Los países del norte de Europa parecen haber adoptado una estrategia alejada del principio de solidaridad que ha presidido la construcción del club comunitario. Casi al grito de ¡sálvese quien pueda! Porque la cerrazón de Berlín a abandonar la austeridad con la que logró persuadir a sus vecinos septentrionales y contribuyentes netos -y obligó a sus socios monetarios que acudieron al rescate para salir de la crisis de la deuda derivada del credit crunch de 2008- contrasta con los enormes fondos reservados para afrontar una caída libre de su actividad. El FMI, que acaba de pasar revista al calibre de los planes de estímulo de los países del G-20, admite que Alemania se ha asegurado un colchón financiero que puede alcanzar un cheque presupuestario equivalente al 24% de su PIB si le vienen mal dadas.
Pero, ¿cómo se han desglosado los programas de estímulo entre las potencias industrializadas? Y, sobre todo,¿serán capaces estas coberturas fiscales de sostener la caída libre de la actividad, cifrada por la OCDE en dos puntos porcentuales por cada mes de confinamiento? El FMI ha puesto datos a los fondos presupuestarios y resumido las recetas, tanto las directas como las enfocadas a la estabilidad financiera y otorgar garantías prestamistas a las empresas y subsidios por desempleo a los trabajadores, a los socios del G-20. Estos son los arsenales de las naciones con rentas altas. Por orden decreciente, según el tamaño de sus economías:
EEUU (PIB = 21,4 billones de dólares) Una primera batería de medidas, de 8.300 millones, para respuesta suplementaria al Covid-19 y otros 104.000 millones para ayudas a las familias que, en conjunto, equivalía al 0,5% de la mayor economía del planeta. Con posterioridad, se aprobó la ley nuclear para combatir la recesión, la Coronavirus Aid, Relief and Economic Security Act, con 2 billones de dólares (el 9,5% de su PIB) que añade transferencias a ciudadanos y asistencia para comida a personas vulnerables, dentro de un amplio espectro de fondos con garantías de pagos a estados y ayuntamientos, empresas, empleados y, entre otros, partidas para crear hospitales e infraestructuras urgentes en materia sanitaria. Estímulo desbordante para una Administración -la de Trump- que retrasó las medidas de confinamiento y que ha advertido que la economía ya debe restaurar su actividad el 12 de abril. En un año electoral en el que el líder republicano se jugará su reelección presidencial en noviembre, en la que ha jugado casi todas sus cartas a la salud y el dinamismo de la actividad productiva del país. El macro-plan de estímulo coincide en su aprobación con la declaración oficial de que EEUU, con más de 104.000 contagiados, se ha convertido en el epicentro global de la pandemia.
Japón (PIB = 5,15 billones de dólares). El Ejecutivo japonés de Shinzo Abe no ha tenido que dar luz verde a ningún programa de estímulo especial por la crisis del coronavirus. Es una política habitual para espolear una economía en estado de estanflación constante desde hace más de dos décadas. Su respuesta a la pandemia se ha enfocado a redirigir los fondos hacia su sistema sanitario, con vistas a contener su propagación. Japón fue uno de los pioneros en decretar los cierres de colegios y empresas y en cancelación de eventos públicos y restricciones de viajes. El último ejemplo de ello han sido los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que se retrasarán al verano del próximo año, y que también tendrá un impacto, relativamente pequeño según previsiones oficiales de la tercera economía mundial, en la trayectoria del PIB este año. El gobierno ha dado, en cualquier caso, garantías de financiación especiales a autónomos, emprendedores y pymes por valor de 1,6 billones de yenes, el 0,3% de su PIB, a través de la estatal Corporación Financiera Japonesa y de otras instituciones con accionariado más o menos público.
Alemania (PIB = 3,86 billones de dólares). La batería de medidas totaliza 156.000 millones de euros, el 4,5% de su PIB, con partidas de gasto y equipamiento sanitario para elevar la capacidad hospitalaria e incentivar la consecución de vacunas; ampliar las condiciones de acceso al subsidio laboral (kurzarbeit) para preservar los ingresos salariales de los trabajadores y a los beneficios de cuidados infantiles. De ellos, 50.000 millones son garantías a pymes y autónomos afectados por el Covid-19. Al mismo tiempo, a través de un fondo de estabilización económica (WSF) y del banco de desarrollo federal KfW, Berlín ofrece un volumen de garantías crediticias a firmas de diferente dimensión, gracias a una iniciativa que eleva el poder de gasto presupuestario hasta los 822.000 millones de euros -el 24% del PIB- si la ocasión lo requiriese.
Reino Unido (PIB = 2,74 billones de dólares). Desde el 10 de Downing Street, residencia de Boris Johnson, que ha dado positivo por coronavirus, todavía no se ha articulado un plan de urgencia económica propiamente dicho. La respuesta del gabinete tory va en consonancia con el retardo en declarar el estado de emergencia sanitaria. Sopesa medidas. Pero aún se circunscribe a reglas restrictivas de viaje, cierre de eventos culturales y de entretenimiento y de comercios y negocios no esenciales y desembolsos presupuestarios extraordinarios destinados a la compra de pruebas y material de tratamiento del Covid-19.
Francia (PIB = 2,70 billones de dólares). Una enmienda a la ley presupuestaria ha permitido al gabinete galo añadir 45.000 millones de euros, casi el 2% de su PIB, a impulsar liquidez al modelo bancario y 300.000 millones más (el 13%), por volumen de fondos, a garantías estatales tanto a entidades financieras como a empresas; la ampliación de las coberturas médicas a contagiados por el Covid-19; gastos adicionales al sistema sanitario; retrasos en el pago de impuestos y de contribuciones sociales; mecanismos de apoyo a trabajadores con reducción de jornada laboral y, en última instancia, apoyo financiero directo a pymes y autónomos.
Italia (PIB = 1,98 billones de dólares). El Ejecutivo que dirige Giuseppe Conte -Movimiento Cinco Estrellas y socialdemócratas de Matteo Renzi-, con la mayor cifra de fallecidos por el Covid-19, ha desplegado 25.000 millones de euros, el 1,4% del PIB. Paquete de emergencia que incluyen fondos para reforzar el sistema sanitario y los recursos de los servicios de protección civil, que se llevan 3.200 millones; medidas para preservar los puestos de trabajo y de ayuda a las rentas de empleados despedidos y a los autónomos (10.300 millones) y retrasos fiscales y de pagos en los recibos de utilities que, en su mayor parte afectan a los municipios, pero también a familias y empresas y que totalizan 6.400 millones. Las garantías de crédito suponen 5.100 millones. Las autoridades de Roma han habilitado 350.000 millones de euros, el 20% de su PIB a activar fondos de liquidez a empresas y hogares, si la pandemia así lo exigiese en los próximos meses.
Canadá (PIB = 1,73 billones de dólares). Las iniciativas de exenciones de impuestos y medidas de gasto alcanzan los 83.500 millones de dólares canadienses, el 3,6% del PIB. De los que 1.125 millones (el 0,05%) se destina a reforzar su sistema de salud, incluidos fondos para desarrollar posibles vacunas, 23.600 millones, el 1% del PIB, a ayudas directas a hogares, entre los que sus normas extraordinarias incluyen el pago a trabajadores sin contagio y coberturas por despido, y 58.800 millones, el 2,4%, a empresas, en las que, sin embargo, también aparecen el coste de los retrasos, que no suspensión, de las obligaciones fiscales y de cotizaciones a la Seguridad Social.
Corea del Sur (PIB = 1,62 billones de dólares). El despliegue económico del Gobierno de Seúl es similar al 0,8% de su PIB. Las medidas directas suponen el 0,8% del PIB -valoradas en 16 billones de wons coreanos-, destinadas a la prevención, pruebas y tratamientos y préstamos y apoyos a instituciones médicas. Entre los respaldos a las familias, transferencias para costear cuarentenas y subsidios por desempleo. También cupones descuentos para consumo de bienes de primera necesidad a hogares de rentas bajas y cuidados de emergencia a menores y ancianos. Certificado de endeudamiento con límites temporales a ayuntamientos, para que costeen las respuestas a la pandemia, y rebajas impositivas a los propietarios que reduzcan sus ingresos por alquiler de viviendas o para la compra de vehículos. Reducción del IVA a autónomos.
España (PIB = 1,39 billones de dólares). El escudo socio-económico del Gobierno de coalición español asciende a 200.000 millones de dólares, entorno al 18.2% del PIB, aunque la mitad de esta dotación se reserva a garantías crediticias para empresas y autónomos. Más de 2.000 de estos millones los garantizará Cesce, la compañía de seguros de crédito a la exportación. Otras de estas líneas, con hasta 10.000 millones, serán gestionadas desde el ICO. Con aprobaciones financieras preferenciales para el sector turístico (400 millones) y moratorias mensuales en los pagos hipotecaros para los ciudadanos más vulnerables. Prohibición de que el capital ajeno a la UE pueda adquirir participaciones superiores al 10% de las acciones de empresas españolas y autorizaciones de entrada de flujos de inversión extranjera en sectores estratégicos. Estos avales públicos a las empresas y autónomos superan los 83.000 millones de euros.
Australia (PIB = 1,37 billones de dólares) Otro ejemplo de alta estimulación. En dos paquetes de medidas que, entre ambos, han movilizado 189.000 millones de dólares australianos, el 9,7% de su PIB, con cargos presupuestarios desplegados hasta el año fiscal 2024. Incluye un respaldo notable a los hogares -del 1,3% del PIB- y a las empresas (2%). El resto, garantías al flujo crediticio que se completan con recursos específicos, en la segunda categoría de ayudas, a la red sanitaria del país, a la que, de momento, ha destinado fondos extraordinarios de 2.400 millones, el 0,1% del PIB.