Wall Street cerró este miércoles con importantes retrocesos en sus principales índices que se suman al lunes negro que vivieron los inversores estadounidenses. El Dow Jones cerró este miércoles en los 23.553 puntos tras dejarse un 5,8%, el S&P 500 un 4,89% y el Nasdaq Composite un 4,7%. Estos dos índices también están a las puertas de una corrección desde sus máximos anteriores del 20%, ya que acumulan un descenso superior al 18%.

Este desplome tiene lugar apenas dos días después de un lunes negro en el que el Dow Jones sufrió la mayor caída en puntos de su historia. Las bajadas obligaron al cierre temporal de Wall Street, un mecanismo destinado a evitar el pánico de los inversores y que no se usaba desde 1997.

El Dow Jones se vio especialmente golpeado por el desplome del 18,1% de las acciones de Boeing que anunció la cancelación en febrero de 46 pedidos de aviones. Boeing protagonizó su peor caída intradía desde julio del 2017, hasta 189.08 dólares por título, situando el valor de la compañía en 106.480 millones de dólares.

 

EEUU suspende todos los viajes desde Europa por el coronavirus y el Dow Jones entra en mercado bajista

 

Tesla se ha convertido de esta manera en la empresa industrial que más capitaliza en Estados Unidos, marcando un nuevo hito en su recuperación este año y superando el valor bursátil de Boeing. La capitalización de mercado de Tesla superó a la de Boeing en aproximadamente más de 12.000 millones de dólares al medio día del miércoles.

Los futuros prologan las caídas pese a las medidas de Trump

El mercado de futuros de Wall Street tampoco anticipa en la sesión de este jueves un rebote pese a las medidas anunciadas este miércoles por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Los futuros del Dow Jones caen un 5%, los del Nasdaq un 4,7% y los del S&P 500 un 4,5%. Los futuros del índice de pequeñas compañías estadounidenses, el Russell 2000, también cae un 4,65%

Trump ha anunciado este miércoles la suspensión durante 30 días de vuelos procedentes de Europa, a la que ha criticado por no haber gestionado bien la crisis ante la llegada de casos de coronavirus procedentes de China. La medida entrará en vigor la medianoche del viernes para evitar que nuevos casos entren en Estados Unidos y "proteger la salud y el bienestar de los americanos".

El mandatario ha anunciado así una restricción que no afecta al Reino Unido y que se aplicará a los "a los extranjeros que hayan estado en los 26 países que tienen acuerdos de fronteras abiertas en los últimos 14 días", aludiendo al Espacio Schengen, según un mensaje publicado en la red social Twitter.

Un mensaje que contrasta con las declaraciones emitidas hace un mes sobre que el COVID-19 se "iría en abril" debido al "calor", a la vez que aseguró que Estados Unidos estaba "preparado" para frenar la expansión del virus.

En el comunicado ha expresado que estas "prohibiciones no sólo se aplicarán a la tremenda cantidad de comercio y cargas, sino a varias otras cosas a medida que obtengamos la aprobación". "Cualquier cosa que venga de Europa a Estados Unidos", ha zanjado.

Sin embargo, horas después, Trump ha expresado mediante la citada red social que "es muy importante" que todos los países y empresas sepan que el comercio "no se verá afectado de ninguna manera por la restricción". "La restricción detiene a las personas, no a los bienes", ha aseverado.

Por otra parte, las personas que están exentas de estas restricciones, como los ciudadanos estadounidenses, serán trasladados a aeropuertos "limitados" donde puedan realizarse controles, ha agregado la Casa Blanca.

En este sentido se ha expresado también el Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, que ha trasladado en un comunicado la misma información que la Casa Blanca y ha insistido en que "no se aplica a los residentes estadounidenses legales permanentes (en general), a los familiares directos de ciudadanos estadounidenses y a otras personas identificadas" en la proclamación presidencial.

Ayudas económicas a los ciudadanos

Por otra parte, el presidente estadounidense ha especificado que proporcionará ayuda económica de emergencia a los americanos afectados por el coronavirus.

"Para asegurar que los trabajadores americanos que están afectados por el virus puedan quedarse en casa sin miedo a los apuros financieros, pronto llevaré a cabo una acción de emergencia, que no tiene precedentes, para proporcionar una ayuda financiera", ha precisado Trump, al tiempo que ha matizado que está dirigida a trabajadores que "están enfermos, en cuarentena o cuidando de otros por el coronavirus". "Pediré a la Cámara de Representantes iniciar una acción legislativa para extender esta ayuda", ha aseverado.

Asimismo, ha insistido en que la situación derivada del coronavirus, originado en China, "no es una crisis financiera". "Sólo es un momento temporal del tiempo que venceremos como nación y como mundo", ha abundado.

El presidente también ha anunciado medidas adicionales, algunas de las cuales ya se habían dado a conocer con anterioridad, como proporcionar capital y liquidez a las empresas con plantilla afectada por el nuevo coronavirus y destinar préstamos económicos a los estados y territorios estadounidenses afectados.

"Estos préstamos de interés bajo ayudarán a las pequeñas empresas a superar las interrupciones temporales causadas por el virus", ha apuntado.

"Estoy seguro de que tomando estas medidas reduciremos significativamente la amenaza a nuestros ciudadanos y finalmente venceremos este virus", ha señalado.
Por último, el mandatario ha querido trasladar un mensaje de ánimo y tranquilidad a la población. "El virus no tiene ninguna oportunidad contra nosotros", ha asegurado. "Ningún país está más preparado que Estados Unidos. Estamos en esto juntos, como una nación y un país. Estados Unidos siempre está preparado para los retos", ha concluido.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado este miércoles de que, tras los elevados casos de contagio del nuevo coronavirus, se ha pasado a calificar de pandemia el brote. A nivel global, los casos confirmados sobrepasan los 126.000 y las muertes se sitúan en más de 4.600, según los datos oficiales recopilados por la Universidad Johns Hopkins. En Estados Unidos, hay más de 1.300 afectados y 30 víctimas mortales.