Es decir, la situación no está clara. Tras nueve horas de reunión, los ministros de finanzas de la eurozona no fueron capaces de llegar a un acuerdo para aprobar el tercer rescate para Grecia. Sin los 50.000 millones que solicita, el país se dirige inexorablemente a un abismo financiero y económico. Pero para conseguir ese dinero los socios de Tsipras exigen medidas adicionales a las propuestas por el presidente heleno.
La decisión de Alexis Tsipras de convocar un referéndum hace dos semanas dinamitaba las conversaciones, pero no sólo eso. Volaban un puente tejido con unos hilos que se han ido deteriorando en los últimos meses a base de desplantes y sinsabores, los de la credibilidad.
Nadie se cree hoy en día a los griegos en la sala en la que se reúnen los líderes europeos. Por eso reunión de ayer, los ministros del eurogrupo se encargaron de pedir a Grecia más concreción en sus propuestas, a pesar de que la esencia gusta a la Troika. Además quieren que el país concrete un calendario Express de aprobación de algunas de sus medidas. Nadie se cree que Tsipras y no quieren vender la piel del oso antes de cazarlo, más cuando esa piel le podría costar miles de millones de euros.
Si se aprobaran este plan, Grecia debería ya alrededor de 300.000 millones de euros y con el historial del país nadie confía en que esta vez vaya a ser diferente. El grupo de países más duros que encabezan Alemania y Finlandia no descartan ya una salida del euro. El ministro de finanzas germano, Schäuble ya avisaba al inicio de la sesión de ayer, será muy difícil el acuerdo ya que los griegos han dinamitado la confianza.
Por si fuera poco, el diario Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung publicaba ayer un plan del gobierno en el que se plantea un Grexit temporal de cinco años para el país. Entre las propuestas alemanas también destaca la creación de un trust al que Grecia debía traspasar activos por 50.000 millones de euros que servirían para ir pagando su deuda. La situación se tensaba cuando el ministro Finlandés decía sin tapujos que su país no apoyaría el documento de propuestas de Tsipras.
Sin embargo, Francia ha asumido el papel de socio comprensivo y encabeza el grupo de países que está dispuesto a hacer cualquier cosa para que el acuerdo salga adelante.
Mientras tanto Grecia vive una situación agónica, con un corralito bancario que dura ya 10 días y en default técnico con el FMI. En menos de 10 días, además, vence el plazo para que efectúe el pago de 3.500 millones de euros al BCE, con lo que la posibilidad de que la autoridad monetaria cierre el grifo de liquidez de emergencia ELA, está cada vez más cercano.
Hoy continuará la reunión del eurogrupo y, además, hay una cumbre extraordinaria de los jefes de Estado que podrían ser los que finalmente aprobaran este último plan de rescate.
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