Los Estados Unidos no carecen de datos sobre las causas y efectos de la Gran Recesión, opina Tony Hughes, de Moody's en American Banker.
“Los reguladores se han basado en esta información para diseñar las normas destinadas a reducir la posibilidad de que este evento se repita (…) el escenario adverso de las pruebas de resistencia de la Reserva Federal (Fed) a la banca, por ejemplo, tiene como base los datos económicos de dicho periodo oscuro”.

Sin embargo, este experto matiza: “No hay dos recesiones idénticas. A pesar de que tener una autopsia completa de la crisis financiera de 2008-2009 es deseable, el verdadero desafío para los diseñadores de los tests de estrés será prever la próxima recesión y asegurarse de que los bancos estén lo suficientemente capitalizados para soportar un evento que lastre sus reservas”.
Hughes señala que no tiene “una visión concreta sobre cómo será un evento similar a la Gran Recesión, pero otras importantes crisis, aún vivas en mi memoria, me sugieren que los bancos deben estar preparados para hacer frente a una amplía gama de dificultades”.
Los protocolos de las pruebas de estrés actuales han sido claramente diseñados con los fracasos de Lehman Brother o Washington Mutual en mente. “Idealmente, el proceso también debe ser capaz de tratar con éxito una repetición potencial de las crisis anteriores”, pero no podemos confiar en que la próxima recesión será menor, concluye.