Pese a ello, no todas sus consecuencias han sido positivas y un ejemplo está en el impacto ambiental. El aumento del comercio internacional ha llevado a un mayor consumo de recursos naturales y a un incremento en la contaminación. El transporte de mercancías a larga distancia y la producción masiva han contribuido al cambio climático, la deforestación, la contaminación del aire y del agua, entre otros problemas ambientales.

Los consumidores, en nuestro día a día, también hemos notado la globalización y tenemos nuestra parcela de responsabilidad. Por poner un ejemplo: estamos tomando partido cuando compramos unas naranjas que han tenido que recorrer miles de kilómetros (con su consecuente contaminación ambiental) antes que comprar unas de cercanía, de productores nacionales, que pueden ser un poco más caras porque los controles de calidad y seguridad o las condiciones en las que se recolectan son más estrictas.

Internacionalizarse de la cercanía

Este modelo de cercanía es extrapolable a más sectores que el de la alimentación y nosotros, en Arteche, operamos siempre bajo la premisa de ser cercanos a nuestros clientes. Fruto de esta política de crecimiento internacional y generación de valor en los lugares en los que nos asentamos, el 80% de los materiales que utilizamos Arteche en nuestros procesos de fabricación provienen de proveedores cercanos, y solamente el 20% restante provienen de proveedores remotos. Como ejemplo, recientemente inauguramos nuestra nueva planta en suelo turco, situada en la localidad de Dilovasi. Con estas nuevas instalaciones, que cuentan con 19.000 metros cuadrados y que nos permitirán dar respuesta a la creciente demanda en Turquía y sus mercados de influencia doblando la producción, estamos generando valor para las comunidades locales, estamos más cerca de nuestros clientes y proveedores, y reducimos la distancia que recorren nuestros productos en esta región. Además, al elegir proveedores y socios comerciales locales, ayudamos a promover el desarrollo económico en la comunidad. Esto implica la creación de empleos locales y el fortalecimiento de la economía local. La cercanía también facilita una mayor interacción y colaboración con los clientes. Esto permite una mejor comprensión de sus necesidades y preferencias, lo que a su vez permite desarrollar productos y servicios más adaptados y personalizados, generando una relación más sólida y duradera.

La sostenibilidad como pilar del negocio

Cuando optamos por operar bajo criterios de sostenibilidad, además de cuidar del planeta y de las personas, estamos apostando por anteponer esta decisión a la obtención de beneficios económicos en nuestros negocios a corto plazo. Sin embargo, a medio y largo plazo la adopción de prácticas sostenibles promueve una mayor eficiencia en el uso de recursos, como la energía, el agua y las materias primas. Esto puede conducir a una reducción de costos, ya que se minimiza el desperdicio y se optimiza la utilización de los recursos disponibles. Apostar por ser más sostenibles puede implicar inversiones iniciales en tecnologías y procesos, pero, a largo plazo, estas inversiones pueden generar importantes ahorros.

Por otro lado, la sostenibilidad impulsa la innovación, ya que requiere la búsqueda de soluciones más eficientes. Esto genera ventajas competitivas al desarrollar productos y servicios innovadores que se alineen con las demandas del mercado y las preocupaciones medioambientales de la sociedad.

Además, cada vez son más los proveedores, clientes e inversores que valoran y prefieren las empresas comprometidas con la sostenibilidad. Del mismo modo, la sostenibilidad promueve una mayor transparencia y responsabilidad en los negocios, lo que fortalece la confianza y la relación con los grupos de interés. Esto puede traducirse en una mayor lealtad de los clientes, una mejor retención de empleados, relaciones comerciales más sólidas y acceso a financiamiento sostenible.

En definitiva, las empresas y las administraciones tenemos un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático y debemos liderar este y otros retos, como la transición energética. La cercanía es un valor que combina ventajas para el negocio y para el medio ambiente y que, en este sentido, es parte de la solución en un mundo cada vez más globalizado.