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Sin embargo, el hecho de organizar este espectáculo deportivo cuatrienal en medio de tanta adversidad ejemplifica una característica de este Japón moderno a la que los inversores deberían prestar más atención: la resistencia.

Parece que a pesar del sentimiento negativo que suscita las restricciones en las que se celebrará la competición, el actual es un momento oportuno para invertir en Japón. Los datos indican que su economía se está recuperando, con un repunte de la actividad manufacturera que responde a la reapertura de las economías de todo el mundo tras los paros forzados por la pandemia.

En contra de la percepción que se tiene desde fuera, Japón ofrece una gran variedad de oportunidades de inversión. De los más de 2.000 valores que integran el Topix, más del 40% no están cubiertos por los analistas. Esto permite a los inversores activos descubrir el valor oculto, especialmente entre las numerosas empresas más pequeñas y menos conocidas.

Uno de cada siete valores de la bolsa nipona subió un 500% o más en la década que acababa en septiembre de 2020[1] , lo que subraya que el rendimiento de las empresas en bolsa no refleja necesariamente la debilidad de la economía nacional.

Vemos áreas prometedoras de crecimiento estructural como la transformación digital, la interconectividad y la tecnología sanitaria.  La factura de la asistencia social en Japón está aumentando en un momento en que su población activa disminuye. Pero las empresas innovadoras de equipos médicos siguen invirtiendo en I+D para mantener su ventaja competitiva.

A medida que las economías de todo el mundo adoptan políticas para abordar la sostenibilidad medioambiental, también surgen nuevas tendencias. Varias empresas japonesas ofrecen tecnología de vanguardia para facilitar la transición a la energía verde.

Algunos ejemplos son Takuma, un proveedor líder de energía de biomasa y plantas de incineración de residuos cuyos productos ayudan a reducir las emisiones de dióxido de carbono; y Sanken Electric, que fabrica chips de ahorro de energía que reducen las emisiones de CO2 de los electrodomésticos.

Las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) son otro ámbito en el que los inversores pueden encontrar oportunidades de crecimiento. No sólo son esenciales para gestionar los riesgos, sino que también pueden contribuir a aumentar el valor de las empresas.

En  Aberdeen SI han comprobado que la gestión y la garantía de los productos de las empresas japonesas son de primera categoría, pero muchas no lo dan a conocer al mercado. Por ejemplo, descubrimos que una empresa automovilística mantiene en secreto sus estrictos procesos para mantener los estándares de calidad y seguridad. Su divulgación podría ampliar la conciencia de los inversores sobre su posición competitiva y podría hacer subir el precio de sus acciones.

Del mismo modo, desde  Aberdeen Standard Investments han comprobado que una empresa de productos para bebés estaba haciendo progresos encomiables en cuanto a las emisiones de carbono y el abastecimiento sostenible, pero, de nuevo, esto pasaba desapercibido. La publicación de los procesos de selección de materias primas puede ser un buen argumento de venta para sus productos.

En general, ven unas perspectivas más favorables para las empresas japonesas que se beneficiarán de la reapertura de las economías de todo el mundo. Al mismo tiempo, los inversores pueden anticipar un repunte del gasto interno a medida que la vacunación se acelera y la economía japonesa se reabre al negocio.

Para los inversores, el sentimiento negativo que rodea a las Olimpiadas podría ser una buena oportunidad para explorar las numerosas y atractivas oportunidades que ofrece un Japón resistente.

[1] Bloomberg, 13 November 2020