La advertencia a Alemania ha copado todo el protagonismo en la rueda de prensa que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, han ofrecido en Bruselas para presentar la encuesta semianual de crecimiento, y el informe sobre el mecanismo de alertas y sobre empleo y mercado único, lo que se conoce como la lista de desequilibrios macroeconómicos. Una lista en la que, como se esperaba, ha entrado Alemania por primera vez y, por tercera, aparece España.

Barroso ha tenido que lidiar con todas las preguntas orientadas a determinar si Bruselas ha lanzado la advertencia a Berlín porque, como apuntaba ayer mismo el ex miembro del Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés), Adam Posen, piensa que está “estafando a Europa”. Más allá de las tajantes y sensacionalistas declaraciones o de las realistas especulaciones sobre la relación de Alemania con Bruselas, todas las voces coinciden en que el superávit comercial germano es peligroso para la recuperación del conjunto de la unión.

El hecho de que Bruselas lance la advertencia sobre Alemania no hace si no confirmar que en la capital europea también preocupa este desequilibrio, aunque Barroso ha insistido en que este es un procedimiento “objetivo” y “casi automático”, y que “no estamos en desacuerdo con la competitividad alemana” ni “queremos ponerla en peligro”, pero también ha reconocido que “Alemania podría hacer más”: “Ha sido el principal ganador del mercado interno (…) Sería justo que Alemania abriera su mercado de servicios”.

Después de que casi todas las preguntas se hayan centrado en esto, Barroso ha concluido la rueda de prensa con un “pueden presentar las cosas como quieran, como algo ridículo o como algo para ir en contra de Alemania, pero la Comisión Europea responde así a sus preguntas (…) Somos las institución más transparente del mundo”.

M.G.