Lisa Shalett, directora de inversiones y gestión patrimonial de Morgan Stanley, ha indicado que la escasez de mano de obra en los EE.UU. no es algo temporal y que tendrá sus implicaciones sobre la inflación, política monetaria y mercado de valores.

La dinámica del mercado laboral estadounidense sigue confundiendo a legisladores, empleadores e inversores. 4,3 millones de trabajadores renunciaron a sus trabajos en agosto, mientras que el número de puestos vacantes se mantuvo alto y por encima de los niveles de julio en las 10,4 millones de vacantes.

Además hay 5 millones de trabajadores que permanecen desaparecidos. ¿Dónde están y por qué no están trabajando?

Los inversores que se mantienen con una perspectiva alcista en el mercado sostienen que esto se debe a las preocupaciones sobre el covid-19, la resistencia a la vacuna para no volver a la oficina o el vencimiento de los beneficios por desempleo durante la pandemia.

Sin embargo, desde Morgan Stanley advirtieron en julio que el mercado laboral está ante cambios estructurales que podrían incidir en la inflación, política monetaria, cadena de suministros y desempeño del mercado de valores.

Esta escasez ha enfriado el sentimiento empresarial, enviando el índice de optimismo de las pequeñas empresas de la Federación Nacional de Empresas Independientes de EE. UU. a 99,1 en septiembre, el más bajo desde marzo.

Entre los encuestados, un 52% reportó la falta de candidatos para las vacantes, tercer record mensual consecutivo. Además,  un 42% ha dicho que ha aumentado las compensaciones y un 30% estima elevar los salarios en los próximos meses.

¿Cuál es la causa de la escasez?

Primero, la fuerza laboral se contrajo durante la pandemia. Al menos 200,000 de las más de 750,000 muertes relacionadas con COVID pertenecían a la población activa elegible, según estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Mientras tanto, otra parte de la población puede estar experimentando síntomas de “covid prolongado”.

No hay que olvidar las jubilaciones adelantadas.

El análisis de la economista jefe de Morgan Stanley & Co., Ellen Zentner, muestra que alrededor de dos millones más de personas abandonaron la fuerza laboral debido a la jubilación de lo que hubieran predicho las tendencias demográficas.

La visión de los empleados también ha sufrido cambios con respecto a sus empleos. Los empleados de “cuello blanco” que pudieron trabajar de forma remota durante la pandemia ahora se dan cuenta de que pueden trabajar desde cualquier lugar. Mientras tanto, los trabajadores de “primera línea” que enfrentaron un estrés elevado y riesgos para la salud durante la pandemia, a menudo en malas condiciones laborales, ahora exigen mejores salarios y beneficios.

¿Podría esto reducir las ganancias?

Los sectores no esenciales como la recreación o servicios enfrentan una escasez debido a que sus trabajadores han cambiado de carrera. Lo que impulsa una oleada de reentrenamiento y reposicionamiento profesional, habilitados por el aprendizaje en línea y las opciones de certificación profesional, así como un impulso hacia, por ejemplo, el emprendimiento.

Estos factores generan una metamorfosis en el mercado laboral, impulsando los salarios y alimentando la inflación.

Esto también es importante para la política monetaria, resultados empresariales y valores en la bolsa. Más del 54% de los gastos de las empresas del S&P 500, o hasta tres o cuatro veces otras partidas son destinados a los costos laborales.

Esto golpeará a los alcistas que creen que el fuerte crecimiento de las ganancias continuará impulsando la rentabilidad. Quienes invierten en el sector financiero tienen en cuenta el potencial de los salarios más altos para presionar los márgenes de beneficio y frenar el crecimiento de los beneficios.

Los inversores en el sector tecnológico aún se muestran optimistas.

“En este entorno, los inversores deben vigilar las métricas de crecimiento salarial e inflación, y considerar equilibrar las selecciones activas de acciones entre negocios intensivos en capital y negocios intensivos en mano de obra. Favorecemos la sobreponderación de las finanzas y la energía frente a los productos básicos de consumo y la sanidad, mientras que la infraponderación del consumo discrecional y la tecnología, que siguen pareciendo caras”, finaliza Shalett.