El modelo de suscripción comenzó a mediados del siglo XIX, cuando a cambio de un importe se podía recibir una publicación de manera periódica. En 1942, sus principios fueron apuntalados por Joseph Schumpeter en su Teoría Económica de la Innovación. En los 90, llegaron los Paquetes de Microsoft Office en los que pagábamos una licencia con una duración determinada. Desde entonces, el modelo ha ido evolucionando junto a la tecnología para adaptarse prácticamente a cualquier tipo de producto o servicio. Actualmente existen suscripciones a casi cualquier cosa: cosmética, moda, libros, vinos... y es ahí donde las subcronomics han encontrado su hueco. 

Claves de la economía de suscripción

En este modelo, existen algunas ventajas para el suscriptor: 

  • Se diluye el momento de pago y el umbral de toma de decisiones: no hay que hacer frente a mensualidades, ya que el pago se concentra en un momento del año. Así el suscriptor no tiene que pensar cada mes si renueva o no la suscripción, llegando incluso a olvidarse de lo que tiene contratado hasta que toca renovarlo. A largo plazo, además, es más económico hacer un único pago anual, por lo que suele salis más rentable.

  • Consumo ilimitado: a diferencia de otros sistemas, la suscripción te ofrece un consumo sin límites por una tarifa fija. Si tienes contratada una plataforma de streaming, por ejemplo, no hay límite en las series o películas que puedes ver.

  • Personalización: las suscripciones suelen estar personalizadas a los intereses de los suscriptores. Las diferentes plataformas ofrecen paquetes diferenciados para amantes del cine, las series, los deportes.... que permite al consumidor contratar lo que más se ajuste a sus gustos y no sentir que está pagando por algo que no quiere consumir. 

  • Reducción de precios: ¿te imaginas cuánto costaría tener la discografía completa de Queen o Justin Bieber? Seguro que sería mucho más caro que disponer de una suscripción a alguna plataforma de streaming musical que te permite, por una cantidad al año, disfrutar de un bien o servicio por menos de lo que te costaría adquirirlo. 

También existen algunas ventajas para las empresas: 

  • Disposición de ingresos recurrentes: que permiten a los equipos financieros contar con mayor previsión y organización, especialmente en momentos de incertidumbre. 

  • Mayor posibilidad de fidelización: a un suscriptor habituado a disfrutar del servicio es más fácil fidelizarlo. Además, la tecnología y la legislación permiten recoger datos de la experiencia de usuario para mejorarla.

  • Mayor proyección a largo plazo: sobre todo en el ámbito de las startups, el número de suscriptores es una de las varas de medir que más pesa a la hora de invertir. La facturación o el número de clientes ya no pesan tanto como el número de suscriptores, que, a la larga, garantizan unos ingresos estables a la compañía, permitiendo mayor capacidad de innovación o previsión. 

Larga vida a las suscripciones

Las previsiones del banco de inversión GP Bullhound apuntan que de cara a 2022 la facturación por suscripción en el mundo puede alcanzar los 126.000 millones de euros, según recoge El País en este artículo. Tomando en cuenta el desembolso anual de 82,24 euros por cada teléfono móvil que hay en Estados Unidos y de 28,78 euros por los teléfonos del resto del mundo. En los próximos 15 años, la estimación del crecimiento del modelo de suscripción oscilará entre un 10% y un 15%, indica el mismo medio.

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