. Un segundo factor que debe tenerse en cuenta es la competencia de la deuda soberana de los países periféricos de la Eurozona, con grandes necesidades de financiación. En conjunto, la deuda corporativa puede resistir y hay un proceso de desapalancamiento en marcha que justifica sobreponderar esta clase de activos, pero la volatilidad no ha desaparecido y si se manterializase una doble recesión se vería muy afectada.

