¿Cuáles son los factores que, a su juicio, han impulsado la demanda por la bolsa española en estos últimos meses?
El IBEX 35 está en máximos históricos. No veíamos estos niveles desde noviembre de 2007 y es el índice con mejor comportamiento no solo en Europa, sino también frente a los índices de Estados Unidos. Si miramos la rentabilidad del IBEX en los últimos tres años o tres años y medio, ha sido más del doble de la media de los índices americanos.
El comportamiento del IBEX refleja la evolución de la economía española y de sus empresas. Las compañías están generando resultados y ofrecen una rentabilidad por dividendo del 4,2%, muy superior a la de otras bolsas europeas.
Las empresas lo están haciendo bien —empresas fuertes y macro sólida— mientras que el sector privado se ha desapalancado. Sin embargo, España mantiene un problema importante de deuda pública. ¿Puede ser un lastre para el futuro o incluso un incentivo para que haya más interés por la renta variable?
Como gestor de la infraestructura del sistema no opino sobre la deuda española, no es mi competencia. En cualquier caso, está claro que el rigor financiero genera confianza y es un elemento clave para cualquier economía. Lo cierto es que la economía española está teniendo un comportamiento muy superior al de la zona euro tanto en 2024 como en las previsiones para 2025.
BME es uno de los responsables del Libro Blanco, que busca impulsar la competitividad del mercado español. ¿Cuál es el mayor desafío estructural para el mercado de valores español? ¿Qué factores limitan su crecimiento, especialmente si lo comparamos con momentos como 2007, cuando se produjo la eclosión de salidas a bolsa?
BME publicó a principios de 2024 el Libro Blanco con 56 medidas para fortalecer los mercados de capitales españoles. Muchas de esas ideas están también en el informe Draghi, el informe Letta o el reciente informe de la OCDE. De hecho, el 99,9% de las medidas del informe de la OCDE ya estaban recogidas en nuestro Libro Blanco.
La OCDE identifica 32 medidas para fomentar los mercados de capitales: 16 destinadas a flexibilizar la oferta de capital y 16 orientadas a fomentar la demanda.
Esa hoja de ruta es excelente y la estamos trabajando junto a los reguladores. Un ejemplo de éxito es la reciente aprobación de la Ley del Préstamo de Valores para instituciones de inversión colectiva, una demanda histórica del ecosistema financiero español.
El capital es el motor del mercado. Tenemos más de un tercio del ahorro familiar en depósitos y, al mismo tiempo, varias medidas que podríamos considerar anti capital: penalización a planes de pensiones, SICAV, SOCIMI, tasa financiera, impuesto a la banca… ¿Existe realmente voluntad de impulsar medidas pro-capital, tanto en Europa como en España?
Sin duda la hay, siempre prefiero ver la botella medio llena. Los mercados de renta variable en España para levantar capital han funcionado mejor que en muchas otras regiones. Por ejemplo, en el entorno de premercado hemos incorporado 14 compañías solo en 2025; hemos tenido tres salidas a bolsa en el mercado principal y once en mercados de crecimiento.
Estamos actuando tanto en la oferta como en la demanda de capital. Un ejemplo claro de flexibilización de la oferta es el nuevo segmento BME Easy Access, lanzado junto a la CNMV. Los procesos de salida a bolsa no habían cambiado en 40 años. Con este nuevo esquema se permite disociar el listado del folleto: la empresa cotiza técnicamente pero tiene entre 18 y 24 meses para obtener el nivel mínimo de difusión, que con la nueva EU Listing Act baja del 25% al 10%. Está teniendo muy buena acogida.
En la demanda también avanzamos. Un eje clave es la cuenta paneuropea de ahorro e inversión. Necesitamos traer al minorista de vuelta a la bolsa española. En los 90, el 38% de las privatizaciones se financió con dinero minorista. Ese es nuestro objetivo.
Además, hemos reducido de forma significativa la tarifa de corretaje para minoristas desde el 1 de julio, con muy buena acogida. Hay que facilitar la entrada de más jugadores y más demanda de capital.
¿Qué importancia tiene la acción didáctica y el discurso pro-mercado, que parece ausente del debate público?
Hay dos planos. Uno es la educación financiera: es fundamental y agradezco vuestra labor. Hemos creado premios para entidades docentes que la fomentan. El Instituto BME tiene más de 155 cursos y ha formado a más de 140.000 alumnos, tanto presencial como online a través de Braindex. También impulsamos eventos como el foro MEDCAP para ayudar a las empresas a conocer mejor los procesos de salida a bolsa.
Un dato: en BME Growth, el EBITDA de las compañías ha crecido un 23% acumulado en los últimos años y el empleo un 27,8%. Funciona.
En cuanto a regulación, creo que viene viento de cola: la transición energética, la digitalización y la Defensa requieren financiación masiva. La Unión Europea trabaja en la Savings & Investment Union y la Savings & Investment Account, que van en la dirección correcta. España participa activamente a través del laboratorio de competitividad. Vamos por buen camino.
Las privatizaciones de los 90 son un referente para el minorista. ¿Tiene sentido recuperar esa experiencia, especialmente cuando generó ganancias y contribuyó a un ciclo liberalizador?
Sin duda. Y ese es precisamente el espíritu de muchas de las iniciativas europeas y españolas actuales. El modelo sueco es un ejemplo: su cuenta ISK tributa como un impuesto patrimonial bajo, pero todas las ganancias internas están exentas. Eso ha generado que 4 de los 7 millones de habitantes inviertan en renta variable, 500 salidas a bolsa en diez años y 1.000 empresas cotizando. Es un modelo que financia tejido productivo y pymes y, al mismo tiempo, permite financiar grandes salidas a bolsa.
Si miramos a cinco o diez años, con retos como la transición energética y la digitalización, ¿cuáles serán los grandes desafíos y cómo influirán en el mercado de valores?
La hoja de ruta es clara. España necesita fortalecer sus mercados de capitales, tener más salidas a bolsa, más empresas cotizadas y más jugadores, tanto minoristas como de ahorro a largo plazo. Europa afronta desafíos enormes de financiación y la geopolítica está empujando a situarlos como prioridad. Para nosotros, un factor clave es la inversión continua en tecnología: somos una empresa de servicios financieros con un componente tecnológico muy relevante.
En la foto actual, un puñado de valores concentran el peso del mercado americano. ¿Cómo ve este fenómeno? ¿Y qué ocurre con los activos alternativos como las criptomonedas?
No entro a valorar otras bolsas. En España, el foco está en la PYME: que crezca y encuentre en los mercados de capitales una vía real de financiación. El Entorno Pre Mercado funciona como laboratorio: hemos incorporado 14 nuevas empresas y ya son 34. Entre BME Growth y BME Scale Up sumamos más de 160 compañías, con más de 8.000 millones levantados entre salidas y ampliaciones.
En renta fija, el MARF tiene también más de 160 compañías. A eso nos dedicamos: facilitar que las empresas crezcan, se internacionalicen y no tengan que acudir a otros mercados.
En cripto, el grupo SIX tiene índices, colateralización y herramientas de supervisión. Más allá de las criptomonedas, destaco la tecnología blockchain y DLT. Hemos invertido en Open Brick, que tokeniza activos inmobiliarios para hacerlos más accesibles. La tokenización será clave en la financiación del futuro.
Cada vez más inversores se inclinan por ETFs y fondos indexados. ¿Qué está haciendo BME para captar esa demanda?
El grupo es muy fuerte en ETFs: en Suiza tenemos más de 2.000 listados. En España menos, lo que supone una gran oportunidad. La fiscalidad española no ha favorecido a los ETF frente a los fondos tradicionales, lo que ha limitado su desarrollo. Estamos trabajando para que puedan incluirse en la cuenta paneuropea de ahorro. También estamos mejorando la conexión post-contratación de ETFs, que era menos eficiente que en el resto de la zona euro. En 2026 veremos avances sustanciales.
Para el inversor minorista, acceder al mercado no siempre es sencillo: cuestionarios, idoneidad, procesos distintos según la entidad…
¿Qué se puede hacer para incentivar su participación manteniendo la protección?
Hay varios frentes. Regulación más sencilla —Europa está trabajando en ello—, incentivos fiscales y plataformas digitales que permitan ofrecer productos de forma flexible. Y educación financiera: transparencia, protección y formación. Ya ocurrió en España; volverá a ocurrir.
En los 90, el 38% de las privatizaciones las financiaron los minoristas. Les fue bien a las empresas y a los inversores.
¿Qué papel juega la innovación financiera y qué iniciativas impulsa BME?
La innovación está en nuestro ADN. Hemos adquirido Aquis, una compañía tecnológica con presencia en Reino Unido y la Unión Europea. Nos permitirá tener una única tecnología para todo el grupo y operar en Reino Unido, Suiza y España con la misma plataforma. Será muy bien recibido por los clientes.
Además, hemos lanzado Market Insights para facilitar el acceso a información a los miembros del mercado. Utilizamos inteligencia artificial para ganar eficiencia. La innovación tecnológica es una de nuestras prioridades.

