Occidente ve peligrar cada día más su recuperación económica con el conflicto de Ucrania, y el aumento del petróleo y el gas. A nivel global, ¿qué drivers serán los que más podrán influir a la baja en una economía europea que este 2022 se preveía de crecimiento?

Hace mucho tiempo que la política monetaria no tenía que enfrentarse al actual clima estanflacionista. La previsible larga duración de la guerra de Ucrania, al determinación occidental para hacer frente a Putin y el hecho de que a pesar de que las sanciones no afecten a las exportaciones rusas de energía (aunque es cierto que el 70% del crudo ruso está teniendo problemas para encontrar compradores) sugieren que la escalada del precio del petróleo, de los cereales y de otras materias primas exportadas por Rusia y por Ucrania van a continuar. También van a continuar las dificultades asociadas a la exposición de convenios occidentales a los activos rusos y las incertidumbres asociadas al conflicto bélico y las perspectivas de mayor separación de las cadenas de suministros globales, esto lo vamos a seguir viendo. El escenario estanflacionista, en especial en Europa está muy vigente y esto sugiere que las tensiones en los precios de la renta variable todavía no han terminado. Ahora lo que falta por ver es que van a hacer los bancos centrales con las medidas previstas para endurecer la política monetaria que tenían antes del conflicto bélico, vamos a ver si son capaces de seguir con ellas adelante en todo o en parte. Y este es el escenario al que vamos a tener que estar atentos.

El alza de las materias primas influye en todas las empresas. Pero es cierto que más en una que en otras. ¿Cuáles serán las más castigadas por ello?

Más allá de las empresas que exportan e importan y tienen presencia en Rusia y Ucrania la subidas de las materias primas energéticas amenaza con golpear masivamente a todo el tejido empresarial; cualquier empresa o industria tiene una dependencia tremenda del precio de la energía, por lo que el problema que genera esta situación es que el impacto es global, aunque más para aquellas empresas que usan la energía para producir. Es un problema global para todos los sectores y empresas.

Prácticamente la totalidad de las compañías han cerrado en bloques sus negocios y acuerdos comerciales con Rusia. En España, a nivel general, ¿dónde pesa Rusia más a nivel de negocio?

Mirando las exportaciones e importaciones, los datos del Ministerio de Comercio señalan que en el año 2021 España importó de Rusia por valor de 6.000 millones de euros mientras que las exportaciones alcanzaron los 2.213 millones de euros; en Ucrania se importó por valor de 1.547 millones y exportó por un total de 681. Aunque ambos países no son de los que más dependencia tiene España en su balanza comercial -apenas es el 2,2% de las importaciones y el 1% de las exportaciones- existen tensiones en casi todos los sectores, porque tenemos un problema con el tema energético y el gas. En España no va a haber problema de abastecimiento porque el gas que nos llega de Rusia no es mucho pero esto influye en el precio de la energía eléctrica, entonces petróleo, gas, alimentación, transporte, automoción, química y confección van a ser las empresas más afectadas. De las empresas españolas establecidas en Rusia, según el ICEX, algunas de las más conocidas son Acerinox, Iberia, Indra, Inditex, Meliá, Repsol... y todas ellas lo van a sufrir de forma importante. Otra derivada adicional está en el turismo; antes de la pandemia en 2019 un total de 1,3 millones de rusos habían visitado España con un gasto medio de 175 euros por día y esto se ha visto frenado, en un sector básico para la economía española, el turismo, que obviamente se va a ver afectado.

¿Qué empresas del Ibex 35 serán las más afectadas con la ruptura de la relación con Rusia?

Inditex, IAG, Meliá, Repsol.. La preocupación entre todos los sectores industriales es máxima. Señalamos estas empresas porque son las más conocidas al estar en el Ibex 35 pero por ejemplo empresas relacionadas con la fabricación de automóviles ya vienen sufriendo desde hace meses el desabastecimiento por la falta de chips, también en España. El sector confiaba en una recuperación en este 2022 pero la guerra de Ucrania ha desinflado estas aspiraciones. Una de las empresas españolas que más le puede afectar estar situación es Gestamp, ya que tiene cuatro fábricas en Rusia y el fin de las relaciones de gran parte de las empresas con el país, sobre todo en el caso de Volkswagen a la que Gestamp suministra bastante supone un problema. También para CIE Automotive. El textil lo hemos estado viendo en los últimos días en la cotización de Inditex, que el pasado sábado anunciaban que cerraban sus tiendas en Rusia y también el canal online del país y sus acciones cayeron un 16%. Otra empresa importante que va a dejar de exportar es Deoleo. En el caso del turismo, Amadeus, que no va a firmar ningún nuevo contrato con Rusia y suspende la distribución de tarifas para la aerolínea Aeroflot. Afecta a todas las industrias y empresas directa o indirectamente. Los bancos por su parte, ven como aumenta el nivel de riesgo financiero global y la prima de riesgo, algo que también les afecta de una forma negativa.

Con el entorno actual, y después de que la FED anunciara que propondrá la subida de tipos en marzo, en el caso de Europa, ¿podrá sobrellevarlo bien teniendo en cuenta la ralentización económica que de una forma u otra nos repercutirá con la guerra de Rusia?

La realidad es que no lo sé. La teoría dice que con la inflación disparada donde la tenemos algo se debería de hacer. La diferencia está en que mientras EEUU había recuperado bastante en Europa no había ocurrido eso e iniciar ahora una política muy agresiva de subidas de tipos de interés puede ser complicado. Creo el que el BCE se mostrará más sensible que la Fed por la amenaza del crecimiento económico pero no va poder ignorar los repuntes de la inflación que en Europa van a superar los de EEUU claramente.