Deutsche Bank cerró el cuarto trimestre de 2013 con una pérdida antes de impuestos de 1.150 millones de euros (1.560 millones de dólares), tras hacer frente a 528 millones de euros en gastos por diversos litigios, así como a otros costes por su reorganización interna y cargos para ajustar las valoraciones del crédito, la deuda y la financiación. El consenso esperaba un beneficio antes de impuestos de 628,5 millones de euros. Durante el mismo periodo de 2012, los números rojos fueron de 3.170 millones, tras “cubrir” los negocios que no habían alcanzado sus expectativas.

Por su parte, los ingresos cayeron un 16%, hasta los 6.600 millones, lastrados principalmente por las pérdidas en la división de banca de inversión.

Con todo, a cierre de ejercicio (acumulado anual), Deutsche Bank obtuvo un beneficio antes de impuestos de 2.100 millones de euros, lo que supone un descenso del 5% con respecto al año previo.

Chad Padowitz, experto de Wingate Asset Management, describe, en declaraciones a Bloomberg las cuentas como “liosas”, llenas de “costes legales y de reestructuración, a los que la entidad denomina como extraordinarios (…) El principal reto para el banco, así como para sus homólogos europeos, es encontrar vías de crecimiento”. En este sentido, los consejeros delegados de Deutsche Bank, Anshu Jain y Juergen Fitschen, se muestran “confiados” en que Deutsche Bank pueda alcanzar sus objetivos para 2015, y describen el presente 2014, como un año “lleno de retos y de implementación de disciplina”.

Deutsche Bank parte hoy lunes desde los 39,340 euros.

S.C.