El Gobierno conservador portugués divulgó ayer las previsiones macroeconómicas más sombrías de su historia reciente, que también recogen un significativo aumento de la tasa de desempleo, del 12,5% estimado para este año al 13,4% para el próximo.

El ministro de Finanzas, Vítor Gaspar, presentó estas proyecciones, incluidas en el Presupuesto estatal del 2012, el más duro de las últimas décadas. Resolver la situación económica es "fundamental, no sólo para Portugal sino también para Europa", advirtió el ministro en una intervención en la que justificó los duros ajustes que propone para reducir el déficit del 9,8% del PIB en 2010 al 4,6% en 2012.

Gaspar alertó de que Portugal "no tiene casi acceso" a la financiación en los mercados, por lo que depende, dijo, de los 78.000 millones de euros prestados por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En ese contexto, trató de justificar las duras medidas fiscales por los desvíos presupuestarios de 3.400 millones de euros registrados en el primer semestre del 2011 -bajo Gobierno socialista-, aunque apuntó que a partir del 2012 la economía empezará a remontar con un crecimiento positivo "moderado".

Los enésimos ajustes portugueses ponen su acento en una subida generalizada de los impuestos y cuenta con polémicas medidas como la supresión de las pagas extra de funcionarios, empleados públicos y pensionistas que ganen más de 1.000 euros mensuales, la reducción de los festivos y el aumento no remunerado de la jornada diaria en media hora en el sector privado.

Los Presupuestos contemplan también una subida del IVA en varios productos y servicios (del 13% al 23%), una reducción de las deducciones fiscales y una caída en las transferencias de los fondos estatales para los municipios y las regiones autónomas.

Asimismo, se confirma una reducción de cerca del 8% en el presupuesto en Educación y Sanidad para el año próximo, un aumento del 4% en la factura de la luz y una subida del impuesto sobre los vehículos (7,6 al 12,4%).

El plan de ajuste de 2012 ha recibido fuertes críticas del resto de los partidos de la oposición -de tendencia de izquierda-, de los principales sindicatos y de los movimientos sociales.