Los mercados se instalan en los números rojos, después del BCE. ¿En qué situación se encuentran los mercados?

En principio siguen en tendencia alcista, lo que interesa tanto para los que invierten a corto, medio y largo plazo. Estamos viviendo que, tras una corrección de julio y agosto fuerte, vienen sesiones de consolidación lo que además da la opción de entrar a aquellos que piensan que el mercado está caro, puedan entrar. Ahora mismo estaremos pendientes de cómo se mueve el BCE e implementa las medidas que ha ido confirmando en las últimas reuniones y creo que eso puede dar un pulso bastante importante a los mercados. Veremos qué pasa la próxima semana con la subasta de TLTRO.


¿Cree que se confirmarán las cifras que se estiman? Se habla de entre 37.000 y 54.000 millones de euros. 
El BCE sigue con el mismo problema de hace años y es que las entidades financieras están haciendo esfuerzos importantes, como reducir el desapalancamiento. Lo que intenta el BCE es conseguir que ese dinero empiece a fluir hacia las empresas. Está dispuesto a dar la liquidez que sea necesaria. No hay que olvidar que los últimos años ha drenado un billón de euros y creo que ahora trata de deshacer un poco ese drenaje para que las entidades financieras puedan tener una situación más desahogada.

En aquel momento fue fundamental que las entidades compraran la deuda del estado, ahora con la rentabilidades que tenemos en los bonos, ya no es tan atractivo con lo que el dinero que se pida no será aparcarlo en el BCE, no será compra de deuda por lo que el dinero que se pida nos dirá realmente qué porcentaje de crecimiento de crédito y financiación tienen en la cabeza las entidades financieras europeas.

¿Está de acuerdo con la teoría de que los dos grandes bancos españoles no está tan bien y muestran cierta sobrecompra?
Hemos conocido los resultados del 2T donde esperábamos que fueran más brillantes de lo que estamos esperando. Las cotizaciones anticipan mayores beneficios y, por lo tanto, un dividendo superior, no en porcentaje, pero sí en efectivo. Creo que ahora mismo volvemos a estar en manos de los bancos centrales y hasta que no conozcamos los resultados del 3T del ejercicio las cotizaciones podrían estar algo caras. También manejamos que los resultados de ambas entidades, y del sector financiero en su conjunto, mejorarán de forma algo más sensible.

¿Qué alternativas tiene actualmente el ahorrador?

El ahorrado en estos momentos lo tiene muy complicado. Los depósitos seguirán bajando, prácticamente todos están por debajo del 1% además en un momento en que en el sistema financiero las entidades no están dispuestas a tener una guerra de pasivo porque no les hace falta. La renta del Tesoro están haciendo maravillas para no dar rentabilidad negativa, y además tenemos el problema de la renta fija que, con las rentabilidades que tenemos de los bancos, presentan ya riesgo. Un bono a dos años con una rentabilidad exigua y que dentro de 2-3 trimestres empecemos a hablar de subidas de tipos, los precios de los bonos bajarán e incluso perderemos dinero. Esto obliga a tomar ciertos riesgos en renta variable, aunque sea en porcentajes pequeños.

¿Qué recomendaciones daría en el mercado?
Pensamos que en el corto plazo veremos cierta flexión, en un par de sesiones a la baja podría corregir algo más y pensamos que sí que hay que entrar en renta variable. Entraría en Repsol o Telefónica que no nos darán alegrías demasiado grandes pero con las posibilidades de abonar dividendo podría ser una buena opción.

Para los más agresivos nos gusta mucho Bankia, seguimos pensando en la posible nueva colocación por parte de la administración de un nuevo porcentaje pero creemos que ahora mismo la entidad tiene que subir en bolsa.

¿Cuándo podría producirse?
Se hablaba que sería después de los test de estrés pero esto son conjeturas que sacamos de frases. Tenemos que quedarnos en la cabeza con que la administración tiene como propósito mantener una parte importante de la participación que tiene, lo harán en el momento más oportuno pues no quiere perder dinero y quiere reducir al máximo los lastres de la operación. Si los test de estrés no dan un sobresalto importante seguramente podría ser antes de final de año pero también el año que viene, pero no tenemos ningún motivo de que podría ser inminente.