Sacyr tiene un balance que parece un queso roído por un ratón. Son elevados sus agujeros de deuda, pero la compañía, poco a poco, los está tapando. De hecho, en enero dio un paso de gigante al refinanciar la deuda contraída por su posición en Repsol, y seguirá avanzando con la venta de algunos negocios.


Así pues, hace escasos días
Sacyr llegaba a un acuerdo con la banca acreedora para refinanciar los 2.276 millones de deuda justificada por la adquisición del 9,3% de Repsol y que supone un tercio de su endeudamiento total. En concreto, la constructora consiguió extender tres años el plazo de amortización de la deuda.

Además, a Sacyr no le salía rentable vender esta posición por dos motivos: el primero, porque su precio actual está muy por debajo del precio al que la adquirió (19,977 euros), por lo que cualquier venta en este momento redundaría minusvalías y no llegaría a cubrir la propia deuda (2.249 millones vs. 2.276 totales); y, por el otro, porque Repsol es toda una fuente de dividendos que riega el cash de Sacyr. De hecho, en 2013 la constructora se embolsó 240 millones en concepto de remuneraciones de Repsol y en enero, cuando su participación pendía de un hilo, pudo cobrar 57,8 millones más. Sacyr siempre ha optado por ingresar este dividendo en efectivo porque lo ha derivado a tapar los agujeros de deuda.

Además, Sacyr podría sacar a bolsa un mayor porcentaje de Testa. Esta es una operación que los inversores demandan desde hace año y que sería bien valorada por el mercado. Actualmente el free float de Testa es de apenas el 0,67%, pues Sacyr sigue controlando la parte restante. La idea aprobada por la junta de accionistas apunta a una OPS de unos 300 millones, pero después la filial inmobiliaria podría reducir su capital en 669 millones y devolver reservas a Sacyr por 527 millones. Por todo ello, Sacyr recibiría 1.188 millones de Testa y zanjaría la deuda contraída por esta pata de negocio. Según Pablo Ortiz, experto del sector inmobiliario de Interdin, “permitirá estrechar el amplio gap de valoración que percibimos sobre las plusvalías declaradas por la filial de 996 millones y, a su vez, fortalecerá la capitalización de Sacyr quien podría disponer de fondos adicionales para eliminar la deuda corporativa existente de 189 millones”.

Víctor Peiro, director de BEKA Finance, valora este esfuerzo de reestructuración de la compañía y la incluye en su cartera modelo porque cree que esos esfuerzos se verán reflejados en su cotización. Además, La situación financiera de Sacyr está hoy más saneada que hace tres años, pues la deuda neta se ha reducido un 50%, hasta los 5.619 millones de euros y la deuda corporativa un 62% hasta los 189 millones. A pesar de que los ratios de apalancamiento neto continúan elevados, “dada la naturaleza de las actividades desarrolladas por Sacyr, la deuda se encuentra completamente alineada con los activos que financia”, indican desde Interdin. Además, estos expertos quitan peso destacando que “el 90% de la deuda de las actividades se encuentra asociada a la financiación de proyectos a muy largo plazo, préstamos hipotecarios y contratos de leasing y que se repaga con los flujos generados con los activos financiados”.