Hay quien rechaza de plano la posibilidad de deflación y quien lo da por hecho. En cualquier caso, hay que estar listo para operar en un posible escenario de precios negativos y tener muy claro qué tipo de compañías y valores se pueden convertir en una buena inversión si nuestra economía acaba por encontrarse con una espiral de deflación. Pero antes de conocer nombres y sectores, conviene aclarar un poco la diferencia entre deflación y desinflación para tener algo más claro en qué escenario nos movemos o nos podemos mover.


Deflación frente a desinflación


La deflación es una bajada generalizada de los precios de los bienes y servicios que se asocia a ciclos de recesión económica. Para hablar de este fenómeno en un país tienen que darse técnicamente precios negativos durante dos trimestres consecutivos. La desinflación, en cambio, tendría que ver con una etapa en la que el crecimiento de los precios (inflación) se reduce, pero no llega a ser negativo. Esa es la teoría, en la práctica… el debate no hace sino intensificarse. Desde el propio gobierno, el secretario de estado de economía, David Vegara, señala que “es muy difícil que se registren tasas negativas de precios, si se dieran, sería por los efectos base del precio del crudo”. Un precio del crudo que se ha desplomado desde el tope de 147 dólares por barril de julio de 2008. Para resumir, la reducción de los precios que se está dando y que va a continuar previsiblemente sería temporal y concentrada en productos (energía y alimentos), lo que hace que, para el ejecutivo, debamos hablar de “desinflación” y no de la temida deflación.

Para Alejandro Martín, subdirector en España de Hanseatic Brokerhouse, “no hay que ser alarmista ya que se habla de deflación como si estuviéramos dentro de ella”. Martín asegura que hay que tener en cuenta que “las materias primas han caído mucho, que el petróleo seguramente vuelva a subir de cara a los próximos meses y que, aunque los tipos de interés hayan bajado bastante y el margen de actuación sea algo más limitado, aún se pueden aplicar medidas”. A todo esto habría que añadir que “la inflación ha bajado bastaste por la caída del precio de los transportes debido a la caída del coste de las materias primas”. Por ello, considera que “cuando el precio del crudo retome la senda alcista, posiblemente la inflación deje de bajar tan drásticamente”. También se muestra optimista Enrique Castro, analista de Banco Etcheverría, para quien “no entraremos en un escenario de deflación”. Destaca que “estamos viendo cómo los tipos de interés futuros descuentan subidas ligeras de tipos por lo menos estables en tres y seis meses, con lo cual, en principio, podríamos ver el mínimo de los precios a mediados de año”. En la misma línea, José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, recuerda que “una cosa es que los precios caigan y otra es que haya deflación”. Cree que las deflaciones o inflaciones son peligrosas cuando son persistentes en el tiempo, por ello opina que "el hecho de que veamos unos meses de caídas en un año en el que el petróleo ha distorsionado tanto es normal” (…). Para ver posibles deflaciones "tenemos que centrarnos en la inflación subyacente (ver cuadro) y, sobre todo, en el componente más estructural de precios que son los servicios”. En todo caso, para Díez, aunque el riesgo de deflación existe pero la probabilidad es escasa.

Evolución de la inflación en la UEM
Fuente: Eurostatr e IM

Pero hay quien ya se ha atrevido a augurar que España está abocada a la deflación: Standard & Poor's. La agencia de calificación destaca además que nuestro país “ha perdido su tradicional válvula de escape para recuperar competitividad en las crisis: la devaluación de la divisa”. Incluso desde algunos medios internacionales se apunta a que el riesgo de deflación afecta especialmente a nuestro país. Así, por ejemplo, The New York Times señala que “la combinación del creciente desempleo y la caída de los precios hace temer a los economistas que España se encuentre en la fase inicial de una deflación, la antesala de eventos como la Gran Depresión o la 'Década perdida' de Japón en los 90". Por su parte, Óscar Moreno, gestor de fondos de Renta 4, cree que “el escenario deflacionista va a ser cosa de dos o tres meses” pero destaca que “no albergamos ese panorama a largo plazo”. En todo caso, y al margen del debate sobre si caeremos o no en deflación, conviene estar alerta sobre cómo podemos actuar para invertir de acuerdo a este posible escenario.

Sectores y valores para combatir la deflación…

Pese a que Miguel Llorente, gestor de patrimonios de Capital at Work, descarta un escenario deflacionista en nuestro país, tiene claro que “en caso de entrar en ese hipotético contexto las compañías que más se beneficiarían son aquellas que tengan emitida bastante deuda porque se podrían refinanciar de forma más fácil”. Además, destaca, “un proceso de deflación también beneficiaría a todas las compañías financieras”.

Junto a ello, Morgan Stanley propone como salvaguarda del dinero de los inversores decantarse por compañías defensivas, tipo farmacéuticas (entre las que destaca Roche o Sanofi-Aventis) o de alimentación. Si echamos mano de la historia, las empresas que mejor se comportaron en el viejo continente entre 2001 y 2002 fueron las de consumo básico, no cíclico, como las de comida, bebida o tabaco. Y en Japón, entre los ejercicios 2000 y 2003 fueron las empresas de gas y electricidad las que mejor comportamiento mostraron. Esto nos lleva a fijarnos en nuestro país en compañías de sectores regulares y con concesiones del Estado, tipo REE o Enagás. Empresas que según Ignacio Cantos, director de inversiones de Atlas Capital, pueden ser útiles en un contexto de bajada de precios pese a que su beneficio esté ligado de forma inevitable a la inflación. “Sectores con una regulación fija, como es el caso de las eléctricas –destaca- tampoco deberían tener mucho problema”. Además de las utilities, este analista insiste en la idea de que “el sector bancario no debería comportarse mal así al igual que el farmacéutico, que ya de por sí, es un sector defensivo casi en todos los entornos porque cuenta con precios bastante regulados”.

Buena parte de los expertos entiende que los títulos más preparados para la deflación son aquellos con ingresos que se mantengan constantes y títulos de estructura flexible y apalancados, además de los que mayor margen tengan para absorber la bajada de los precios de sus productos. En este segmento estarían, por ejemplo, las compañías de telecomunicaciones como Telefónica. Mientras, desde Banco Etcheverría, Enrique Castro señala los valores que más sufrirían en un supuesto contexto de deflación: el sector manufacturero y de distribución. En todo caso, José Lizán, analista de Nordkapp, deja claro que…si llega la temida deflación “ningún valor vendría bien para nuestra cartera porque es el peor escenario que podemos tener”. “No apostamos por él, hay síntomas de recuperación y lo hemos visto en emergentes como en Brasil”. El ciclo de “materias primas descuenta que no será así, el crudo en 50 dólares se ha estabilizado y tiene pinta de romper al alza y no a la baja”. Además “en China el consumo podría dirigirse a materias primas y éstas podrían subir”. Confiemos en que las previsiones optimistas se confirmen.