La rentabilidad de los fondos no se genera en el vacío. Está directamente influenciada por factores como el crecimiento del PIB, la inflación, los tipos de interés o el empleo.

Qué es un ciclo económico y por qué importa

Un ciclo económico es la sucesión de fases que atraviesa una economía en el tiempo: expansión, auge, recesión y recuperación. Cada etapa presenta condiciones distintas que afectan de manera desigual a los sectores y, por tanto, al desempeño de los distintos tipos de fondos.

Durante una fase de expansión, las empresas aumentan sus beneficios, se incrementa el consumo y las inversiones suelen ser más rentables. Esto favorece especialmente a los fondos de renta variable.

En cambio, en una recesión, el crecimiento económico se ralentiza o se contrae, los beneficios empresariales caen y aumenta la incertidumbre, lo que suele impactar negativamente en los fondos más expuestos al riesgo.

Por este motivo, la rentabilidad de los fondos está íntimamente ligada al entorno económico en el que operan. La misma estrategia de inversión puede ofrecer resultados muy distintos según el momento del ciclo en que se aplique.

Cómo reaccionan los distintos tipos de fondos

En los periodos de crecimiento sostenido, los fondos que invierten en acciones suelen destacar. Sectores como tecnología, consumo o industria tienden a liderar las subidas. El optimismo general impulsa la confianza del inversor y con ello se fortalecen los flujos hacia productos con exposición a la renta variable. Esto no significa que todos los fondos de acciones se beneficien por igual, ya que la selección de activos sigue siendo relevante, pero el viento de cola de la economía ayuda.

Por el contrario, cuando se entra en una fase de desaceleración o recesión, los fondos más defensivos ganan protagonismo. La renta fija, especialmente la de alta calidad crediticia, suele ofrecer mayor estabilidad. En estos contextos, muchos inversores trasladan sus recursos a fondos que priorizan la preservación del capital por encima del crecimiento.

El vínculo entre la rentabilidad de los fondos y los ciclos económicos también se refleja en productos mixtos, que combinan distintos activos. En estos casos, la habilidad del gestor para rotar las exposiciones según la evolución del entorno se vuelve clave. Una buena lectura del ciclo puede significar la diferencia entre una ganancia sostenida o una pérdida significativa.

El papel de los tipos de interés y la inflación

Dos elementos que inciden directamente en los ciclos económicos son los tipos de interés y la inflación. Las decisiones de los bancos centrales en materia monetaria condicionan la evolución de los activos financieros. En entornos de tipos bajos, por ejemplo, los fondos de renta variable y los de activos alternativos suelen verse beneficiados, ya que el coste del dinero es reducido y se incentiva la inversión.

Por el contrario, cuando se produce una subida en los tipos para frenar la inflación, los fondos más sensibles al endeudamiento o a la valoración de activos tienden a sufrir. Esto afecta no solo a las acciones, sino también a determinados instrumentos de renta fija, cuyos precios caen al aumentar la rentabilidad exigida por el mercado.

La rentabilidad de los fondos está condicionada, por tanto, no solo por la etapa del ciclo, sino también por las políticas aplicadas para gestionarlo. Comprender estas relaciones permite adoptar decisiones más informadas y adaptar las estrategias según las condiciones cambiantes del entorno.

Estrategia a largo plazo y adaptación al ciclo

Si bien es cierto que la mayoría de los fondos están pensados para horizontes de medio o largo plazo, no se puede ignorar la influencia de los ciclos en su comportamiento a corto plazo. Aquellos inversores que ajustan sus expectativas y exposición de riesgo en función del entorno tienden a obtener resultados más consistentes con sus objetivos.

Esto no implica hacer cambios constantes en la cartera, sino tener la capacidad de identificar señales que indiquen un posible cambio de fase. La rentabilidad de los fondos no depende únicamente de lo que ocurre en los mercados, sino también de cómo se interpreta el contexto en el que se mueven.