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    Stoploss

    ¿Qué el stoploss?

    El stoploss es una orden de mercado que los inversores pueden colocar de manera automática para limitar las pérdidas. Por ejemplo, si compramos una acción de la empresa X, pero no estamos dispuestos a perder más de un 20% en esa inversión, pondríamos una orden de stoploss para que, en caso de que estemos perdiendo un 20% la operación se cierre y no sigamos perdiendo más.

    Consiste, pues, en limitar las pérdidas o bien poner un stop de protección de beneficios vendiendo si el precio baja un tanto por ciento por debajo del nivel de compra en el primer caso o de un determinado nivel, superior al nivel de adquisición, y tras estar en plusvalías en el segundo caso. Sirve para definir la pérdida máxima que el inversor está dispuesto a soportar en cada operación o bien para proteger los beneficios acumulados.

    Tipos de stoploss

    Los “stops” de pérdidas se pueden clasificar en dos tipos: los que están cercanos (“ceñidos”) al precio de compra y los que están alejados de él. Los primeros tienen una ventaja: cortan rápidamente las pérdidas, en cuanto la acción cae por debajo del precio de entrada. El inconveniente es que pueden provocar pérdidas continuas (aunque reducidas) cada vez que haya un retroceso fortuito en las cotizaciones. Por contra, los “stops” alejados del precio de entrada permiten una operativa más flexible: evitarán salidas antes de tiempo, aun con el riesgo de asumir pérdidas mayores. Operar con “stops” alejados suele proporcionar mejores rendimientos. Un buen sistema es situar los “stops” ligeramente por debajo del rango en que se mueven los precios. Es decir, algo por debajo del precio de soporte.

    Una variante del stop loss, es el stop loss dinámico. El stop loss dinámico comparte con el stop loss la finalidad de vender cuando se pierde el nivel prefijado, pero la lógica de uso es diferente. El stop loss dinámico se usa en subidas prolongadas de las cotizaciones que aconsejan vender para materializar las plusvalías. En estas circunstancias, si se vende en un punto determinado, es posible que la curva de cotizaciones siga su camino alcista durante semanas, y entonces se habrá perdido una parte considerable del movimiento alcista. Pero si se coloca un stop loss en la cotización de cierre de un 2-3 de sesiones anteriores, el stop loss, sube con las cotizaciones (por eso se llama stop loss dinámico) y cuando finaliza el alza, y empieza el descenso, sólo se pierde las alzas de los 2-3 últimos días de subida.

    Más vale perder que perder más. Respetar los “stops” de pérdidas permite a los inversores cumplir con este tradicional dicho bursátil. El “stop” sirve como señal de peligro, como aviso que debe disparar de inmediato la orden de venta, aunque esa venta suponga pérdidas para los inversores que entraron en el título por encima de ese nivel de “stop”. Aunque vender en el “stop” suponga perder parte de lo invertido, es el modo de evitar descalabros mayores. Un error habitual del inversor novato es “sentarse” sobre un valor que está bajando. Es decir, no decidirse a vender asumiendo pérdidas, en la confianza de que “algún día se recuperará”. Ese esperado día puede demorarse más de lo previsto y, mientras tanto, el inversor que aguanta en un título que está en caída libre no hace más que perder dinero. Más vale respetar los “stops”, vender a tiempo, aunque sea asumiendo alguna pérdida, y colocar el dinero en otros valores con más posibilidades.

    Aunque en ocasiones pueden estar cerca uno de otro, o incluso coincidir, el “stop” no es lo mismo que el soporte. Este último es el precio en el que un valor probablemente va a detener su caída. Pero si la acción rompe el soporte, puede ser sinónimo de cambio de tendencia. Para evitar quedar atrapado en ese cambio, el inversor debe vender cuando el precio llegue al “stop” de pérdidas, generalmente en las cercanías del soporte perforado, que se convierte en resistencia para la próxima recuperación. Mientras llega esa recuperación, el precio buscará un soporte más bajo que el anterior.

    Un inversor que opere guiado por el análisis técnico sabe que su herramienta básica es detectar la tendencia en los precios, para nunca operar contra ella. Por tanto, cuando la tendencia es alcista, hay que mantener la posición y “dejar correr los beneficios”. Pero como la tendencia puede variar, hay que estar preparado para vender en cuanto se detecte ese cambio de tendencia. Y ahí entran en juego los “stops” de pérdidas: cuando el precio de un valor alcanza el “stop”, hay que vender y “cortar las pérdidas”. El objetivo de esta venta no es sólo reducir las pérdidas, sino también cumplir una premisa básica del análisis técnico: operar siempre a favor de la tendencia, nunca contra ella. Si la tendencia de un valor se ha vuelto bajista, no tiene sentido aguantar la posición, a no ser que el inversor tenga claro que entró en ese título con un propósito exclusivo de largo plazo. Pero el inversor a corto plazo no debe cometer el error de quedarse atrapado en un título (y verse obligado a invertir en él a largo, en vez de a corto) por no haber sabido deshacer la posición a tiempo (aun con números rojos) para cortar las pérdidas.

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