La expansión económica no es permanente ni inmortal. Eso es lo que indican muchos expertos cuando hablan de Brasil, que en los últimos años ha sufrido una desaceleración de su crecimiento, cuando su PIB llegó a crecer casi un 8% en 2010. La bajada del consumo y el menor acceso al crédito por parte de los ciudadanos, entre otros factores, han provocado que los ingresos de las familias en el país sudamericano haya descendido en los últimos años. (Ver gráfico).



Las familias brasileñas, por la política del Banco Central de Brasil de subir los tipos de interés con el objeto de combatir la inflación, han tenido menor acceso a préstamos bancarios. Este hecho a propiciado que el nivel de apertura de pymes se haya reducido también y, por tanto, la actividad se ha reducido en los últimos tres años cortando la tendencia de antes de que se produjera la recesión económica. (Ver gráfico consumo)


Además, la caída del real con respecto al dólar ha marcado en las últimas fechas la agenda del gobierno brasileño. Esta devaluación ha permitido que las exportaciones hayan crecido al resto del mundo, mientras que las importaciones se han reducido considerablemente. La caída de la divisa brasileña con respecto al dólar ha ido acompañada de una inflación que ha reducido el consumo en la ciudadanía. (Ver gráfico)


Pero no todo es negativo. 

Otro dato a tener en cuenta es el del desempleo. El consenso de mercado espera que el número de desempleados llegase hasta el 5,8 % en el mes de julio, pero en cambio fue más bajo de lo esperado con un 5,6 %. Esta reducción de la tasa de paro ha ido acompañada del incremento de ventas en los supermercados nacionales. Desde abril el crecimiento ha sido de un 0,5%, un 1,6% en mayo, un 1,7 en junio y un 1,6% en julio.

Por otro lado, el nivel de morosidad ha descendido en las últimas fechas del 23% al 21,5%, a partir de principios de año. Según los datos del Banco Central, las entidades financieras están dando créditos de mayor calidad, restringiendo bastante las condiciones para conceder préstamos.

La reducción de la mora y el difícil acceso al crédito ha provocado una caída de la confianza del consumidor desde octubre de 2012 - pese a la recuperación en el mes de julio de 105,8 a 111,5-.

Este entorno de empeoramiento de la economía tuvo su mayor reflejo en las protestas que se están produciendo a lo largo del país lideradas, sobre todo, por la población juvenil, que llegaron a cortar calles y carreteras como medida de rechazo de las medidas llevadas a cabo por el gobierno brasileño. Esto produjo que el consumidor se quedara en su vivienda, por lo que los centros comerciales y de consumo durante el mes de junio fueron muy débiles. Es decir, más problemas para los comerciantes. 

Así, La confianza puede ser volátil. Cuando en junio parecía estabilizarse, en los últimos meses los inversores no se fían en exceso de la economía brasileña. Los expertos brasileños consideran que esta falta de confianza puede llevar a una desaceleración en las ventas para las próximas fechas.